De nuevo, era de madrugada, y el silencio de la noche era interrumpido por los llantos de su bebé.
Cómo cada noche, se levantó de la cama y caminó por el pasillo, hasta llegar a la habitación del bebé, y encontrarse con esa escena:
Su esposa, la mujer a la que más había amado en su vida, mecía a su hijo que no dejaba de llorar.
Sería sin duda una imagen preciosa...
Si su mujer no llevara un año muerta.
Esos ojos no eran los amorosos y radiantes iris de los que se enamoró, esa aura no era la que su amada Mine desprendía... Esa no era su amada.
Profunda oscuridad y una opresión en el pecho lo golpearon de frente, antes de hacerlo abrir los ojos, volviendo del plano onírico, para escuchar los desesperados llantos de su pequeño.
De inmediato corrió hasta la habitación, encontrando al bebé de casi dos años, llorando en su cuna.
Encendió la luz, y se acercó para sostenerlo en brazos, revisándolo como ya se había vuelto costumbre, hallando rasguños en su piel.
De nuevo, el niño lloraba aterrorizado, aferrándose a él tan fuerte como sus pequeños brazos se lo permitían.
— Tranquilo, Shura.- Murmuró, acariciando su espalda.- Ya todo está bien... Todo estará bien.
De nuevo, su pequeño estaba ardiendo en fiebre. Sabía que debía moverse y llegar a un hospital, la temperatura no iba a ceder.
[...]
La sensación de impotencia era desquiciante. No sabía qué estaría sufriendo su hijo, no sabía si lo volvería a ver...
Esa pesadilla había comenzado desde que su esposa falleció en un desafortunado accidente de tráfico, cuando Shura tenía tan solo seis meses de nacido.
El día del accidente, él se encontraba con su pequeño, cuidandolo, esperando que su esposa volviera del trabajo para cenar juntos... Pero ella nunca volvió.
Solo recibió una llamada, informándole que ella había perdido la vida tras ser arrollada por un auto que perdió el control.
No pudo hacer nada por ella. No podía hacer nada más que seguir él sólo, cuidar de su hijo y darle todo el amor que podía. Tal y como Mine habría querido.
Por desgracia, no pasó más de una semana de la sepultura de su esposa, cuando Shura comenzó a despertarse de esa forma y él a tener esos sueños.
Al inicio trató de atribuirlo al proceso de duelo por su pérdida, pero entre más tiempo pasaba, más difícil era mantenerse calmo.
Shura, que había sido un bebé bastante fuerte y sano, repentinamente comenzó a enfermarse, cada vez con más frecuencia, al grado de llegar a ser hospitalizado dos veces en menos de un año. Además de que, no importaba si era en el hospital o en casa, siempre despertaba con marcas de rasguños en todo su pequeño cuerpo.
Sabía que eso no era normal, sabía que algo estaba ocurriendo, y que si no hacía algo, iba a perder a su pequeño. Pero no tenía la menor idea de qué hacer.
— ¿Todo bien?
— Tan bien como se pueda estar en lugares como este.- Respondió a la pregunta del hombre que se sentó a su lado en la sala de espera.
— Disculpe si molesto. Es solo que estos lugares ponen nervioso a cualquiera durante la noche.- Mencionó el desconocido de cabellos violeta.- ¿Cuál fue su emergencia?
— Mi hijo...- Suspiró.- Lleva meses con muchas recaídas.
— Lamento escuchar eso.- Respondió.- Por cierto, mi nombre es Kardia.
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Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]
Fiksi PenggemarUn brujo vidente en la era moderna, encargado de buscar y neutralizar amenazas paranormales con ayuda de su espíritu familiar. ¿Qué aventuras les esperan a esta peculiar dupla de cazadores?