Capítulo 35: Fue un gusto conocerte.

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Domingo 14 de mayo

8:14 am

Han pasado unos días luego de la investigación, había conseguido mucha información en esa noche, y debía seguir buscando, al parecer Camilo había cometido algunos delitos en Venezuela, pero era muy extraño que lo aceptarán en Francia con esos delitos cometidos en otro país, y él no era francés, y aunque lo fuera no lo aceptarían de nuevo.

Hoy en la noche tenía la pasarela más importante de mi vida, aunque era algo pequeño todo el mundo lo verá en vivo, tendría que caminar con unos tacones un poco incómodos y un traje pesado, no tenía miedo solo inseguridad en verdad, el desfile sería de noche así que esta tarde debía ir a la academia a practicar la salida y todo al respecto.

Estaba un poco preocupada, tenía muchas cosas en mente y también debía trabajar, últimamente he seguido en mi trabajo en la cafetería, he aprendido mucho también y en unos días me pagarán mi primer sueldo en Francia, Aidan y yo teníamos pensado dejar el hotel el lunes para alquilar un departamento, debíamos hablar y planificar todo.

Aidan siempre me ha ayudado en estas cosas, y siento que debo ayudarlo económicamente aunque él sea millonario.

Estando en la cocina terminando mi desayuno me puse a pensar, Max estaba en Venezuela con su novia y sus hijas, mi abuela estaba en el cielo junto a mi padrino y otros familiares, mis padres solo querían quitarme dinero por el simple hecho de darme la vida.

¿Y yo? En Francia con un chico que conozco desde mi infancia sin saber si se va un día y me deja sola en un país que no conozco, el miedo invadía mi mente cada vez que podía, entraba en mi cerebro y me llenaba de inseguridades, eso no es justo.

Hoy tenía un turno de 8:30 a 4:50 de la tarde, y Marsella (compañera de trabajo) solo me acompañaría hasta las 12 del mediodía, justo antes de la hora del almuerzo.

Entonces trabajaría sola unas 4 horas, sin que Marcella me ayudara a entender que querían los clientes, debía buscar una manera de entenderlos por mi cuenta.

En los pocos minutos que me quedaban antes de que Aidan pasará a buscarme decidí escribir en una libreta pequeña lo que tal vez me dirían los clientes en francés y su traducción al español.

Después de escribir unas cuantas frases decidí acomodar el pequeño desorden que tenía en mi cama y dejarle todo acomodado a la señora de limpieza, busqué mi moral y metí todo lo necesario para el día de hoy.

Busqué una chaqueta de cuero y me la puse, había un clima muy frío así que no moriría de frío en el trabajo.

Después de unos minutos Aidan me llamo para que bajara.

Al llegar al estacionamiento ahí estaba su auto de lujo, esta vez se trataba de un McLaren P1, era de su padre y pasó por manos de sus hermanos antes de llegar a él, el auto era hermoso tenía un tono naranja suave, sin ser tan llamativo, se veía nuevo de paquete y para mí lo era, mis ojos brillaron al verlo, desde pequeña siempre me gustaron los McLaren, aunque mis favoritos son los Ferrari.

Aidan: ¿Te gusta mi nueva adquisición? - preguntó sonriente mientras me miraba con cariño-
Nicole: es hermoso, no pensé que estaba aquí en Francia, cariño - dije subiendo al auto con cuidado -
Aidan: te daré una vuelta antes de llevarte al trabajo, se que siempre quisiste estar en un auto así.

Aidan siempre buscaba la manera de hacerme sonreír, así estuviéramos enojados él lo hacía.

Arrancó su auto y me llevo a unas calles muy hermosas de Francia, tenía un estilo muy colonial, y había mucho a donde mirar, en ese momento tuvimos una conversación mientras él conducía, planeamos a futuro y teníamos pensado al menos la mitad de lo que haríamos.

Después de un par de vueltas por esas calles, Aidan me llevo al trabajo, todo el mundo miraba su lujoso auto, y quien no lo miraría, es un McLaren.

Aidan: te vendré a buscar a las 8:40, te espero el tiempo que sea necesario
Nicole: gracias cielo, adiós
Aidan: suerte en el trabajo linda

Me despedí de él con un cálido abrazo y empecé a caminar hacia la cafetería, Marsella estaba esperandome en la puerta y al verme me saludó con alegría, ella dominaba un poco el español y me dijo que si Aidan era mi novio, le respondí a su pregunta que si, en pocas palabras me dijo que yo era muy afortunada, "ay Marsella, si supieras todo lo que sufrí para llegar aquí"- pensé.

Recuerdo un poco que en mi infancia siempre había restricciones, pero más abundaban las peleas, siempre habían  caras molestas en la casa, y por más que hiciera de todo para que estuvieran felices, solo acababa cansada con mis ojos hinchados de tanto llorar.

El cansancio mental me agobiaba todos los días, era como un fantasma que todas las noches me visitaba para atormentarme, y no era muy bonito eso, siempre sentí que vivía para alguien más, para Max, para mis padres ausentes o cualquier persona, siempre trataba de hacer todo bien para poner felices a los demás.

Pero la pregunta radica aquí, ¿y mi felicidad donde la dejaba?.

El mismo fantasma que vivía en mi mente siempre llegaba a una hora fija, y los malos recuerdos venían en su equipaje, siempre que estaba cansada y con ganas de llorar el llegaba, me ponía los ánimos por el piso y al lograr su objetivo se iba, pero algún día, algún día estaba segura de que se iría de mi mente, solo que necesitaba ser fuerte y decirle adiós.

Pero la fuerza también abandonaba mi cuerpo como una persona a la que quería mucho, no era justo pero, en un día de estos por fin hablaré con el fantasma, y con los puños cerrados y mucha fuerza le diré...

Nicole: fue un gusto conocerte, pero la que manda en mi cuerpo soy yo. -dije y cerré mis ojos mientras soltaba el suspiro que tanto aguanté -

Estando en el baño de la cafetería por fin había dejado ese miedo atrás, ¿o eso creía?


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