Narrador Omnisciente
Desde el décimo piso de una moderna oficina en Tokio, dos representantes miraban el bullicio de la ciudad a través de las ventanas, sus expresiones tensas. Uno de ellos fruncía el ceño mientras tamborileaba los dedos sobre el escritorio, claramente impaciente. El otro estaba recostado en su silla, con el rostro lleno de frustración mientras hojeaba una carpeta de aspirantes que cada vez parecía menos prometedora.
—¿De verdad esto es todo lo que tenemos? —preguntó el primero, dejando caer la carpeta sobre el escritorio con un golpe seco.
—Cada día tenemos menos opciones —murmuró su colega, frotándose las sienes—. Los talentos de ahora… ninguno tiene esa chispa.
La habitación se llenó de un silencio tenso. Ambos sabían lo importante que era encontrar a alguien pronto, a alguien que fuera capaz de generar la misma locura y admiración que las grandes celebridades anteriores.
—Nos estamos quedando sin tiempo —replicó el primero, con una mezcla de enojo y ansiedad en su tono—. Necesitamos a alguien que logre conectar, alguien que capture a la gente de inmediato.
El segundo representante suspiró, pero se esforzó en sonar razonable.
—Quizás deberíamos dejar de forzar las cosas. A veces lo mejor es esperar a que el talento aparezca, sin apresurarnos.
—¿Esperar? —replicó el otro, claramente molesto—. No tenemos tiempo para esperar. Necesito una estrella, una belleza que tenga una voz capaz de llegar a la cima. Algo que deslumbre y no pase desapercibido. ¡Necesito resultados ahora!
Ambos se miraron, compartiendo la misma mezcla de agotamiento y desesperación. Sabían que el público estaba cada vez más exigente, y ellos estaban al borde de la impaciencia.
Narra Naomi
Lavar vasos no es una tarea complicada, pero hoy, con Izumi lanzándome esas miradas divertidas, siento que no puedo concentrarme. Estoy distraída pensando en la conversación que tuve con Rindou ayer, en la extraña mezcla de vergüenza y alivio que sentí cuando aclaramos las cosas.
—A propósito, Naomi —dice Izumi de repente, acercándose como si estuviera a punto de contarme un gran secreto—. Ayer vino Rindou y preguntó por ti.
Mi corazón da un pequeño salto antes de que pueda evitarlo, y estoy segura de que mis mejillas se sonrojan.
—¿Rindou? ¿Preguntó por mí? —repito, tratando de sonar neutral, aunque sé que no me sale muy convincente.
Izumi sonríe con picardía.
—¿Hay algo entre ustedes? Porque parece que le importas, ¿eh?
Sacudo la cabeza rápidamente, casi con demasiada energía.
—No, nada de eso. Solo somos amigos.
Parece que Izumi no me cree del todo, pero decide no insistir. En cambio, cambia de tema, proponiéndome una salida.
—¿Qué tal si vamos a una fiesta esta noche? Sería divertido salir un poco y relajarnos, ¿no?
Dudo un momento, pero no tengo nada que perder. Además, quizás distraerme un poco me haga bien.
—Sí, creo que podría ser divertido —acepto, tratando de esconder una sonrisa.
Izumi parece emocionada con la idea, y seguimos atendiendo a los clientes. Sin embargo, a lo largo de la tarde, no puedo evitar mirar de reojo la puerta de la cafetería, preguntándome si Rindou aparecerá. Aunque no quiero admitirlo, me hace ilusión verlo de nuevo. Pero al final del día, él no viene.
—Tal vez estaba ocupado —murmuro para mí misma, tratando de no darle demasiada importancia a mi decepción. Aun así, es difícil no pensar en él y en nuestra charla en el parque.
Narra Rindou
Ran me había cuestionado por haber llegado tarde a la reunión de anoche. Le dije que estaba en la cafetería, una excusa rápida, porque decirle que me había quedado hablando con una chica solo lo habría incitado a molestarme. Con Ran es mejor no darle esos detalles.
Me recuesto en mi cama, intentando desconectar. Pero en lugar de eso, mi mente vuelve a lo que Naomi me contó, a cómo se preocupó por ayudarme. No puedo evitar sonreír un poco al recordar esa sensación de alivio que sentí cuando me dijo que no me dejó tirado.
"¿Por qué pienso tanto en esto?", me regaño. Debería dejar de darle tantas vueltas.
Por un instante, pienso en ir a la cafetería solo para verla de nuevo. Pero… no. No quiero que piense que soy un tipo raro que se aparece por ahí sin motivo.
—Mejor voy mañana —me digo, convenciéndome de que no hay prisa.
De todas formas, no sé qué demonios está pasando conmigo. Pero… bueno, mañana será otro día.
Nota de la autora
¡Hola chicas! Si están disfrutando esta historia, las invito a que también apoyen mis otras historias: LUMINISCENCIA (Manjiro Sano), LIMERENCIA (Nahoya Kawata), ETÉREO (Souya Kawata) e INEFABLE (Ran Haitani). ¡Su apoyo significa muchísimo para mí!🌻
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EPIFANÍA (Rindou Haitani)
RomanceNaomi Tamura, una chica que trabaja en una cafetería, su vida es algo aburrida hasta que un día un chico llamado Rindou Haitani pasa a comprar un café. Naomi con el tiempo se enamora de Rindou, pero que pasaría si él no siente lo mismo? --- - Histor...