Sus ojos se vieron deslumbrados por una intensa luz. Poco a poco fue adaptándose a ella. Estaba en una habitación muy ordenada, amplía y limpia. Frente a él, vio la espalda de un hombre joven que estaba apoyado en la ventana mirando el cielo nocturno. Un poco más alto que él, con el cabello negro y largo y una túnica azul claro.
- ¿Vuelves a pensar en ello?
Yibo miró a su derecha. Otro hombre de pelo castaño y largo, un poco más bajo que el moreno, y de mirada seria afilada, estaba apoyado en el marco de la puerta con los brazos y las piernas cruzadas. Movía su cabeza de lado a lado. Suspiró lleno de preocupación.
- Hoy sería su 19 cumpleaños.
El otro hombre se acercó al moreno y posó su mano en su hombro.
- Hai... ¿Cuándo piensas dejar eso en el pasado?
- Sabes que no puedo, Chengcheng. Jamás me perdonaré. Le fallé a mis padres. No cumplí con mi promesa - las lágrimas mojaban su rostro.
- No es tu culpa. Deja de martirizarte.
- ¡No digas eso! - Hai Kuan se soltó del agarre y se sentó en la cama, con los codos en sus piernas y su frente apoyada en las manos -. No intentes quitarme la culpa. Eso me hace sentir peor. Si no fuera por mí, Yibo seguiría vivo. Prometí cuidarlo. Aquella noche y todas las anteriores desde que supe que tendría un hermanito. Nunca debí soltarlo.
El castaño se sentó a su lado, suspiró, esta vez con resignación. Pasó un brazo por los hombros de Hai y lo atrajo hacia él.
- Tienes razón. Hiciste una promesa y no la cumpliste. Deberías haberte aferrado a él y protegerlo como su hermano mayor. Era un recién nacido, un ser vulnerable. Incapaz de defenderse de una mosca y tú lo dejaste solo, a su suerte.
Hai Kuan lloraba abrazado al omega. Yibo lloró con él. Quería decirle que estaba vivo, que no llorara más, pero sabía que era inútil. Era un espectador, sólo podía observar y llorar con él.
- No voy a negar los hechos, sin embargo, eso está en el pasado y ya no se puede hacer nada por cambiarlo.
- Desearía hacerlo.
- Hai... Aunque tienes razón, piensa bien. Eras un niño que acababa de ver como sus padres eran cruelmente asesinados. A parte, tú no dejaste a tu hermano. Tu tío te sacó de ahí para salvarte.
- ¡Debería haberlo salvado a él!
- Y él también carga con esa pena. Sin embargo, no es culpa de nadie. En caso de haber culpables en esta historia, son los cazadores que vinieron a masacrarnos, no nosotros. Fueron momentos muy dolorosos y caóticos. Yo también estuve presente y lo vi todo. Aún recuerdo aquellos momentos como si fueran ayer y también recuerdo a un niño de 5 años que, entre gritos y lágrimas, intentaba escapar para ir a salvar a su hermano. No lo abandonaste, simplemente fue así como sucedieron los acontecimientos. Los designios de la Diosa son inescrutables. Sólo ella conoce los verdaderos motivos de lo sucedido.
- Puede que la Diosa tenga su propio plan y que todo haya sucedido por algo, sin embargo, eso no me consuela. Perdí a mis padres y abandoné a mi hermano. Esa noche me perseguirá hasta el día de mi muerte. Soy incapaz de olvidar, Chengcheng. Es más, ni tan siquiera deseo hacerlo.
Las lágrimas se derramaban de sus ojos como cascadas. Yibo se acercó. Alargó su mano intentando acariciar el rostro de su hermano, sin embargo, la imágen que contemplaba se empezó a distorsionar hasta ser absorbida por un vórtice. Quedó solo en la oscuridad. Empezó a escuchar llantos y lamentos. Gritos de dolor, súplicas, rezos... Dio varias vueltas sobre sí mismo buscando el lugar de dónde provenían las voces sin ser capaz de ver nada. Miró a sus pies. Había alguien.
Una mujer de avanzada edad abrazaba con fuerza a dos niños pequeños. Al fijar su vista, pudo reconocer al pequeño de ojos negros. Era Zhan. Lloraba a mares. Sus ojos estaban rojos e hinchados.
- ¡No, no, no! ¡Regresa!
Yibo dio la vuelta. Un gran lobo de pelaje castaño se acercaba cargando sobre su lomo a un niño que no dejaba de patalear. Hai Kuan.
- ¡Déjame! Debo volver.
El lobo se transformó y agarró al niño. Lo abrazó con fuerza.
- Hai, pequeño... - el hombre contenía su llanto - Ya no podemos hacer nada. Han muerto...
- ¡No, tío! Tenemos que volver.
- Hai, es peligroso. Volveremos cuando se hayan ido y rescataremos a tus padres.
- No quiero ir a por mis padres. Es mi hermano. Debo volver a por Yibo. ¡Dejé a Yibo solo! Tengo que ir a por mi hermano. Tengo que cuidarlo y protegerlo. Se lo prometí a papá...
El pequeño lloraba desconsolado intentando soltarse del abrazo. Los ojos del mayor se abrieron como platos. Agarró al pequeño por los hombros y lo miró a los ojos.
- ¿Qué has dicho, Hai? ¿Dónde está Yibo?
- Lo dejé escondido en un matorral. Tío, debemos volver a por él. ¡Debemos ir a por Yibo!
- ¡Oh, Diosa! - el hombre se llevó la mano al pecho y las lágrimas cayeron por sus mejillas - Mi pequeño Yibo... Debí darme cuenta. Lo siento, Hai, lo siento muchísimo - lo abrazó nuevamente -. Esperemos que alguien lo encuentre. Sin embargo, ahora no podemos salir. Los cazadores siguen rondando por el bosque. No puedo correr el riesgo y ponerte en peligro.
- ¡Pero yo debo salvar a mi hermano! - Hai Kuan pataleaba y daba golpes en el pecho de su tío - Hace frío, está sólo y debe tener mucho miedo. ¡Hay que ir a por él!
- ¿Cómo pudiste abandonar a Yibo? - Zhan estaba detrás del mayor con las manos en un puño y mucha ira reflejada en sus ojos - ¿Cómo has dejado atrás a mi Luna?
Hai Kuan se separó de su tío y miro para el azabache. Zhan se acercó a él con paso rápido y lo empujó.
- ¡Dijiste que cuidarías de él! ¡Eres un mentiroso! ¡Como le pasé algo a mi Luna, nunca te lo perdonaré!
- ¡Zhanny! - la mujer mayor se acercó a él - No es culpa de Hai Kuan.
- ¡Sí! ¡Sí que lo es! Sólo tenía que cuidar de él y lo abandonó. ¡Abandonó a mi luna, abuela! ¡No me pidas que me calme!
- ¿Qué pasa aquí? - un lobo negro apareció. Era el Alfa.
En ese instante, Yibo se percató del lugar en el que estaban. Era una cueva con una estrecha entrada. Estaba rodeado por miembros de la manada. La imagen era aterradora. Había bastantes heridos. Varias personas ayudaban a recomponer huesos y articulaciones y a quitar la metralla que estaba incrustada en los cuerpos. Otros, permanecían en un llanto silencioso sentados en una esquina. Una pareja lloraba abrazando el cuerpo de un pequeño niño sin vida, acunándolo entre llantos de dolor.
Las fuerzas le empezaron a fallar y cayó al suelo. La imagen era desgarradora. Lloraba con ellos ante tal crueldad sufrida. Lloraba con su hermano por la culpa que cargaba, con su tío. Lloraba con Zhan y con su abuela.
- Tío Jianmin, Yibo está desaparecido. Tenemos que ir a por él ahora.
- Espera a que vuelvan todos. Es peligroso salir solos.
- ¡Pero tenemos que ir ya! ¡Está solo! ¿Y si le pasa algo? ¡Mataron a mis padres! No puedo quedarme sin mi Luna.
- Tranquilo, pequeño. Iremos a por todos, pero primero tenemos que asegurar el perímetro. No puedo poner en riesgo a la manada, aún por mucho que deseé encontrar al pequeño Yibo - contestó con lágrimas en los ojos.
- Cómo le pase algo a mi Yibo... ¡Jamás te lo perdonaré! - le gritó a Hai Kuan.
Advertencia que cumplió desde el momento en el que regresaron al lugar de los hechos y, por mucho que buscaron entre los arbustos, no lograron encontrar al recién nacido.
- ¡Nunca te lo perdonaré! - dijo tras darle un puñetazo que, a su parecer, fue muy fuerte - Yo lo encontraré y regresará a la manada para ser mi Luna. Él sigue vivo y prometo ante la Diosa recordar siempre mi promesa.
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Luna nueva Luna creciente
FanfictionLa noche le cae encima a un joven montañista y parece que todo va en su contra. Perdido, sufre un accidente del cual no cuenta con sobrevivir. Esa misma noche, el clan Luna Nueva lleva a cabo la última prueba para elegir al nuevo alfa líder. Se trat...