Epílogo

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La ciudad central del ducado Carmine, Randel.

En el centro de esa ciudad central, en la sala de reuniones del castillo de Randel, en el castillo en el que reside el duque Georg Carmine, en este momento, los tres duques que controlaban la tierra, el mar, y las fuerzas aéreas de este país tenían una reunión.

Primero, en la cabecera de la mesa estaba el señor de este castillo, Georg Carmine.

Este hombre bestia con rostro de león tenía una complexión fornida y musculosa que era evidente incluso a través de su uniforme militar. Él tenía la apariencia de un guerrero que había soportado muchas batallas. Los hombres bestia no vivían más que los humanos, pero incluso a la edad de cincuenta años, no mostraba signos de decadencia. Su sola presencia fue suficiente para hacer que la atmósfera se volviera tensa.

Sentada a la derecha de Georg estaba la almirante de la Marina, Excel Walter. Vestía un kimono que era similar en estilo a los usados en Japón, ella era una hermosa mujer serpiente de mar con cuernos atravesando su cabello azul. Las serpientes marinas eran una raza que era capaz de vivir más de mil años, y ella misma ya había alcanzado una edad de más de quinientos, sin embargo, ella todavía parecía no tener más de veinticinco años. Sin embargo, contrariamente a su apariencia, su jerarquía mostraba toda la experiencia que vino con esos años.

Sentado frente a ella estaba el general de la Fuerza Aérea, Castor Vargas.

Parecía un joven galante, pero los dos cuernos de oni que crecían a través de su cabello rojo, las alas membranosas que crecían de su espalda y la cola lagarto lo marcaron como un medio dragón, un dragonewt. Tenía cerca de cien años; como miembro de una raza que vive hasta quinientos años, todavía era tratado como un joven. Él, también, parecía estar de mal humor.

Mirando a los otros dos, Excel suspiró.

... Yo tenía la impresión de que estábamos reunidos aquí para evitar un innecesario conflicto.

¿Qué, duquesa Excel, le tienes miedo a ese cachorro? —Castor tomó un tono agresivo con Excel.

¿Ha envejecido la alguna vez temida serpiente marina, la duquesa Excel?

Oh, ¿yo? ¿Y quién fue el que intentó seducir a esta anciana hace cincuenta años, hmm? — preguntó Excel.

Urkh.

Además, cuando te diriges a mí, no es 'duquesa Excel', debería ser 'Madre', ¿no es así?

... Verdad.

Con esa refutación juguetona, ella desinfló a Castor.

En verdad, Excel había sido el primer amor de Castor. Tal vez porque había sido incapaz de olvidarla incluso después de que sus intentos fracasaran magníficamente, cuando más tarde había conocido a Accela, su hija, que estaba más cerca de él en edad, se había enamorado de ella a primera vista y se habían casado. En resumen, Castor era el yerno de Excel. Ella no era alguien con quien estuviera en condiciones de discutir y ganar.

Castor, ¿sigues pensando en oponerte al rey? —preguntó ella.

¡Por supuesto! No me importa si es un héroe o lo que sea que quieran llamarlo, ¡ese falso rey usurpó el trono, forzó a la princesa Liscia a un compromiso y se apoderó injustamente del poder de este país! ¡¿Cómo podría servir a un tipo como ese?!

Los únicos que lo dicen así son los nobles investigados por corrupción —lo corrigió.

El rey Albert abdicó por su propia voluntad a favor de ese hombre que, a su juicio, sería un mejor sucesor. La relación del rey con la princesa Liscia también es cercana.

Genjitsushugisha no OukokukaizoukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora