Estoy aquí, al final del camino,
la llama de mi vida apenas parpadea,
un destello tenue en medio de las sombras.
Miro mis manos, arrugadas y vacías,
llenas de poder, sí, pero ¿a qué costo?
El conocimiento que una vez anhelé
me pesa como una carga.
La sabiduría no trae consuelo,
sólo preguntas,
y un silencio que no se responde.Recuerdo mis años jóvenes,
cuando todo parecía posible,
cuando los secretos del universo
me llamaban desde cada estrella.
Podría haber amado, podría haber reído.
¿Pero acaso no lo hice?
No, mis días los llené de libros
y noches de hechizos,
pensando que encontraría sentido
en los bordes afilados de la verdad.
Pero la verdad, como siempre,
es fría y no tiene piedad.¿Qué habría sido de mí
si hubiera tomado otro camino?
Si hubiera dejado las palabras arcanas
y me hubiera detenido a sentir
el calor de otra piel,
la brisa de la mañana
sin el peso del destino en mis hombros.
Me pregunto ahora,
en este último aliento,
si algo de eso hubiera cambiado
lo que soy ahora.Y sin embargo,
aquí estoy,
un anciano consumido
por las mismas llamas que encendí.
¿Qué fue lo que encontré al final?
¿Poder? Sí, el suficiente
para moldear la tierra,
para invocar tormentas
y detener el tiempo...
Pero los dioses,
ah, esos dioses,
nos miran con ojos vacíos,
indiferentes,
observando nuestras danzas desesperadas
con una sonrisa distante.Yo quise desafiarlos,
creí que podía comprender
sus designios,
creí que, con suficiente fuerza,
podría torcer la misma trama
de la existencia.
¿Pero qué logré?
La magia no me salvó
de la soledad,
ni del pasar incesante de los años.
Los dioses se burlan de nosotros,
y nosotros,
pequeños y tontos,
les damos nuestras vidas
en busca de respuestas que nunca llegan.Ahora sé
que no importa cuánto poder reúna,
no importa cuántos secretos desvele.
El universo seguirá girando,
los días se sucederán,
y nada de lo que haga
marcará una diferencia.
Soy solo un hombre,
y al final,
el poder no es más que una ilusión,
un eco distante
que se desvanece en la eternidad.¿Vale la pena, entonces?
No lo sé.
Pero aquí estoy,
enfrentando mi propia oscuridad,
preguntándome si alguna vez importó.
Quizás nunca lo hizo.
Quizás, en este último respiro,
todo lo que he hecho,
todo lo que he sido,
se desvanecerá como el polvo en el viento.Y así,
me quedo solo,
con mis pensamientos,
un viejo mago
enfrentando el fin de su camino,
viendo cómo el mundo sigue
sin mí,
como siempre lo ha hecho,
y como siempre lo hará.
ESTÁS LEYENDO
Relatos y poemas de Amsalor
Cerita PendekAmsalor es una tierra miserable donde la magia no es más que una maldición y la humanidad se arrastra bajo la sombra fría de dioses que no les importan. Aquí, la vida no es más que una lenta agonía de sufrimiento y resignación, una lucha inútil por...