Escapate conmigo

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Escápate conmigo (Remix) - Ñejo

Escápate conmigo donde nadie nos vea
No importa que tu novio sea un gonorrea
Por ti tú sabes que yo cargo la pistola
Dile que siga su camino y que no te joda

Estaba en la discoteca, moviendo las caderas al ritmo de la música mientras James, mi novio, estaba detrás de mí, pegado a mi cuerpo. Sentía cómo sus manos se aferraban a mi cintura, guiando mis movimientos mientras bailábamos.

—James tiene cierto movimiento de caderas —gritó Sánchez entre risas, y los dos nos reímos también.

Me giré, quedando frente a frente con James, y seguimos bailando, más pegados, sintiendo el calor entre nosotros. Él se acercó a mis labios y me dio un beso rápido. Sonreí y seguimos el ritmo, sumidos en nuestro propio mundo.

Después de un rato, el trago hizo su efecto y sentí la necesidad de ir al baño. Me escabullí entre la multitud hasta llegar. Tras lavarme las manos, sentí una mano fuerte que me agarraba del brazo. Me volteé rápidamente, y ahí estaba él: Richard.

—Nos puede ver alguien —le susurré, sorprendida.

—A mí no me importa —respondió, y sin esperar otra palabra, me besó de manera brusca, como si no pudiera resistirse.

Hoy, yo te voy a llevar conmigo
Aunque yo me busque un lío
Se lo dices tú o se lo digo yo
Y ahora el dueño de tu corazón soy yo

El beso me dejó aturdida, pero también me trajo de vuelta a la realidad. Rápidamente me alejé, arreglándome el cabello, y volví al lado de James, quien me esperaba en la mesa con los demás.

Hoy te recojo, donde mismo te recojo to' los días
Tú serás de otro, pero también eres mía
Al principio que tuvieses novio era bobería
Porque, no la quería, pero ahora quiero verla to' los días

Me senté en sus piernas, pero mi mente estaba lejos. Miré de reojo y vi a Richard sentado en su silla, tomando un trago. Su mandíbula estaba tensa, y aunque intentaba disimular, lo veía mirándonos, incómodo. Lucho, su amigo, le dio un codazo, haciéndolo reaccionar.

Cada vez que te veo con el bobo ese
Me encabrona tanto que no soporto que te bese
Hoy te quiero pa mi sola voy a a bajar con la pistola
Un 38. En la cintura que me llegue hasta las bolas
Todos se despedían, y James me llevó a casa. Nos detuvimos frente a mi puerta, y me despedí de él con un pequeño beso en los labios.

—Chao, amor —dije mientras él arrancaba.

Saqué las llaves de mi bolso, pero antes de abrir, llegó un mensaje. Lo leí: "Ya te dejó en la casa."

Mi corazón dio un vuelco. No podía creerlo. Esa vez había jurado que sería la última, que no lo volvería a ver. Pero ahí estaba.

No había ni entrado a la casa cuando vi un carro acercarse a gran velocidad. Mierda, pensé mientras intentaba abrir la puerta rápidamente, pero mis nervios me traicionaban, y las llaves parecían no encajar.

—Ven conmigo —escuché su voz fuerte y clara cuando frenó justo frente a mi casa.

Me volví, viendo a Richard salir del carro y cerrar la puerta con fuerza. Su presencia era imponente.

—No, Richard, era la última. No se va a repetir —le dije firmemente.

—Súbete, será la última vez, te lo prometo —insistió, pero mi determinación no flaqueaba.

—Te dije que no. ¡Basta! —le respondí con más fuerza.

De repente, me agarró del brazo, con la misma urgencia de antes, y me metió en el auto. Cerró las puertas con el seguro de niños, impidiéndome salir. El auto arrancó con una velocidad que me hizo sentir un nudo en el estómago.

—¿A dónde me llevas? —pregunté, el miedo y la adrenalina haciendo que mi voz temblara un poco.

—A donde James no te va a buscar —respondió sin mirarme, concentrado en la carretera.

El silencio se instaló entre nosotros mientras el auto avanzaba. Sabía a dónde íbamos. Había estado allí antes, una vez, en su apartamento, lejos del centro de la ciudad.

Llegamos rápidamente, y cuando quitó el seguro, suspiré con alivio. Salí del auto, cerrando la puerta con fuerza.

—Te juro que esta vez sí será la última —susurró Richard, caminando hacia mí. Sus ojos, llenos de algo que no podía definir, se encontraron con los míos. Era diferente esta vez, menos desesperación, más... algo profundo que no quería admitir.

Se acercó a mis labios, y el beso que siguió no fue brusco ni apresurado. Fue suave, tierno, como si ambos supiéramos que algo había cambiado.

Me separé lentamente, mirándolo con una mezcla de confusión y atracción. Sentía que ya no era solo deseo lo que nos unía. Había algo más profundo, algo que ambos estábamos tratando de ignorar.

Richard sonrió ligeramente, como si entendiera lo que estaba pasando dentro de mí. Tomó mi mano, y caminamos hacia su apartamento. Al entrar, me senté en la cama, mientras él, en silencio, se arrodillaba frente a mí, desabrochando mis tacones uno por uno.

—Tú no te imaginas lo mucho que te quiero —susurró, mirándome a los ojos.

Yo asentí tímidamente, sintiendo un nudo en la garganta.

Richard se deshizo de mi vestido con delicadeza, como si estuviera manejando algo frágil, y luego se quitó su camisa. Sentí su piel contra la mía, el calor de su cuerpo era tan intenso que por un momento, olvidé todo lo demás.

Lo mire a los ojos pasando la mano lentamente por su pecho

Amo cuando haces eso — dijo con la respiración agitada

Y yo me siento mal haciéndolo — respondí

Te prometo que será la ultima vez —

Se restregó contra mi, la parte de su jean y su bulto rozando con mi cuerpo , sus manos grandes acariciando mi piel a través de él encaje que tenía de lencería

Mándale un mensaje de texto de parte de Carlos Crespo
Que te gusta capotear mientras me fumo un crespo
Que me gusta natural, así sin, las tetas hechas
Que me tiene bien bellako pero yo te tengo arrecha

Se quitó los pantalones quedando en bóxer
Se acercó a su mesita de noche , se sirvió un whiskey y se lo tomo mientras me veía , saco de su gaveta un condon y volvió a ponerse encima de mi , me quitó la ropa interior casi de un suspiro

Se que te gusta arriba — hablo volteándome mientras yo quedaba arriba

Se posicionó y me lo metió de un solo , solté un gemido ahogado y empezó a mover

R-..richard– gemí

Él sonrió y me pasó el pulgar metiéndome el dedo en la boca para que lo lamiera

La habitación se llenó de susurros, de respiraciones entrecortadas, pero esta vez no era solo el deseo lo que nos consumía. Era algo más, algo que habíamos estado evitando reconocer por mucho tiempo. Nos movíamos como si fuera la última vez, pero en el fondo, ambos sabíamos que nunca sería suficiente, que esto no se terminaría aquí.

Me levanté de encima de él y me puso en 4 preciono mi cuerpo contra la cama y me agarro de las caderas mientras entraba y salía , él ya estaba sudando demasiado agitado, yo no dejaba de gemir y gemir

Vicio, tú eres mi vicio
Sácame de quicio con esa mujer yo me ajuicio
Vicio, eres mi vicio
Sácame de quicio con esa mujer yo me ajuicio

One shots . Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora