Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]

12. Duendes

El día de limpieza del hogar era una de las cosas más relajantes para él, especialmente aquella habitación repleta de figuras de duendes de todo tipo y tamaños. Desde las que medían apenas unos centímetros, hasta las que rebasaban cincuenta centímetros de alto.

— Buenos días, chicos.- Dijo con una sonrisa el joven de cabellos violeta.- Shaka volverá en unas horas, pero mientras, debemos limpiar un poco.

Ni siquiera él comprendía porqué siempre les hablaba a esas figuras como si pudiesen entenderle, mucho menos porqué sentía en su interior que a veces le respondían.

— Vaya que mantienen limpio su cuarto.- Señaló, apenas pasando un sacudidor.- Hacen un gran trabajo todos, chicos.

Al inicio la peculiar colección de Shaka le pareció extraña, pero decidió darle una oportunidad y contemplar con sus propios ojos a todas las figuras. Inesperadamente, desde el primer momento, sintió una enorme paz y tranquilidad en esa habitación.

Era como si esos duendes estuvieran vivos y fueran amigables, como si desde el inicio le dieran una cálida bienvenida a su hogar... Sí, quizás Shaka ya le había contagiado sus extrañas manías, pero después de dos años poco le importaba.

Podía pasar horas en esa habitación, hablando con las figurillas, contándole sus preocupaciones, incluso de las discusiones que llegaban a surgir de vez en cuando, y siempre salía de mejor humor y con la mente más clara.

— ¡Milo, ya regresé!

Al escuchar la voz de Shaka, anunciando su retorno, esbozó una sonrisa, se despidió de las figuras, y salió de la habitación para ir hasta la sala a recibir a su amado.

— ¿Qué tal el día en el trabajo?

— Normal, como siempre.- Respondió con una sonrisa el rubio, dejando un corto beso en sus labios.

— ¿Qué traes ahí?- Cuestionó Milo al ver la bolsa de papel que cargaba Shaka.

El blondo sonrió, para extraer el contenido de la bolsa y mostrárselo. Milo solo soltó un respingo y retrocedió un par de pasos al verlo.

— ¿Pasa algo?

— Yo... ¿Qué es eso, Shaka?

— Un duende.- Dijo, encogiéndose de hombros.- Lo ví en un mercado ambulante mientras volvía a casa, y decidí comprarlo. ¿No te gusta?

— Es un poco... Extraño.

Ese duende era muy diferente a los que tenían en la colección. Su piel era de color azul verdoso y oscuro, delgado, de ojos negros, nariz larga y una inquietante sonrisa, con un agujero en la mano izquierda, pantalones marrones y un gorro rojo.

No entendía la razón, pero a diferencia de los otros duendes con los que convivía a diario, ese le inspiraba un miedo inexplicable.

— Relájate, es solo un muñeco más.- Súper Shaka, besando su frente al notar su reacción.- Lo dejaré con los demás, y problema resuelto.

Milo solo asintió, intentando no darle importancia. Quizás solo se estaba sugestionando y esa figura no tenía nada de anormal.

El día casi había llegado a su fin y seguramente Shaka ya tenía hambre, además, cocinar algo probablemente le ayudaría a distraer su mente de ese aterrador duende. Así que fue directo a la cocina para empezar los preparativos.

Conociendo a Shaka como lo conocía, sabía que el rubio tomaría un baño y se pondría cómodo antes de bajar a cenar. Así que no le sorprendió escuchar la puerta del baño abrirse y después el sonido del agua cayendo en gotas, y puso toda su atención en la cena.