La Caída de la Ciudad de Tinta

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Camino entre ruinas de papel,
el aire huele a libros que nunca fueron escritos.
Aquí, donde los sabios alguna vez trazaron verdades
con la precisión de sus plumas,
la tinta ahora se derrama en delirios sin nombre,
en bocetos deformados,
de lo que una vez fue el hogar de la palabra.

Soy el último de los magos,
el que aún recuerda los días en que la ciudad respiraba
sabiduría en cada esquina,
en cada murmullo.
Donde el viento traía versos tan puros
que las estrellas descendían para escucharlos.
Hoy, ese viento se llena de susurros obscenos,
de pensamientos que arden y ensucian,
que seducen a las almas que antes se alimentaban del saber.

Veo el fuego que consume las torres,
torres que fueron alguna vez las más altas bibliotecas,
donde los poetas nacían como astros.
Hoy, sus estanterías caen al abismo,
coronadas por lo vulgar y lo grotesco,
por palabras que no construyen, sino que devoran.

Los escribas,
aquellos que trazaban el mapa del entendimiento,
han sido sustituidos por sombras,
por aquellos que han dejado que la lujuria gobierne su tinta,
esclavos de deseos que no comprenden.
Ellos escriben, no con manos, sino con fiebre,
con la pulsión del vacío,
y cada palabra se arrastra, como una serpiente en el fango.

He intentado alzar mi voz,
mi pluma aún fiel a las estrellas,
pero los que buscan la luz ahora son fantasmas.
Nadie escucha a los que aún escribimos sobre el alma,
sobre los cielos que alguna vez cubrieron estas torres.
Mi voz se ahoga en el clamor de mil quimeras,
falsos dioses que gobiernan con promesas huecas.
Ellos, los que elevan los escritos enfermos,
hacen danzar la ciudad al compás de sus deseos.

Esta ciudad,
la gran Ciudad Bibliteca,
nació para ser el templo del conocimiento,
pero ha caído.
Ha sido devorada por lo más bajo,
y en lugar de versos que cantaban al cosmos,
hoy se escuchan jadeos de mentes cautivas,
mentes enloquecidas por el libertinaje de sus propias fantasías.

Escribo, aún,
aunque sé que mis palabras se pierden en el viento oscuro.
Cada letra que trazo es un lamento,
un grito ahogado en este infierno depravado.
Me pregunto,
¿algún día volverá la luz a este lugar?
¿O será siempre la llama del caos
lo único que ilumine estas calles?

Camino solo,
entre estanterías caídas,
con mi pergamino arrugado,
mientras la ciudad arde.
Escribo, sabiendo que no seré leído,
que mi verdad será sepultada
bajo el peso de las mentes enloquecidas
por su propia tinta.




Este poema lo escribi porque en Wattpad, una plataforma que comenzó como una promesa para escritores emergentes, ha sido transformada en un espacio dominado por fantasías absurdas y relaciones tóxicas, reflejando una demanda por parte de audiencias jóvenes que priorizan el entretenimiento instantáneo y las emociones intensas sobre la calidad literaria. La normalización de relaciones abusivas y la falta de filtro en la promoción de este tipo de contenidos no solo afecta la percepción del amor y las relaciones, sino que también limita el desarrollo literario de una generación. Aunque es posible encontrar historias valiosas en Wattpad, estas se ven constantemente opacadas por el contenido distorsionado que prolifera en la plataforma.

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