El sabor del primer amor.

La prueba de confianza.

Después del festival, la relación entre Kyoko y Ryota se había vuelto el tema de muchos susurros en la escuela. A Kyoko no le importaban los rumores, y Ryota, quien al principio se sentía algo incómodo con la atención, aprendió a ignorar los comentarios y concentrarse en el tiempo que compartían juntos.

Pero todo cambió cuando llegó un nuevo estudiante a la escuela: Takumi, un chico con una energía vibrante y una sonrisa encantadora. En poco tiempo, Takumi comenzó a llamar la atención por su amabilidad y su habilidad para hacer reír a los demás. Al enterarse de que Kyoko era una de las personas más populares, Takumi no dudó en acercarse a ella.

Un día, mientras Ryota observaba desde el pasillo, vio cómo Takumi se acercaba a Kyoko en la cafetería. Ambos estaban riendo, y el gesto amistoso de Takumi hizo que algo en el pecho de Ryota se tensara. Una duda comenzó a crecer en su mente. Kyoko y él nunca habían hablado sobre exclusividad, y aunque él confiaba en ella, no podía evitar sentirse inseguro al ver cómo el nuevo chico parecía atraerla con facilidad.

Al día siguiente, los rumores empezaron a circular: "¿Viste a Kyoko y Takumi juntos en la cafetería?" "Dicen que Takumi está interesado en ella…" Cada comentario hacía que Ryota se sintiera más molesto, y aunque intentó ignorarlo, un día, al ver a Takumi acercarse a Kyoko en la salida, su paciencia se agotó.

Ryota decidió esperar a que Kyoko estuviera sola. Al final del día, la encontró junto al parque donde a menudo se encontraban. Se acercó a ella con el corazón latiendo deprisa, su voz reflejando la inseguridad que había intentado reprimir.

“Kyoko, ¿podemos hablar?” Su tono era firme pero vulnerable.

Ella lo miró, sorprendida por su expresión. “Claro, ¿qué pasa?”

Ryota respiró hondo. “Es sobre… Takumi. Lo veo acercarse a ti, y escucho a los demás hablando de ustedes dos. Sé que puede sonar ridículo, pero no puedo evitar sentirme… inseguro.”

Kyoko lo miró fijamente, su expresión cambiando de sorpresa a comprensión. Dio un paso hacia él, tomando suavemente sus manos. “Ryota, no tienes nada de qué preocuparte. Takumi es solo un chico nuevo que intenta hacer amigos, y aunque es amable, no significa nada más para mí. Tú eres quien importa.”

Ryota sintió que una carga se aliviaba en su pecho, pero aun así, no podía evitar sentirse un poco avergonzado. “Lo siento, Kyoko. No quiero ser el tipo celoso, pero lo que tenemos es importante para mí, y temo perderte.”

Kyoko sonrió con dulzura. “Eres tú quien me hace sentir que pertenezco aquí. Sé que a veces mi pasado hace que la gente dude de mí, pero contigo me siento aceptada y querida. No hay nadie más con quien quisiera estar.”

Sus palabras le dieron a Ryota la seguridad que necesitaba. Apretó suavemente las manos de Kyoko, y ambos se miraron en silencio, sintiendo que este momento de honestidad solo fortalecía su relación.

Kyoko miró a Ryota con una expresión suave y tierna. Sabía que, detrás de su popularidad y sus notas perfectas, él también era alguien vulnerable, alguien que le importaba profundamente. Sin soltar sus manos, se acercó un poco más, y sus ojos se encontraron en un silencio compartido que decía más que cualquier palabra.

“¿Sabes qué, Ryota?” dijo ella en un susurro. “Quiero que quede claro… que eres importante para mí.”

Antes de que él pudiera responder, Kyoko se inclinó y, en un gesto inesperado y dulce, le dio un suave beso en los labios. Fue un beso pequeño, rápido, pero lleno de significado. Al separarse, Kyoko sintió sus propias mejillas enrojecer, pero se mantuvo firme, mirándolo directamente a los ojos.

Ryota, sorprendido, parpadeó un par de veces, procesando lo que acababa de ocurrir. Una cálida sonrisa se extendió lentamente por su rostro, y tomó aire, todavía en shock. Con suavidad, le acarició el rostro, como si quisiera asegurarse de que el momento era real.

“Gracias, Kyoko,” dijo finalmente, su voz temblando ligeramente de emoción. “No sabes cuánto significa esto para mí.”

Kyoko sonrió, sintiéndose extrañamente ligera y feliz. “Bueno, pues ahora lo sabes. Espero que no tengas ninguna duda más.”

Ambos rieron suavemente, y luego siguieron caminando juntos hacia la salida del parque, tomados de la mano. Con cada paso, se sentían más conectados, y ambos sabían que acababan de dar un paso importante en su relación. Los rumores y las inseguridades ya no tenían el mismo peso; tenían algo mucho más fuerte que cualquier duda: confianza y cariño.