Cumpleaños número 16.

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El día del cumpleaños de Kyoko llegó, y la emoción llenaba el aire. Había planeado una pequeña celebración en su casa, invitando solo a sus amigos más cercanos, incluidos Ryota, Airi y Haruto. Kyoko quería que su cumpleaños fuera un momento especial, un día en el que pudiera disfrutar de la compañía de las personas que realmente importaban.

Mientras la casa se llenaba de risas y alegría, Kyoko ayudaba a su madre en la cocina, decorando la mesa con globos y serpentinas de colores. “No puedo creer que ya cumpla 16 años,” pensó mientras miraba los adornos, un poco nerviosa por cómo sería el día.

La celebración comenzó por la tarde. Los amigos llegaron, trayendo regalos y buenos deseos. Ryota apareció con una sonrisa brillante y un pequeño paquete envuelto cuidadosamente. “¡Feliz cumpleaños, Kyoko!” dijo mientras la abrazaba. “Espero que te guste.”

Kyoko sonrió, sintiendo mariposas en el estómago. “¡Gracias, Ryota! No tenías que traerme nada.”

“Es un pequeño detalle,” respondió él, guiándola hacia un rincón apartado para que pudiera abrir su regalo en privado. Al abrirlo, encontró un collar delicado con un pequeño colgante en forma de corazón. “Es hermoso,” dijo, mirando a Ryota con sorpresa. “¿De verdad pensaste en esto para mí?”

“Quería que tuvieras algo especial que te recordara este día,” respondió Ryota, su mirada llena de sinceridad. Kyoko sintió un calor en su corazón, dándose cuenta de lo mucho que él significaba para ella.

Más tarde, durante la fiesta, el grupo se sentó alrededor de la mesa, disfrutando de comida deliciosa y compartiendo anécdotas. Haruto, siempre el protector, bromeaba sobre la llegada de la adolescencia de Kyoko, lo que provocaba risas en todos.

Cuando llegó el momento de cantar el “Cumpleaños Feliz”, todos se unieron en una melodía alegre, mientras Kyoko sonreía, rodeada de amigos. Después de soplar las velas de su pastel, todos la animaron a hacer un deseo. Kyoko cerró los ojos y deseó que su relación con Ryota siguiera creciendo y fortaleciéndose.

A medida que avanzaba la noche, las luces se atenuaron y la música comenzó a sonar más fuerte. Kyoko y sus amigos comenzaron a bailar, y la alegría era contagiosa. Ryota, viéndola disfrutar, no pudo evitar acercarse y tomar su mano, llevándola a la pista de baile.

“¿Estás disfrutando de tu cumpleaños?” le preguntó Ryota mientras se movían al ritmo de la música.

“Mucho,” respondió Kyoko, sintiéndose afortunada de tenerlo a su lado. “Esto es perfecto.”

Con el ambiente festivo, Kyoko sintió una oleada de emoción. En medio del baile, Ryota la miró a los ojos, y sin pensarlo dos veces, la acercó a él, rodeándola con sus brazos. Fue un momento mágico, donde el mundo exterior se desvaneció, y solo existían ellos dos.

Kyoko se sintió completamente feliz. Al final de la noche, cuando sus amigos comenzaron a despedirse, Ryota se quedó un poco más. Mientras todos se retiraban, él la llevó al jardín, donde las estrellas brillaban intensamente en el cielo.

“¿Te ha gustado tu cumpleaños?” preguntó Ryota, sus ojos brillando con curiosidad.

“Ha sido uno de los mejores,” respondió Kyoko, sintiendo que el momento se tornaba especial. “Gracias por ser parte de ello.”

Sin pensarlo, Ryota la miró profundamente y, en un impulso, se inclinó hacia ella, dándole un suave beso. Fue un gesto lleno de ternura y cariño, un beso que parecía prometer muchos momentos más como aquel.

Kyoko sonrió contra sus labios, sintiendo que su corazón latía más fuerte que nunca. “Gracias por todo, Ryota. Este cumpleaños ha sido perfecto.”

El sabor del primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora