Cazadores de luces y sombras [#Deathween2024]

6. La mujer del espejo

Dos adolescentes solos en casa durante una noche oscura y sin estrellas ni luna en el firmamento. En un cuarto de baño, frente a un espejo, una navaja y unas velas negras como única fuente de luz en toda la casa.

— Esto es una estupidez, Kanon.- Bufó el gemelo mayor.- ¿Qué demonios crees que va a pasar?

— Ese es el punto.- Replicó el gemelo que sostenía la cámara de video.- Como cazadores de mitos es nuestra misión investigar si este tipo de cosas son reales o no.

— Lo único real aquí es tu estupidez.

— Bueno, si tan falso es, demuéstralo.- Retó con una sonrisa, dejando la cámara sobre un tripié.- Recuerdas los pasos, ¿verdad?

El gemelo mayor volvió a bufar, asintiendo.

Tomó la navaja, y con la hoja hizo un pequeño corte en su dedo, haciendo emerger la sangre frente a la cámara que seguía filmando todo.

El siguiente paso fue comenzar a escribir en la superficie del espejo las dos palabras que el ritual demandaba.

— Bueno, ya es medianoche.- Mencionó Kanon al revisar la hora.- Nos vemos en un minuto si es que es falso.

Después de eso, el gemelo menor salió del baño, llevándose con él la navaja, dejando sólo a su hermano en el baño, frente al espejo.

Saga solo rodó los ojos, y en cuanto Kanon salió, tomó una de las velas negras, iluminando su rostro. No entendía cómo alguien podía creer en esas tonterías, peor aún, cómo Kanon siempre lograba convencerlo de participar en sus estúpidos experimentos.

En fin... Entre más rápido hiciera ese ritual y lo desmintiera, más rápido podría irse a dormir. Así que comenzó a pronunciar las palabras que supuestamente invocarían a un espíritu en el espejo.

— Bloody Mary...

Apenas pronunció esas palabras por primera vez, sintió un ligero escalofrío, pero seguramente solo se estaba sugestionando. Así que continuó.

— Bloody Mary...

En la segunda ocasión, escuchó el ruido de algo caerse, pero quizás solo era Kanon intentando asustarlo.

— Bloody Mary.

En la tercera ocasión, todas las velas se apagaron, y sintió como si un viento helado lo golpeara de frente. Las puertas del estante sobre el espejo y la gaveta bajo el lavamanos se abrieron de golpe y las cosas ahí resguardadas salieron disparadas fuera.

Todo ese ruido, junto al fuerte grito que escapó de su garganta por el terror, fueron suficiente para alertar a Kanon.

— ¡Saga!

Escuchó la voz de su hermano y cómo intentaba abrir la puerta lo impulsó a buscar escapar de ahí, pero de una forma inexplicable, las velas frente al espejo se volvieron a encender... Eso fue aún peor que la oscuridad.

Una mujer cubierta de sangre y con los ojos hundidos lo miraba fijamente con una profunda ira, antes de abrir su mandíbula de forma inhumana y lanzarse contra él.

De nuevo, solo pudo gritar de terror, pensando que sería su fin.

— ¡Saga!

Por suerte, Kanon consiguió abrir la puerta y encender las luces justo a tiempo, provocando la desaparición del espectro.

— ¡¿Qué fue lo que pasó?!

Kanon lo sacudía aún en el suelo del baño, intentando hacerlo reaccionar, pero nada... Simplemente fue incapaz de obtener una sola palabra de él.