11. El hombre sombra

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Desde que podía recordar, su vida siempre había sido así. Siempre había contado con la capacidad de ver criaturas y seres invisibles a los ojos de la mayoría.

Podía escuchar sus voces, hablar con ellos, ver su apariencia... Sin embargo, sus capacidades terminaban en eso. Nunca tuvo ningún otro tipo de cualidad, nunca se esforzó en aprender algún tipo de mancia, ni otro tipo de arte mágico. Ya se sentía lo suficientemente agobiado y perseguido, observado todo el tiempo, como si algún ente lo siguiera a todos lados, no necesitaba ni quería correr más riesgos... Menos después de la traición ocurrida hace más de una década.

Esa fue la gota que colmó el vaso para él, y lo hizo buscar alejarse de ese submundo tanto como fuera posible, fracasando irremediablemente sin la ayuda de su familia.

Le llevó varios años, pero consiguió librarse casi por completo de su capacidad para ver, escuchar y hablar con seres de otros planos. Ahora solo los llegaba a ver de reojo en pocas ocasiones.

Sin embargo, esa sensación de ser siempre seguido y observado jamás se fue. Solo se hizo lo suficientemente tolerable, al menos por unos años.

En cuanto su esposa quedó embarazada, esa sensación aumenta drásticamente, pero ahora no fue el único afectado.

Su esposa tuvo un embarazo extremadamente complicado desde el comienzo, en el que padeció diversas enfermedades y accidentes, además de ser atormentada por innumerables pesadillas a diario.

Fue frustrante verla sufrir de esa manera y no ser capaz de ayudarla, menos sabiendo que él era indirectamente el culpable. Incluso sugirió la interrupción, llegó a rogarle a ella por no continuar con ese embarazo, pero a pesar de todos los problemas, ella siempre se negó.

Habían pasado años buscando ser padres, pero no quería hacerla sufrir y arriesgarla de esa forma...

Esos meses fueron los más horribles de su vida. Ella se debilitaba cada día más, no había día ni noche en la que no sufriera horribles pesadillas al cerrar los ojos, su salud nunca parecía tener mejoría... Y él no podía hacer nada.

Llegó a ser tan desesperante la situación, que no tenía cariño alguno por ese bebé. Sentía un enorme rechazo hacia él, no quería estar cerca en ninguna de las ecografías, ni sentir sus movimientos en el vientre de su esposa... Sabía que le causaba un terrible dolor a ella, pero simplemente no podía querer a ese niño.

Se arrepentía de haberse deshecho de sus habilidades mágicas, de no haberlas desarrollado, de no haber aprendido otras magias, de haberse alejado de su familia... Si no hubiera sido un cobarde, quizás el final habría sido diferente. Quizás pudo haberla salvado.

Pero no pudo hacer nada.

El parto se complicó al grado que no pudo verla, despedirse no saber nada de ella, hasta que el doctor apareció para darle la noticia algunas horas después.

— Lo lamento mucho, señor.

Solo pudo gritar y llorar por el dolor y la frustración. No soportaba su pérdida, jamás podría perdonarse no haber podido salvarla, mucho menos haberle causado tanta angustia...

El día del funeral, como si el cielo lo acompañara en su dolor, la lluvia cayó por horas, dando una imagen aún más dolorosa a la tumba donde dormía su amada.

— Lamento tu pérdida.

Reconoció esa voz sin necesidad de observar a su emisor, pero ni siquiera se molestó en voltear a verlo. No quería hablar nada, menos con alguien del pasado que juró olvidar.

— Manigoldo...

— ¿Qué haces aquí, Asmita?- Cuestionó a su pariente, sin girarse a verlo.- ¿Viniste desde Grecia para echarme en cara las consecuencias de mi estupidez y cobardía?

Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora