Nuevas amistades.

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La primavera había llegado a la escuela secundaria Shimizu, trayendo consigo un aire de renovación y esperanza. Con los cerezos en flor, los estudiantes comenzaron a sentirse más animados. Kyoko, después de su enfrentamiento con Toshiro, se sentía más segura de sí misma, pero también anhelaba una conexión más profunda con otras chicas.

Un día, mientras caminaba hacia su casillero, se encontró con tres chicas que había visto en el aula, pero con las que nunca había hablado. Eran Haruka, Natsuki y Miho. Haruka tenía el cabello corto y negro, con una personalidad vibrante y enérgica. Natsuki, de cabello castaño y ojos brillantes, siempre llevaba una sonrisa amable, mientras que Miho, con su largo cabello lacio y su carácter tranquilo, irradiaba una aura serena.

“¡Kyoko!” exclamó Haruka, acercándose con entusiasmo. “Hemos estado hablando y pensamos que sería genial hacer un grupo. ¿Te gustaría unirte a nosotras?”

Kyoko se sintió un poco sorprendida, pero también emocionada por la invitación. “¿De verdad? Me encantaría.”

Las chicas comenzaron a compartir anécdotas sobre sí mismas mientras caminaban juntas hacia la cafetería. Haruka, siempre llena de energía, contaba historias divertidas sobre su vida, mientras Natsuki añadía comentarios divertidos. Miho, aunque más reservada, ofrecía palabras de aliento que hacían que Kyoko se sintiera bienvenía.

“Es genial tenerte en el grupo, Kyoko,” dijo Natsuki mientras se servían el almuerzo. “Tu estilo es único. Nunca había visto a alguien con ese cabello rojo.”

Kyoko sonrió, sintiéndose un poco más segura. “Gracias, siempre he querido destacar un poco,” respondió, sintiéndose un poco más cómoda en su piel.

A medida que pasaban los días, las cuatro chicas se volvían más cercanas. Haruka tenía un espíritu aventurero y siempre proponía actividades divertidas. “¡Deberíamos hacer una noche de películas este fin de semana!” sugirió un día. “Traeremos bocadillos y veremos nuestras películas favoritas.”

Miho, que a menudo prefería la tranquilidad, sonrió y agregó: “Podemos hacer una mezcla de géneros. Así todos estarán felices.”

Kyoko, emocionada por la idea, sintió que había encontrado su lugar en el grupo. A medida que se reunían más, comenzaron a compartir no solo risas, sino también sus miedos e inseguridades. Durante una de esas charlas, Kyoko se dio cuenta de que no estaba sola en sus luchas.

“Cuando llegué aquí, pensé que nunca podría encajar,” confesó Kyoko en una de sus reuniones. “Pero ustedes me han hecho sentir que puedo ser yo misma.”

Haruka le dio una palmadita en la espalda. “Eso es lo que importa. Aquí no juzgamos a nadie. Cada una de nosotras tiene algo especial que ofrecer.”

Las chicas también comenzaron a involucrarse en actividades escolares juntas. Se unieron al club de arte, donde podían explorar su creatividad. Natsuki, que tenía talento para el dibujo, mostró a Kyoko algunas técnicas, y Miho se convirtió en su modelo mientras Haruka capturaba el momento con su cámara.

El fin de semana de la noche de películas llegó, y las cuatro se reunieron en la casa de Haruka. Prepararon palomitas y eligieron una variedad de películas, desde comedias románticas hasta emocionantes thrillers. Rieron y gritaron mientras veían, disfrutando de la compañía y de la comodidad que cada una traía al grupo.

Mientras la noche avanzaba, Kyoko sintió una calidez en su corazón. A través de las risas y las historias compartidas, se dio cuenta de que había encontrado no solo nuevas amigas, sino una verdadera familia en la que podía apoyarse.

Después de la película, se sentaron en el jardín, mirando las estrellas. “Gracias por hacerme sentir tan bienvenida,” dijo Kyoko, sintiéndose más conectada que nunca. “No sé qué haría sin ustedes.”

“Siempre estarás aquí con nosotras,” respondió Miho suavemente. “Este es solo el comienzo de una gran amistad.”

Kyoko sonrió, sintiendo una sensación de pertenencia que nunca había experimentado antes. Con el tiempo, las cuatro chicas forjaron un lazo único que las unió aún más, enfrentándose juntas a los desafíos de la escuela y la vida.

A medida que la primavera avanzaba, Kyoko se dio cuenta de que, gracias a sus nuevas amigas, no solo había encontrado un lugar donde encajar, sino también la fuerza para ser auténtica en su viaje hacia el descubrimiento de sí misma.

El sabor del primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora