Narra Naomi
El día en la cafetería seguía su curso habitual, el sonido de las tazas y el aroma del café envolviendo el ambiente. Estaba conversando con Izumi mientras organizábamos algunas mesas. Ella siempre sabía cómo hacer que el día fuera más llevadero.
— Oye, necesitamos unas vacaciones de esto —dije, soltando un suspiro.
— Tienes razón, este lugar ya me está cansando —respondió, riendo mientras colocaba una bandeja en su lugar.
De repente, el sonido de la campanilla de la puerta me distrajo, y al voltear, mi corazón se detuvo por un segundo. Era él... Rindou. No era la primera vez que lo veía, ni mucho menos, pero algo en mi interior se agitó de inmediato. Los recuerdos del sueño de la noche anterior me golpearon como una corriente eléctrica, y sentí cómo el calor subía por mi rostro.
— ¿Por qué justo él? —pensé, nerviosa.
Rindou se acercó al mostrador, con esa típica mirada suya que, por alguna razón, siempre lograba ponerme nerviosa.
— Hola, Naomi —me saludó con una voz suave, haciendo que mi piel se erizara.
Mi mente se llenó del sueño, y el rubor en mis mejillas se intensificó al recordar cada detalle. No podía mirarlo a los ojos sin sentirme avergonzada, así que desvié la mirada rápidamente, tratando de recomponerme.
— ¿Estás bien? —preguntó, notando mi reacción extraña.
— S-sí... estoy bien —mentí torpemente mientras intentaba concentrarme en su orden, pero mi cabeza seguía enredada en el recuerdo del sueño.
Con manos temblorosas, preparé su café, evitando mirarlo. Me obligué a respirar hondo, pero cada vez que pensaba en Rindou, mi corazón latía con más fuerza. Entregué su pedido mientras intentaba parecer normal.
Izumi, que había estado observando todo desde el otro lado, se acercó con una sonrisa traviesa.
— Oye, Naomi... —susurró, haciendo que me girara hacia ella—. Sabes que ese chico siempre ha sido una belleza, ¿no?
Suspiré, ya sabía lo que venía.
— Claro que lo sé, pero... ¿y qué con eso? —respondí, fingiendo indiferencia.
— Digo, seguro tiene a un montón de chicas detrás de él. Es guapo, misterioso... ya sabes. Es una lástima que no se fije en chicas como nosotras, simples empleadas de cafetería —dijo, con una mezcla de broma y resignación en su voz.
Las palabras de Izumi resonaron en mi mente. Tal vez tenía razón. Rindou siempre había sido así, y aunque lo conocíamos desde hacía tiempo, él nunca había mostrado más que un trato cordial hacia nosotras.
Suspiré, y por un momento, me quedé pensando en lo que había dicho. Quizás era verdad... yo no era más que una chica común, y Rindou vivía en un mundo aparte.
Después de un rato, Rindou se acercó para pagar su pedido.
— Gracias —me dijo con una ligera sonrisa antes de girarse y salir por la puerta.
Lo observé irse, sintiendo una mezcla de alivio y confusión. Tal vez Izumi tenía razón, pero eso no hacía que mis pensamientos se calmaran. ¿Por qué, de repente, todo se había vuelto tan complicado?
Narra Rindou
Entré en la cafetería buscando solo una cosa: café. Había sido una semana agitada y, aunque no lo admitiría fácilmente, estaba cansado. No tenía ánimos de ir a ningún otro lado, así que decidí que lo mejor sería tomarme un respiro.
Al acercarme al mostrador, vi a Naomi, la mesera de siempre. Ya la conocía desde hace tiempo, pero noté algo extraño en su reacción esta vez. Cuando levantó la vista y me vio, sus mejillas se sonrojaron de inmediato, y parecía nerviosa. Su comportamiento llamó mi atención, pero decidí no darle importancia. Tal vez solo estaba teniendo un mal día.
— Hola, Naomi —la saludé, esperando que tomara mi orden.
Ella apenas me miró a los ojos, lo que me hizo fruncir el ceño ligeramente, pero no comenté nada. Parecía distraída, casi... avergonzada. No le di más vueltas. Después de todo, lo único que quería era mi café, no analizar su estado de ánimo.
— ¿Estás bien? —pregunté solo por cortesía, aunque mi atención ya estaba en otro lado.
— S-sí... estoy bien —respondió rápidamente mientras preparaba mi pedido.
Su torpeza me hizo pensar que había algo más detrás de su actitud, pero no me interesaba lo suficiente como para indagar. Cuando me entregó el café, la noté evitar mi mirada, como si estuviera incómoda. La dejé estar. No tenía tiempo ni ganas de averiguar qué le pasaba.
Me fui a una mesa en una esquina, lejos del bullicio, y tomé un sorbo de mi café mientras dejaba que mis pensamientos vagaran. Recordé lo que Ran había dicho hace unos días sobre Emi y las chicas en general. Siempre tenía una manera de irritarme con sus comentarios.
— "Las chicas van y vienen" —había dicho Ran, como si fuera lo más obvio del mundo.
En ese momento, lo había ignorado, pero ahora, mientras me recostaba en la silla, me di cuenta de que esas palabras seguían rondando en mi cabeza. No es que no estuviera de acuerdo; las chicas no eran algo en lo que quisiera complicarme. Pero... últimamente las cosas con Emi me habían dejado pensando. Y, para ser sincero, no me gustaba.
Suspiré, cansado de mis propios pensamientos. Tal vez lo que necesitaba era despejar mi mente. No podía seguir dándole vueltas a lo mismo.
— Quizá otra fiesta no sea mala idea... —murmuré para mí mismo, mientras jugueteaba con la taza de café.
Era lo típico, ir a una fiesta, olvidarme del mundo por un rato. No me resolvería los problemas, pero al menos me distraería de ellos. Terminé mi bebida con un último trago y me levanté. Ya había pasado suficiente tiempo en este lugar.
Tal vez Ran tenía razón sobre una cosa: no valía la pena complicarse.
Nota de la autora
¡Hola chicas! Muchas gracias por seguir leyendo. Si les está gustando esta historia, las invito a que apoyen también mis otras historias, tanto aquí en Wattpad como en Inkitt. Estoy segura de que les encantarán. ¡Nos vemos en el próximo capítulo!🦥
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EPIFANÍA (Rindou Haitani)
Любовные романыNaomi Tamura, una chica que trabaja en una cafetería, su vida es algo aburrida hasta que un día un chico llamado Rindou Haitani pasa a comprar un café. Naomi con el tiempo se enamora de Rindou, pero que pasaría si él no siente lo mismo? --- - Histor...