El sol brillaba con fuerza aquel día, como si celebrara el fin de un año lleno de risas, lágrimas y aprendizajes para todos. Las aulas, normalmente repletas de murmullos y risas, ahora se encontraban invadidas por un sentimiento agridulce mientras los estudiantes se despedían, conscientes de que el final del año escolar traería cambios y nuevos desafíos.
Kyoko se quedó unos momentos en el salón vacío, mirando los pupitres, recordando el día en que había llegado como una extraña y cómo todo había cambiado desde entonces. Aquel primer encuentro con Ryota, los amigos que había hecho, las peleas, los momentos de duda… cada uno de esos recuerdos parecía ahora formar parte de un viaje que la había transformado.
De repente, sintió unos pasos detrás de ella. Era Ryota, quien sonreía con esa calma que siempre parecía transmitirle seguridad.
—¿Listos para el gran día? —preguntó él, mirando a su alrededor.
—Sí, pero creo que todavía no asimilo que esto se está acabando. Ha sido un año muy especial —respondió Kyoko, suspirando.
Ryota se acercó, cruzando los brazos y apoyándose en el pupitre de al lado.
—Es curioso, ¿no? Todo lo que vivimos parecía un montón de momentos sin conexión, pero ahora que miro hacia atrás, siento que cada cosa que pasó nos llevó a este punto —dijo él con una sonrisa melancólica.
Momentos de Reflexión.
Kyoko asintió, sintiendo que sus palabras reflejaban exactamente cómo se sentía. Habían pasado por muchas situaciones juntos, desde los malentendidos iniciales hasta los desafíos que les habían hecho cuestionarse. Pero todo aquello había forjado el vínculo que ahora compartían, uno que iba más allá de las palabras.
—¿Sabes, Ryota? Cuando llegué aquí, pensé que solo sería la chica problemática que todos evitaban. Nunca imaginé que encontraría amigos, mucho menos a alguien como tú —confesó, con una sonrisa suave y un brillo en los ojos.
Ryota tomó su mano y la apretó suavemente.
—Yo tampoco imaginé que alguien como tú iba a entrar en mi vida y cambiarme tanto. Contigo aprendí que no siempre hay que ser perfecto, y que está bien mostrar quienes somos realmente, incluso nuestras imperfecciones.
Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la cercanía y el entendimiento que solo ellos compartían.
Después de las últimas actividades del día, todos se reunieron en el patio de la escuela para la ceremonia de clausura. Kyoko y Ryota escuchaban los discursos, las risas y las despedidas que resonaban entre el grupo de estudiantes, cada uno con sus propios recuerdos y planes.
Cuando la ceremonia terminó, los amigos comenzaron a despedirse. Entre abrazos y lágrimas, Kyoko y Ryota intercambiaron miradas, sabiendo que este no era un adiós, sino un nuevo comienzo.
—Prometamos algo —dijo Kyoko mientras ambos miraban el edificio de la escuela por última vez.
—¿Qué cosa? —preguntó Ryota, curioso.
—Prometamos seguir apoyándonos sin importar los cambios que vengan. Y que nunca olvidaremos lo que significó este lugar para nosotros.
Ryota asintió, sonriendo.
—Prometido. Pase lo que pase, este año siempre será un recuerdo especial —dijo, mientras se inclinaba para darle un abrazo.
Un Futuro por Delante.
Mientras se alejaban de la escuela, Kyoko y Ryota caminaron juntos por las calles que tantas veces habían recorrido. La ciudad estaba en calma, y en el aire había una mezcla de nostalgia y emoción por el futuro que los esperaba.
—¿Estás lista para todo lo que venga? —le preguntó Ryota, mirándola con una chispa de entusiasmo.
—Lo estoy… siempre que tú también lo estés —respondió ella con una sonrisa traviesa.
Ambos rieron, sabiendo que, aunque el camino no sería fácil, tenerse el uno al otro hacía que cualquier reto pareciera alcanzable. Con las manos entrelazadas, caminaron hacia el atardecer, listos para enfrentar juntos cualquier cosa que el destino les deparara.
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El sabor del primer amor.
RomanceEn la secundaria Shimizu, Ryota es el estudiante ideal: popular, inteligente y carismático. Su vida da un giro inesperado con la llegada de Kyoko, una nueva alumna transferida de Osaka. Con su cabello rojo y su actitud desafiante, Kyoko es una chica...