❧ ༒︎ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔.47 ༒︎ ❧

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El tiempo fue pasando y con él las lluvias y el frío se instalaron en el lugar. Yibo pasaba mucho tiempo con Yubin. Había encontrado en él, en Ji Yang y en Zhuo Xuan unos grandes compañeros y amigos. Aparte, le gustaba ayudar al omega a preparar medicinas y él lo agradecía, ya que cada vez se encontraba más cansado y su espalda dolía con frecuencia.

Por otro lado, Zhan estaba tranquilo al ver que Yibo había encontrado una ocupación. Así podía acudir a las reuniones del consejo y aprender de su padre adoptivo. Se podía decir que la pareja gozaba de paz y tranquilidad. No faltaban las demostraciones de cariño entre ambos y cada vez su relación era más fuerte y sólida.

Los días pasaban de una forma extraña. Se acostaban al salir el sol y retomaban sus actividades un par de horas antes de su puesta. Ese cambio había alterado su biorritmo, aunque se estaba adaptando perfectamente a él. Las noches, que antes le parecían frías y solitarias, estaban llenas de vida y actividad. Apesar del bullicio nocturno, sentía calma y tranquilidad. El año nuevo había llegado, sin embargo, la manada no celebraba la Navidad. Echaba de menos los villancicos y las luces. Las casas decoradas y los regalos. Sin embargo, él tampoco había disfrutado nunca de ellas. Siempre estaba solo, por lo que no cambiaría lo que había obtenido por esas cosas. Tenía una familia y amigos. Lo más importante, Zhan estaba con él.

Ese día había notado algo extraño. El comportamiento de sus allegados era inusual. Sin darle mucha importancia, se dirigió como de costumbre a la casa de Yubin y Ziyi. Entró y se encontró a la pareja comiéndose a besos. Ya se había acostumbrado a ello, así que, ignorando la escena, se dirigió a la sala donde realizaban los preparados y revisó las estanterías. El día anterior notaron que necesitaban más medicinas para los dolores de huesos. Los licántropos tenían muy buena regeneración, sin embargo, no podían luchar contra el paso de los años y la humedad y el frío hacía que los más ancianos se quejaran de sus dolores articulares.

- Puedes saludar.

- No quería interrumpir vuestro intercambio de saliva. Hola Ziyi.

- Jajaja. Hola, Yibo. Bueno, os tengo que dejar, hoy tenemos reunión. Cuida bien a mis pequeños.

- Larga, Ziyi. Sabes que lo hago.

Ella le dio un tierno beso a su omega y después  besó el abultado vientre donde crecía su pequeño cachorro antes de marcharse. Los dos omegas quedaron solos y Yibo preparó las mezclas bajo la atenta mirada de Yubin.

- Parece que ya le has cogido el truco. Te sale perfecto.

- Llevamos 15 días haciendo esto. Sería muy torpe si no lo supiera preparar. Ahora será mejor hacer emplastes broncodilatadores. La señora Gu sigue con su bronquitis.

Sacó los materiales de la alacena. Miró a Yubin, quien jugaba nervioso con sus manos.

- ¿Sucede algo?

- No, nada.

- Yubin, te conozco y sé que te pasa algo. Sabes que me lo puedes contar, ¿verdad?

- No suuccceeee succeedee nnnada.

- Por eso estás tartamudeando...

La puerta de la casa se abrió. A los pocos segundos Ji Yang entró en la habitación. Su mirada inexpresiva, como de costumbre, se clavó en la seria mirada de Yibo.

- Te reclaman. Tu tía quiere verte.

- ¿Qué quiere?

- Pregúntaselo a ella.

Yibo dejó las cosas y salió de la casa seguido por sus dos amigos. Algo pasaba y ninguno se lo quería decir. Esperaba encontrar las respuestas en casa de su tía. Fue grande su sorpresa cuando llegó a la vivienda y vio que la sala estaba hermosamente decorada. Más grande aún cuando, de la cocina, salió Zhan con sus tíos, sus amigos, Zhuo Cheng y su hermano. Zhan llevaba un pastel en sus manos. No entendía lo que sucedía. Los demás lanzaron confetis al aire y empezaron a entonar el cumpleaños feliz.

Se quedó atónito. Aún faltaba una semana para su cumpleaños. O eso pensaba hasta darse cuenta de que en realidad, siempre había creído que su cumpleaños era el 18 de enero, cuando en realidad era el 11. Comprendió que esos comportamientos extraños en realidad eran porque le estaban preparando una fiesta.

Yibo lloró de emoción. Su primera fiesta. No recordaba que su padre adoptivo, por llamarlo de alguna manera, le hubiera preparado una. Sólo sabía que era su cumpleaños porque le regalaba algún cuchillo o equipo de caza. Algo que cualquier niño detestaría y él más. En el orfanato no le prestaban la más mínima atención. Así que dejó de pensar en ese día.

Sin embargo, ese año las cosas eran diferentes. Emocionado, sopló las velas del pastel. Todos felicitaron al cumpleañero. No era el único que estaba disfrutando de ese momento. En especial, su hermano, quien había sorteado la distancia bajo la torrencial lluvia para poder celebrar el primer cumpleaños que pasarían juntos. Esa noche ya no miraba por la ventana imaginándose cómo sería su pequeño hermano, cuánto habría crecido y la sonrisa que pondría al ver sus regalos.

Zhuo Cheng agradecía ese momento. Para él siempre fue muy doloroso el ver la tristeza y el dolor en los ojos de su alfa. Por fin lo veía sonreír y por él recorrería el mundo entero. Tampoco quiso perderse ese momento. Sabía que sería uno de los días más memorables de la vida del alfa y quería estar presente.

Después de las felicitaciones llegó la hora del banquete, de repartir el pastel y de los regalos. A Yibo le temblaban las manos cada vez que desenvolvía algo. Recibió ropa nueva y hermosa, adornos para su cabello, una cinta azul claro que era el símbolo de su clan. Yubin y Ziyi le regalaron un set de herramientas botánicas. Por último Zhan, quién le regaló un colgante en forma de hueso con pequeños diamantes incrustados.

- Para que siempre recuerdes que eres fuerte y juntos, aún lo eres más.

Yibo agradeció a cada uno de los presentes. Los llenó de besos y abrazos. Había sido una noche maravillosa. Después de varias horas, la fiesta llegó a su fin. Agarró a Zhan de la mano y corrieron hasta su casa. Quedaron empapados en los pocos metros que recorrieron.

- Ven - dijo Zhan tendiendo su mano -. Es mejor darnos un baño caliente para finalizar esta noche. No quiero que enfermes.

- No te preocupes, si enfermo sé preparar los bálsamos y tónicos necesarios.

- Prefiero que no te enfermes.

Lo sujetó de la cintura y lo besó. Pasó sus brazos enlazados por debajo de sus glúteos y lo alzó. Yibo enroscó las piernas alrededor de su cintura. Zhan se dirigió al baño con él en brazos. Todo esto sin separar sus labios y sin dejar que sus lenguas danzaran al mismo son.

- Feliz cumpleaños, mi vida.

- Gracias, Zhan. Eres mi mejor regalo.

- Te amo, pequeña Luna.

- Te amo, alfa mío.

Sin despegar sus cuerpos, se adentraron en la bañera. Abrieron el grifo y dejaron que el agua caliente corriera por sus cuerpos mientras se quitaban la ropa. Ese cumpleaños sería el primero de muchos.

Luna nueva Luna creciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora