El ambiente en la escuela se tornó cada vez más tenso. Con los exámenes finales a la vuelta de la esquina, Ryota se encontraba bajo una presión intensa. Era conocido por sus altas calificaciones y la expectativa de sus profesores y compañeros lo abrumaba. Cada día, pasaba horas estudiando, revisando notas y resolviendo problemas matemáticos, dejando poco tiempo para disfrutar de la vida cotidiana o de su relación con Kyoko.
Un día, mientras estaba en la biblioteca, sumido en sus estudios, recibió un mensaje de Kyoko: “¿Podemos vernos después de clases? Quiero ayudarte con lo que sea que estés estudiando.” Ryota sintió un ligero tirón en su corazón. Sabía que Kyoko solo quería apoyarlo, pero también sentía que no podía permitirse distracciones. Así que decidió ignorar el mensaje y continuó concentrándose en sus libros.
Al final del día, cuando finalmente se encontró con Kyoko, ella lo esperaba en la puerta de la biblioteca, sonriendo. “¡Hola, Ryota! ¿Listo para estudiar juntos?” preguntó, su voz llena de entusiasmo.
“Lo siento, Kyoko. Tengo que seguir estudiando,” respondió él, sintiéndose culpable. “Estoy realmente abrumado con todo esto.”
La sonrisa de Kyoko se desvaneció un poco. “Pero yo solo quiero ayudarte. Podemos hacerlo más fácil si trabajamos juntos,” insistió, tratando de acercarse a él.
“No, de verdad, necesito estar solo. No puedo concentrarme cuando hay distracciones,” dijo Ryota, su voz sonando más brusca de lo que había pretendido. Se dio cuenta de lo hiriente que sonaba, pero no podía evitarlo. La presión lo estaba consumiendo.
Kyoko lo miró, herida y confundida. “Si eso es lo que deseas, lo entiendo. Solo quería estar contigo.” Con eso, se dio la vuelta y se alejó, dejando a Ryota sintiéndose aún más frustrado.
A medida que los días pasaban, la distancia entre ellos se hacía más evidente. Ryota se sumergió en sus estudios, y cada vez que pensaba en Kyoko, se sentía culpable. Sabía que ella solo quería apoyarlo, pero la presión lo mantenía atrapado en un ciclo de estrés y ansiedad.
Una tarde, Kyoko decidió visitarlo en su casa. Quería hablar con él, pero al llegar, encontró a Ryota sentado en su escritorio, rodeado de libros. “Ryota, ¿puedo hablar contigo?” preguntó, sintiendo un nudo en el estómago.
“Ahora no, Kyoko. Estoy ocupado,” respondió él sin mirar, sumido en sus notas.
“Pero necesito entender… ¿qué está pasando contigo? Te has distanciado y no puedo ayudarte si no me dejas entrar,” insistió ella, tratando de mantener la calma.
Ryota finalmente se dio la vuelta, su frustración estallando. “¡No es tan simple! Estoy tratando de asegurarme un buen futuro, y no puedo hacerlo si me distraigo. No quiero que te sientas mal, pero esto es importante para mí.”
Kyoko sintió que su corazón se rompía un poco más. “Y yo solo quiero estar a tu lado. Te apoyaría, pero necesitas dejarme entrar, Ryota. No estoy aquí solo para divertirme; estoy aquí para ti.”
“¡Pero no necesito a nadie más! Solo necesito concentrarme en mis estudios,” gritó él, sintiéndose como si el peso del mundo le cayera encima.
“Entonces, ¿es eso lo que quieres? ¿Aislarte? ¿Te importa más el estudio que nuestra relación?” preguntó Kyoko, la decepción y el dolor en su voz.
Ryota se quedó en silencio, incapaz de responder. La verdad era que no quería perderla, pero no sabía cómo manejar la presión que lo aplastaba. Se sentía atrapado entre su deseo de mantener su relación y la necesidad de sobresalir académicamente.
“Voy a dejarte en paz entonces,” dijo Kyoko, con una voz temblorosa. “Pero recuerda que estoy aquí cuando estés listo para hablar.”
Ryota la vio alejarse, sintiéndose vacío. Sabía que había cruzado una línea, pero el miedo a fallar era más fuerte que su deseo de abrirse a ella. La presión continuó creciendo, y cada vez se sentía más solo en su lucha.
Los días se convirtieron en semanas, y aunque seguía enfocado en sus estudios, la falta de conexión con Kyoko lo estaba afectando más de lo que quería admitir. En las noches, su mente se llenaba de recuerdos de sus momentos juntos, pero al mismo tiempo, se ahogaba en la ansiedad.
Finalmente, una noche, mientras revisaba sus notas, decidió que no podía seguir así. Se dio cuenta de que había estado tan enfocado en su futuro que había descuidado algo igualmente importante: su relación con Kyoko.
Tomando su teléfono, escribió un mensaje: “Kyoko, necesito hablar contigo. Lo siento por cómo me he comportado. Quiero que volvamos a estar juntos.”
Mientras enviaba el mensaje, sintió un alivio mezclado con temor. Sabía que tendría que ser honesto y enfrentar los conflictos internos que había dejado crecer. La presión académica seguía presente, pero se dio cuenta de que no podía permitir que eso arruinara lo que más valoraba en su vida: su relación con Kyoko.
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El sabor del primer amor.
RomanceEn la secundaria Shimizu, Ryota es el estudiante ideal: popular, inteligente y carismático. Su vida da un giro inesperado con la llegada de Kyoko, una nueva alumna transferida de Osaka. Con su cabello rojo y su actitud desafiante, Kyoko es una chica...