Obsesion

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Obsesión - Maluma

No tengo tu número ni tu celular
Desde aquella noche que fue tan especial
Sentía que éramos tal para cual
Fue algo de momento, eso no estaba en

El ambiente del club nocturno estaba cargado de luces, humo y música que hacía vibrar las paredes. Era sábado, como la mayoría de los sábados, y yo estaba ahí, trabajando como bailarina. Mientras me maquillaba en el camerino, observé mi reflejo en el espejo: un body negro ceñido, tacones altos y mi cabello largo cayendo en ondas suaves sobre mis hombros. Mis ojos color miel resaltaban con el delineado oscuro, y me preparé mentalmente para la noche.

—Ya te toca —me dijo Maura, la encargada, con una sonrisa cómplice.

Asentí y me levanté del tocador, ajustando los últimos detalles antes de salir al escenario. Salomé, mi compañera de baile, me siguió, ambas listas para la siguiente presentación. Las luces del club nos envolvieron, y cuando la música comenzó, nuestros cuerpos se movieron sincronizados, serpenteando alrededor del tubo con precisión. Sentía la mirada de todos los presentes sobre mí, especialmente una mirada intensa que me hacía sentir un escalofrío en la piel.

Y pasa el tiempo y no te puedo olvidar
Solo tengo su aroma, que me hace recordar
Y una linda prenda que dejó en mi sofá
Soy loco y confieso que la quiero encontrar

Al final de nuestra rutina, los aplausos inundaron el lugar. Entramos de nuevo a los camerinos, agotadas pero satisfechas.

Narra Richard

Desde el momento en que ella salió al escenario, no pude apartar mis ojos de su cuerpo. Movía las caderas con una gracia que parecía imposible, y cada gesto estaba calculado para volvernos locos a todos. Me quedé embobado, sin poder apartar la vista de esa chica.

—Venga, ¿se embobó o qué? —me dijo Daniel, dándome un codazo.

—Está muy linda, parce —respondí, aún atrapado en la imagen de ella.

Lucho, uno de los chicos con los que estaba, alzó la mano llamando a Maura, que era una vieja amiga nuestra. Se acercó con una sonrisa amplia.

—¿Qué más? —dijo ella.

—A Richard le gustó esa —señaló Lucho, apuntando hacia la bailarina que acababa de desaparecer tras el telón.

Maura rio, meneando la cabeza. —Uy, lo siento. Ella solo baila.

—¿Y no bailes solos? —preguntó Lucho con una sonrisa maliciosa.

—Nada, lo siento —repitió Maura, manteniendo el misterio con una sonrisa mientras se alejaba.

En ese momento, una mesera se acercó a Maura y le habló al oído. —Todos están preguntando por Dizz.

—¿Dizz? —pregunté, intrigado.

—Así le dicen —respondió Maura mientras desaparecía entre las mesas.

Narración de Dizz

Me dejé caer en el sofá del camerino, exhausta pero relajada. Había terminado mi trabajo en el escenario, pero aún quedaban algunas horas antes de poder irme a casa. Maura se acercó, interrumpiendo mis pensamientos.

—Dizz, todos están preguntando por usted —dijo con una sonrisa traviesa.

La miré con una ceja levantada, intrigada por lo que venía.

—No le gustaría algo privado? —preguntó después de unos segundos, dejando caer la pregunta con cuidado.

—No —respondí con firmeza—. No me voy a acostar con esa gente —dije con una risa, y Salomé, que estaba cerca, soltó una carcajada también.

One shots . Richard rios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora