Capítulo 14: "Fiesta"

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Narra Rindou

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Narra Rindou

La música retumbaba en mis oídos mientras las luces de la fiesta parpadeaban sin descanso. Ran y yo habíamos llegado hacía un par de horas, y aunque al principio todo estaba tranquilo, la energía de la noche empezó a elevarse. Nos unimos a algunos amigos, riéndonos, disfrutando de la música y las bebidas. Era la típica fiesta que Ran siempre insistía en ir, y yo, por alguna razón, había decidido seguirle el juego.

Al principio, no estaba mal. Era divertido estar con los chicos, reírnos de cualquier tontería. Pero luego... comencé a tomar más de lo que debería. Las bebidas seguían llegando, y yo no me detuve. No era la primera vez que me pasaba, pero esta vez algo era diferente. El alcohol no solo me mareaba físicamente, sino que también comenzaba a arrastrar mis pensamientos a un lugar al que no quería ir.

— Oye, Rindou, relájate un poco, ya te estás pasando —escuché la voz de Ran a mi lado.

Lo miré con una ceja levantada, algo irritado por su tono. El alcohol ya me tenía lo suficientemente afectado como para que cualquier advertencia sonara como un ataque personal.

— No te metas —le dije, apartando su mano cuando intentó quitarme el vaso.

Ran me observó por un momento, como evaluando si debía insistir o no. Al final, suspiró y se encogió de hombros, decidiendo no presionarme más.

— Haz lo que quieras —murmuró antes de volver a unirse al grupo.

Yo me quedé ahí, tambaleándome ligeramente, pero decidido a seguir bebiendo. Quería borrar algo de mi mente, aunque no sabía exactamente qué. ¿Era Emi? ¿El hecho de que ya no hablábamos como antes? Las cosas se habían vuelto extrañas desde que ella se había ido con Kawata. No quería admitirlo, pero me estaba afectando más de lo que esperaba.

La noche avanzaba y mi control desaparecía con cada trago. Los sonidos de la fiesta se mezclaban en mi cabeza y mi vista se nublaba. No sé cuánto tiempo pasó, pero de pronto me di cuenta de que estaba solo, y el suelo parecía tambalearse bajo mis pies.

— Rindou, ¿dónde estás? —escuché la voz distante de Ran, pero no pude responder. Todo se sentía borroso.

De alguna manera, había terminado fuera de la fiesta, el aire frío de la noche chocando contra mi piel caliente. Mis pasos eran torpes, y cada vez que intentaba enderezarme, el mundo giraba más rápido. Mi mente estaba llena de pensamientos inconexos, pero en el fondo, solo un nombre resonaba.

— Emi... —balbuceé, casi sin darme cuenta.

Caminaba sin rumbo, tambaleándome de un lado a otro. Cada paso que daba era como caminar en un sueño, uno del que no podía despertar. Mi vista se nublaba más y más, pero entonces, una figura apareció frente a mí. No podía distinguir bien quién era, pero el alcohol en mi sistema me traicionó, y lo único que pude murmurar fue:

EPIFANÍA (Rindou Haitani)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora