El rumor se había esparcido como fuego en toda la escuela. Desde que Kyoko comenzó a salir con Ryota, se convirtió en el centro de atención, y aunque la mayoría la miraba con respeto, había algunas personas que sentían envidia o simplemente querían molestarla. Entre ellas estaba Mizuki, una chica que siempre había tenido una mirada de superioridad y un carácter difícil.
Era un viernes en la tarde, y Kyoko estaba recogiendo sus cosas para irse cuando escuchó un comentario que la hizo detenerse.
“Vaya, ¿quién diría que la famosa Kyoko se ha vuelto una chica sumisa? Siempre tan fuerte y ahora sólo una niña débil y mimada por Ryota,” se burló Mizuki con una sonrisa desafiante.
Kyoko respiró hondo, intentando mantener la calma. Sabía que reaccionar no era la mejor idea, pero había algo en el tono de Mizuki que le causaba un nudo en el estómago. Se giró lentamente, mirando a Mizuki directamente a los ojos. “¿Tienes algo que decirme, Mizuki? Dilo directamente y no en susurros,” le dijo con firmeza.
Mizuki se cruzó de brazos y la miró con desdén. “Sólo digo la verdad. ¿No lo ves? Todos creen que Ryota está contigo por lástima. Una chica problemática como tú no merece estar con alguien como él.”
Las palabras de Mizuki cayeron como una piedra, y Kyoko sintió que su paciencia se agotaba. Intentó contenerse, pero Mizuki seguía con una sonrisa provocadora. “¿Qué pasa? ¿No tienes nada que decir?”
Sin pensarlo dos veces, Kyoko soltó su mochila y se acercó a ella. “Escúchame bien, Mizuki. No tienes ni idea de lo que hablas. Pero si quieres resolver esto, vamos a hacerlo,” dijo en un tono bajo y peligroso, sus ojos ardiendo de ira.
Mizuki retrocedió un poco, sorprendida por la determinación en la voz de Kyoko. “¿Estás loca? No me asustas, Kyoko.”
La pelea.
Sin más advertencias, Kyoko avanzó y la empujó. Mizuki no dudó en responder, lanzándole un golpe que Kyoko esquivó con facilidad. El salón estaba vacío, pero las voces y el ruido atrajeron a algunos estudiantes que pasaban cerca y que comenzaron a asomarse.
Mizuki lanzó otro golpe, pero Kyoko lo bloqueó y contraatacó, obligando a Mizuki a retroceder. Con una mezcla de técnica y furia contenida, Kyoko comenzó a dominar la pelea. Mizuki intentó resistir, pero cada movimiento sólo la agotaba más.
Finalmente, Kyoko logró derribarla, sujetándola del uniforme y mirando directamente a sus ojos. “No vuelvas a meterte conmigo. Y deja de hablar de cosas que no entiendes,” le dijo, respirando con fuerza.
Mizuki, atemorizada y humillada, apartó la mirada. “Está bien… está bien,” susurró, sintiendo el peso de la derrota.
Las Consecuencias.
Al día siguiente, el rumor de la pelea ya se había extendido. Los maestros y algunos estudiantes miraban a Kyoko con desaprobación, y Ryota, preocupado, la buscó para hablar. “¿Por qué lo hiciste? Sabes que no necesitas pelear con nadie,” le dijo, tomándola de los hombros con una mezcla de preocupación y reproche.
Kyoko suspiró, bajando la mirada. “No lo sé… No soporté lo que dijo de mí, y me dejé llevar. Sé que no debí reaccionar, pero a veces siento que la única manera de que me respeten es mostrando que no tengo miedo,” confesó, intentando explicarse.
Ryota le dio un abrazo. “Sé que tienes una personalidad fuerte, y eso es algo que admiro de ti. Pero no quiero que tengas problemas por algo así. No necesitas demostrarle nada a nadie; tú ya vales mucho sin tener que pelear.”
Kyoko asintió, comprendiendo las palabras de Ryota. La pelea había sido un impulso del que ahora se arrepentía, pero al mismo tiempo, sabía que le había enseñado una lección: no necesitaba resolver las cosas con golpes.
A partir de ese momento, decidió ser más cuidadosa, tanto por su bienestar como por el de quienes la rodeaban.
ESTÁS LEYENDO
El sabor del primer amor.
RomanceEn la secundaria Shimizu, Ryota es el estudiante ideal: popular, inteligente y carismático. Su vida da un giro inesperado con la llegada de Kyoko, una nueva alumna transferida de Osaka. Con su cabello rojo y su actitud desafiante, Kyoko es una chica...