❧ ༒︎ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔.54 ༒︎ ❧

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Entraron en la cabaña del consejo. El Alfa, el Beta y la Luna voltearon para ver quién interrumpía, sin previo aviso, su reunión. Zhan y Yibo hicieron una reverencia.

- ¿Qué hacéis aquí? - preguntó Jianmin.

Yibo se acercó a la mesa y sacó de su cesta el cepo metálico. Un sordo y pesado ruido hizo eco en la sala cuando la trampa cayó sobre la tabla.

- Hemos encontrado esto.

- Huele a sangre - obvió el segundo al mando.

- Así es. Rescaté a una cierva que había quedado atrapada.

- Gracias por encontrar la trampa - Jing Tong suspiró -. Hacemos todo lo posible para desmantelar todas, aunque siempre se nos escapan algunas. Son un peligro para nosotros y para el resto de animales del bosque.

- Lo sé. A mayores, este tipo de trampa es ilegal.

- ¿Ilegal? - preguntaron los tres mayores al unísono.

- Así es. Las leyes prohíben su uso, precisamente por el peligro que conllevan. No sólo para los habitantes de los bosques, también para los propios humanos. No son prácticas selectivas, todo lo contrario. Nunca sabes quién va a activar este tipo de trampas. A mayores, van en contra de la ley de protección del medioambiente y de algunas especies protegidas.

- ¡Ja! ¿Leyes humanas? - comentó la Luna con sarcasmo.

- Sí. Esas leyes existen, aunque para ello, se necesitan pruebas. Como os conté, hubo un tiempo en el que estudié para ser guardabosque. Ahí aprendí lo necesario sobre las leyes de protección de los entornos naturales. También entré en contacto con personas dedicadas e implicadas en ello. No todos los humanos son como los cazadores. Existen sus contrarios. Personas que hacen todo lo posible por denunciar este tipo de prácticas, la caza furtiva y por proteger la flora y fauna de los bosques y parajes naturales. Sin embargo, obtener pruebas es una tarea ardua y difícil. Por eso, me gustaría pedir ayuda a la manada. Tengo un amigo que está trabajando para que quiten la licencia de caza en este lugar. Si logramos encontrar...

- ¿Hablas de un humano? ¡Yibo! - exclamó su tía - ¿Cómo puedes confiar en ellos?

- Porque los conozco, Luna.

- Me opongo totalmente.

- En ese caso, dime. ¿Cómo piensas traer la paz y la tranquilidad a estas tierras?

- Llevamos doce años de paz.

- ¿A esto lo llamáis paz? ¿A vivir escondidos y con miedo? ¿A caminar con cuidado de no caer en una trampa? ¿Ver como día a día nuestro alimento disminuye? Los animales cada vez son menos y muchas especies han emigrado a otros lugares. La biodiversidad se está desequilibrando y yo mismo vi el miedo que genera la palabra "cazador" en todos y cada uno de los miembros de la manada. ¿Vivir con miedo es vivir en paz?

El silencio fue la única respuesta que recibió. En realidad, Yibo tenía razón, sin embargo, ninguno deseaba tener nada que ver con los humanos, por buenos que fueran. A lo largo de los años, habían aprendido a desconfiar y esa desconfianza se arraigó entre ellos muy profundamente. Zhan fue el primero en romper ese silencio.

- Sé lo que estáis pensando. Ninguno desea hacer tratos con los humanos. Yo el primero. Aunque hay algo que sí sé y es que confío en él. ¿Qué otra opción tenemos? Algún día nos encontrarán. Hace tres meses por poco nos localizan. Por fortuna, Yibo supo alejarlos. ¿Y si para la próxima no tenemos tanta suerte?

- Si no la tenemos, los enfrentaremos - dijo el Beta -. Somos fuertes y podemos acabar con esos simples humanos.

- ¿Seguro? - preguntó Yibo alzando una ceja - ¿Tan poca memoria tenéis? ¿Ya habéis olvidado lo que sucedió en la Luna de Sangre? ¿O la masacre de la manada Sol? Aún así, aunque pudiéramos contra los humanos y sus armas. ¿Estáis dispuestos a sufrir más bajas? ¿A ver la sangre de los nuestros teñir de rojo la tierra? ¿A hacer sufrir a la manada?

Los tres bajaron la cabeza. Nuevamente, el joven omega decía la verdad. Una dolorosa y aplastante verdad. Habían sufrido mucho por culpa de los cazadores y no deseaban más guerras.

- ¿Qué propones, pequeño? - preguntó Jianmin.

- Me gustaría poder reunir a los líderes de los clanes. Necesito la ayuda de toda la manada. Los cazadores han estado borrando pruebas incriminatorias. Es más, tienen gente en los juzgados y también en la policía medioambiental local. La gran mayoría están comprados y el resto, hacen la vista gorda. Para poder echarlos de aquí, necesitamos pruebas contundentes.

- Está bien, organizaré una reunión. Confío en tu buen criterio, Yibo. Hasta ahora has demostrado tener un juicio certero. Os informaré en cuanto esté todo listo.

- Gracias.

Ambos les hicieron una reverencia y abandonaron el lugar. Zhan agarró la mano de su pareja. La admiración que sentía por él, crecía día a día. La propuesta parecía algo descabellada a los ojos de los licántropos, sin embargo, sabía que lo que había dicho Yibo era la solución más factible. Sería una guerra fría en la cual no sufrirían bajas. No sólo tenía buenas ideas, sino que también demostraba cuánto le importaba su manada. No se equivocó al decir aquella primera mañana que sería una buena Luna. No sólo una buena Luna. También una que traería la verdadera paz a la manada.

- ¿Qué es eso lo que tanto piensas?

- ¿Eh? - Zhan regresó a la realidad - Pensaba que estoy muy feliz por tenerte a mi lado, Yibo. Recordaba la mañana en la que te encontramos. Yubin dijo que eres valiente y yo pensé en que serías una buena Luna. Hoy me doy cuenta de que estaba equivocado - lo miró -. No solo eres una buena Luna. Eres la mejor Luna que ha podido tener la manada a lo largo de estos siglos. Eres excepcional, mi amor. Cada día te admiro y te amo más. Gracias por ser mi mate.

- Zhan... - se abrazó a él lleno de emoción - Gracias a ti por apoyarme y quedarte a mi lado. Eres tú el que me da el valor de seguir adelante. Eres lo que siempre soñé y también un gran alfa. Serás el mejor Alfa que haya tenido manada. Cada día soy más feliz a tu lado. Te amo, mi vida.

Yibo rodeó su cuello con los brazos y posó los labios en los contrarios. Un beso dulce y tierno para expresar todo su amor y agradecimiento. Era cierto que Zhan se había convertido en su motor y su razón principal para ser mejor. Quería ser feliz y vivir libre a su lado. Por consiguiente, deseaba lo mismo para su familia y amigos.

Zhan lo miró lleno de amor. Soñaba con poder vivir a su lado y crear una hermosa familia con él. Era su destinado, mas su amor era genuino. Aunque la Luna no lo hubiera dispuesto así, se habría enamorado de él igual. Era la persona perfecta para él. Su mejor compañero y su complemento ideal.

- Yo también te amo.

- Vamos a descansar. Hoy ha sido un día largo.

Los dos caminaban abrazados hacia su casa. Yibo se notó extrañamente ligero, entonces cayó en la cuenta de un pequeño detalle.

- ¡Mierda! ¡Yubin! Me olvidé de su recado por completo.

Luna nueva Luna creciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora