Se Jodió - Karol G
Me cansé de relacione', no quiero más presione' (no)
Por más que me critiquen, me tienen sin cojones (ey)
Papi, me puse má' mami
Lo sabe Colombia, PR y Miami (ey, ey)La noche caía suavemente sobre el hotel donde la selección se hospedaba. El bullicio de las conversaciones, las risas, y los flashes de las cámaras se mezclaban con la brisa suave que soplaba desde la playa. Todo parecía perfecto, pero dentro de mí, la tormenta de emociones seguía latente. Las redes habían explotado desde mi ruptura, pero no me importaba lo que dijeran. Me importaba estar aquí. Me importaba, sobre todo, él.
Atravesé el vestíbulo, buscando una cara conocida entre todos los familiares y amigos de los jugadores. En medio de la multitud, me choqué con Lucho y su esposa. "Dios mío, ¡qué golazo te mandaste, Lucho!" le dije mientras lo abrazaba, mis palabras cargadas de emoción y tequila.
Gera se acercó con una sonrisa burlona. "Oiga, ¿y a usted qué, mujer? ¿Se la tragó la tierra?" preguntó, mientras me daba una palmadita en la espalda.
"Tal vez las redes," murmuré para mí misma, recordando todo el drama de la ruptura. Terminar una relación en la que todo el mundo me pintaba como la mala y donde el cacho era el pan de cada día no era fácil. Todo el mundo tenía algo que decir, y las redes no ayudaban en nada. Pero esta noche no iba a dejar que eso me afectara. Esta noche era para mí.
Tomé una foto con Lucho y su esposa, y en cuestión de segundos se nos unió Carrascal y James. Nos saludamos, y como siempre, hice mi pose típica en la foto: cuernos y lengua fuera. Todo parecía normal hasta que mis ojos conectaron con los de Richard. Fue como un choque de electricidad. Inmediatamente, mi cuerpo se tensó. Él también se acercó para saludar.
—Tiempo sin verla,—dijo con una sonrisa ladeada, esa que siempre me desarmaba.
—Tiempo sin verlo,—respondí con la misma energía. Su mamá, Sandra, apareció de repente, rompiendo la tensión.
—Hola, mija, justo hoy le preguntaba a Richard por usted. ¿Cómo va con la ruptura?—preguntó ella, con una calidez que me envolvía.
"—Bien, señora Sandra—mentí con una sonrisa. No estaba bien, pero su amabilidad siempre me hacía sentir un poco mejor.
Me di cuenta de que no podía seguir huyendo de Richard esa noche. Cuando nuestros caminos se cruzaban, la atracción era inevitable. Nos sentamos todos en la terraza trasera del hotel, donde la arena parecía extenderse como una playa improvisada. Pronto destapamos un tequila añejo y, tras unos cuantos tragos, empecé a sentirme más relajada. Jhon Durán y yo empezamos a bromear, como siempre, pero no podía quitarle la vista de encima a Richard, quien estaba justo enfrente de mí. Con mis pies juguetones, empecé a frotar sus piernas debajo de la mesa.
Las risas, el tequila, la música, todo nos envolvía, pero había una tensión entre Richard y yo que era imposible ignorar. Cuando me levanté a bailar, él me siguió. Sus manos encontraron su lugar en mis caderas mientras nuestras risas llenaban el aire, y poco a poco, el ambiente se volvía más íntimo. Yo me apegaba a él de maldad, sintiendo cómo su cuerpo reaccionaba ante el mío. Era como si el tiempo se detuviera cuando estábamos juntos.
—Vamos a la pieza,—me susurró al oído, su aliento cálido haciéndome cosquillas en el cuello. Yo reí y, sin pensarlo dos veces, lo seguí. Nos escabullimos entre la gente, subiendo por el ascensor mientras reíamos por cualquier tontería, embriagados tanto por el alcohol como por la tensión sexual.
Cuando llegamos a la habitación, apenas pude contener la risa al casi tropezar. Él se dejó caer sobre la cama, apoyándose en sus brazos, y yo cerré la puerta con cuidado. Mi corazón latía rápido, no solo por el tequila, sino por lo que sabía que venía.