19. Ese no es mi perro

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El viaje por carretera desde la ciudad hasta la casa de campo que habían alquilado por una semana fue bastante largo y agotador, pero consiguieron llegar.

El pequeño y el perro que habían llevado con ellos bajaron del vehículo y corrieron emocionados directo a la casa, saltando de la emoción por todo el patio, mientras ellos se encargaban de bajar el equipaje.

Aparentemente, todo estaba bien, pero una ligera sensación de inquietud y nerviosismo no lo dejaban en paz, y fue bastante obvio.

— ¿Estás bien, Mu?

— Sí, Alde.- Respondió, intentando sonreír.- No es nada.

— Cariño, sé que aún estás algo nervioso por ese incidente, pero ya pasaron casi dos años.- Le recordó el castaño, abrazándolo.- Todo estará bien.

— Quiero creerlo, Alde. Pero siento que algo como esa cosa va a aparecer en cualquier momento.- Suspiró con pesar.- No es fácil olvidar algo como eso.

— Lo entiendo, amor.- Asintió.- Ha sido complicado, pero poco a poco, lo hemos superado juntos. Kiki no está sólo, ahora nos tiene a nosotros, y todo estará bien. Un incidente como ese en la escuela no volverá a pasar.- Añadió.- Así que tranquilo, ¿de acuerdo?

Mu soltó un suspiro, y asintió, mostrando una ligera sonrisa, antes de abrazar a Alde y besar sus labios con suavidad.

Quizás él tenía razón, y nada malo pasaría. No había ocurrido nada fuera de lo común desde hace casi dos años, ¿por qué pasaría ahora?

Debía superar ese incidente, aprender a vivir con ese recuerdo, y continuar con su vida. No podía pasar el resto de sus días encerrado en su casa todo el tiempo posible, saliendo solo para lo estrictamente necesario, y temiendo a todo.

Era hora de dejar el pasado atrás.

Con ese pensamiento en mente, pasó el resto de la tarde en el patio jugando con una pelota con su pareja y el pequeño que tenían bajo su custodia desde el lamentable fallecimiento de su madre, y el viejo pastor alemán que habían adoptado tras encontrarlo vagando por las calles, buscando comida en la basura hace un año.

El bosque era muy tranquilo y relajante, el solo hecho de caminar entre los árboles brindaba una sensación cálida y agradable, propia del verano en pleno apogeo.

Sabían que había algunas casas a un par de kilómetros, así que pensaron que era buena idea ir a explorar un poco. Si se desorientaban, no habría ningún peligro de todos modos. Aunque Mu sí que se llevó una enorme sorpresa en medio de su caminata familiar.

— Ustedes...

— ¿Se conocen?- Preguntó Alde tras observar la forma en que Mu observaba a las dos personas que habían encontrado.

— Algo así.- Respondió el rubio.- Digamos que dimos aviso a la policía del incidente en la escuela hace un par de años.- Añadió.- Soy Asmita, por cierto. Y él es Kardia. Ese día no pudimos presentarnos adecuadamente.

— Ni que lo digas...- Suspiró Mu, abrazándose a sí mismo.

— ¿Están acampando?- Preguntó Kardia.- ¿O qué los trae por estos rumbos?

— Vacaciones familiares.

— Vaya coincidencia.- Exclamó con una sonrisa el íncubo.- Nosotros vivimos por aquí. Si necesitan ayuda con algo, pueden llamar. Las instalaciones eléctricas y el servicio de agua fallan de vez en cuando en las casas de alquiler, pero nada imposible de solucionar.

Aldebarán le agradeció a Kardia con una sonrisa confiada, mientras Asmita conversaba un momento con Mu. Ninguno esperaba volver a verse después de ese incidente, y descubrieron que tenían el mismo presentimiento.

Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora