❧ ༒︎ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔.38 ༒︎ ❧

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Jianmin dio un paso al frente. Estaba sobre la tarima elevada de madera que habían instalado frente a la puerta de la cabaña del consejo. A su derecha, estaba su beta y a su izquierda, su Luna.

- Os doy la bienvenida, miembros de la manada Luna. Esta noche tenemos varios anuncios que hacer y un par de asuntos que tratar, por eso os reuní aquí. Como bien sabéis, estoy planeando retirarme como Alfa. Después de realizar las pruebas pertinentes, el consejo ha elegido a los sucesores. Quiero presentar formalmente al siguiente Beta de nuestro clan. Ella es Wen Ziyi - Ziyi subió el par de peldaños y se situó al lado del Alfa. Hizo una reverencia a la manda -. Será la segunda al mando y la mano derecha del próximo Alfa, Xiao Zhan.

Nadie se sorprendió ante esa declaración. Toda la manada sabía que sería él. Cuando Zhan subió, todos aplaudieron a los próximos líderes. Zhan sonreía y saludaba con la mano. Cuando los victores se calmaron, el Alfa prosiguió.

- Hay alguien a quien queremos presentar especialmente. Nuestra próxima Luna y pareja destinada de Xiao Zhan.

Jianmin se giró y miró a Yibo. Los murmullos empezaron a hacer eco entre la multitud. Nadie sabía que el alfa había encontrado a su pareja. Eso sí era una sorpresa.

Yibo asintió y salió de la sala. Subió las escaleras de la tarima y se puso al lado de Zhan. Estaba siendo escudriñando por cientos de ojos. Al final acabaron reparando en un detalle.

- Ese omega está marcado - dijo alguien.

- ¿Es viudo?

- La Luna tiene que ser pura.

- No es viudo y es una Luna pura. Esa marca es mía - Zhan alzó la voz.

Los miembros de la manada se alteraron. No daban crédito a lo que había dicho el alfa. Era un lazo incompleto. El bullicio era tal que no se podían entender las quejas. Lo que sí se podía ver era el enojo y la indignación entre los miembros de la manada. Zhan dio un paso al frente, iba a hablar, pero el brazo de Yibo sobre su pecho, lo hizo retroceder. Lo miró y este negó con su cabeza. Su mirada fría le congeló hasta el corazón.

Fue Yibo quien dio un par de pasos al frente. Su mirada era seria y afilada. Escudriñaba los rostros de todos y cada uno de los presentes, hasta encontrarse con el de su hermano. Una pequeña sonrisa se vislumbró en su rostro. Quería correr a su encuentro, pero antes tenía que callar las quejas.

- Así es. Zhan me ha marcado. La historia es larga y no deseo entrar en detalles ahora. Sólo quiero dejar bien claro que si estoy vivo es gracias a esta marca. Si Zhan no se hubiera arriesgado y tomado esa decisión, yo no estaría hoy aquí con todos vosotros. Tampoco podría reencontrarme con mi familia, ni traer de vuelta a alguien muy importante para la manada. Sé que ha roto una regla. Os aseguro que no había otra opción. No sólo yo, sino que nuestro Alfa, nuestra Luna, nuestra próxima Beta y su omega también son testigos de lo sucedido. Siempre le estaré agradecido. Con o sin marca, siendo o sin ser destinados, mi vida le pertenece a él. Él es mi alfa y no hay más que discutir. Si no lo he reclamado y completado nuestro lazo, es porque no puedo hacerlo.

Yibo intentaba mantener la compostura. La manada permaneció en silencio durante unos segundos. Aprovechó ese momento para avanzar, bajar las escaleras y dirigir sus pasos hacia su hermano, sin quitarle la vista de encima. Hai Kuan no entendía por qué ese joven se acercaba a él y lo miraba tan fijamente.

Cuando estuvo cerca de él, Yibo buscó entre sus ropas y sacó un trozo de tela. La acarició y luego se la tendió. Hai Kuan la tomó entre sus manos y la revisó. La respiración se le paró y el corazón latió fuerte cuando vio una de las esquinas.

- ¿De dónde sacaste esto?

- Esta es la manta en la que estaba envuelto la noche en la que uno de los cazadores me encontró entre unos arbustos y me recogió.

Hai Kuan era incapaz de reaccionar. Las lágrimas se iban acumulando en sus ojos según iba procesando la información. Se sentía mareado, las fuerzas le empezaban a fallar. Fue sujetado por los brazos de Zhuo Cheng, quién estaba tan impresionado como su pareja.

- No es posible... Tú... ¿Quieres decir qué tú eres...? - no era capaz de continuar con la pregunta.

- Así es. Regresé, hermano. Siento haber tardado tantos años, pero ya estoy aquí y nunca más nos volveremos a separar.

Hai Kuan abrió la boca de asombro y se la tapó con la mano. Le fue imposible contener las lágrimas y lloró.

- ¿Yi...? ¿Yibo? ¿De verdad eres tú? - recibió un asentimiento por respuesta - ¡Por la Luna! ¿En serio eres tú?

- Sí, soy yo.

- ¡Oh, Diosa! - lo agarró por los hombros y se abrazó a él - Esto es... ¡Increíble!

Yibo correspondió a su abrazo. Hai Kuan no era el único que había dejado escapar sus lágrimas. Él también. Se aferraba fuerte a su espalda. Sintió el toque de una tercera persona sobre su brazo. Miró en esa dirección y vio a un hombre de mediana edad contenido sus lágrimas y su asombro. Aunque había envejecido, lo reconoció al instante. El anterior Beta de Luna Creciente y su tío. Sonrió.

- ¡Oh, muchacho! ¡Mírate! Has... ¡Has crecido muchísimo! - Yibo rio ante esa afirmación y su tío con él.

- Han pasado casi 20 años, tío Zi Teng. Es normal que haya crecido. Malo si no lo hiciera - reía entre lágrimas de felicidad.

- Jajaja. Tienes razón, pequeño. Ha sido mucho tiempo. Aún soy incapaz de creer que esto sea real, que estés aquí. Te creímos muerto... - el hombre limpiaba sus lágrimas.

- Lo sé. Tío Zi Teng, Hai Kuan. Hay algo que quiero pediros - ambos asintieron -. Quiero que dejéis de culparos por lo de aquella noche. Fue la Diosa quién así lo dispuso. Fue ella quien me envió con los humanos para llevar a cabo su plan. Por favor, quiero que a partir de ahora, olvidéis esa noche. Quiero que seamos felices, como la familia que somos.

- ¡Oh, claro que sí! Ahora que has regresado, nada nos alegra más - contestó su tío.

- ¿Seguro?

- ¡Claro! Yibo, yo... - respondió Hai Kuan - Me alegro tanto de que sigas vivo y de que estés aquí... Tanta alegría que desborda mi pecho. Gracias, diosa Luna por haberlo mantenido con vida y por devolverlo a su hogar.

- Tal vez te acabes comiendo tus propias palabras en unos instantes, hermano. No soy el único que ha regresado a la manada.

Yibo miró para su tía, quien observaba desde su lugar emocionada. Él le hizo una seña que entendió al momento. Se retiró y entró en la cabaña del consejo.

Ambos alfas lo miraron con un montón de preguntas reflejadas en su rostro. Tenerlo de nuevo con ellos era un milagro, un sueño. Habían soñado tanto con ese momento que parecía irreal. ¿Qué podía ser eso más importante que su regreso?

Pregunta que fue contestada en el momento en el que Jing Tong apareció nuevamente en el escenario.

- ¿Es... ? No puede ser... ¿Papá?

Luna nueva Luna creciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora