Fiesta por el último día.

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Después de la ceremonia de clausura y la despedida oficial en la escuela, el grupo decidió celebrar a lo grande. Ryota, Kyoko y sus amigos planearon pasar la noche en un karaoke, un lugar donde podrían reír, cantar y recordar todos los momentos que habían compartido durante el año. Era la forma perfecta de cerrar el capítulo de su vida escolar.

Cuando llegaron al karaoke, se adueñaron de una sala privada, y rápidamente llenaron la pantalla con canciones que querían cantar. Se escuchaban risas y bromas mientras pasaban el micrófono y elegían temas de sus artistas favoritos. Pero había un pequeño detalle que haría que la noche tomara un giro inesperado: alguien, en medio de la emoción, había llevado una botella de alcohol escondida.

El Primer Trago.

—Bueno, esta es una ocasión especial, ¿no? —comentó Haru, uno de los amigos de Ryota, mientras sacaba la botella con una sonrisa cómplice.

Al principio, algunos dudaron, pero la curiosidad y la emoción por experimentar algo nuevo los convencieron. Uno a uno, comenzaron a probar el alcohol, primero con cautela y luego, al perder la timidez, con más entusiasmo.

Kyoko miró el vaso que Haru le ofrecía, un poco nerviosa.

—¿Estás segura? —preguntó Ryota, notando su vacilación.

Ella sonrió, decidida.

—¿Por qué no? Es la última noche de clases, después de todo.

Ambos levantaron sus vasos y brindaron, riendo y sintiendo cómo el ambiente se llenaba de una energía diferente. Conforme pasaban los minutos, la música sonaba más fuerte, las canciones se volvían más intensas y las risas resonaban con más fuerza.

Secretos y Risas.

A medida que el alcohol hacía efecto, las inhibiciones de todos comenzaron a desvanecerse. Haru empezó a cantar a pleno pulmón, desafinando y haciendo que todos estallaran en carcajadas. Sachi, una de las amigas de Kyoko, reveló entre risas que tenía un pequeño enamoramiento por un chico de otra clase, algo que había mantenido en secreto todo el año.

—¿Por qué nunca nos lo contaste? —preguntó Kyoko, riendo y abrazando a Sachi.

—¡Porque… porque soy tímida! —respondió Sachi entre risas y sonrojos, mientras el resto la animaba a confesarse la próxima vez.

Ryota también, bajo los efectos del alcohol, comenzó a abrirse más de lo usual. Se sentó junto a Kyoko, apoyando su cabeza en su hombro mientras la miraba con una sonrisa somnolienta.

—Sabes… nunca pensé que la chica nueva de Osaka terminaría siendo tan importante para mí —dijo, su voz entre risas y suspiros.

Kyoko sintió cómo su rostro se calentaba al escuchar eso, y sonrió, pasando un brazo por sus hombros.

—Y yo nunca pensé que el “chico perfecto” terminaría siendo tan… divertido y despistado —respondió ella, haciendo que ambos rieran.

Momentos Inolvidables.

Conforme la noche avanzaba, el ambiente se volvió más relajado y lleno de complicidad. Las luces de la sala parpadeaban en tonos de rojo, azul y verde, iluminando las sonrisas y miradas que intercambiaban. Entre canciones, brindis y confesiones, todos se sintieron más unidos que nunca, como si aquel último día de clases los hubiera transformado de un grupo de amigos en una pequeña familia.

En algún momento de la noche, Ryota tomó el micrófono y, en un acto de valentía (y probablemente, del efecto del alcohol), le dedicó una canción a Kyoko. Su voz, aunque algo desafinada, estaba llena de sinceridad, y Kyoko no pudo evitar reír y sentir su corazón latir más rápido al escuchar la letra.

El sabor del primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora