La atmósfera en la biblioteca era tensa, con los ecos del caos aún resonando en sus paredes. Anna, Archyx y los demás entrenadores se agruparon, respirando profundamente mientras preparaban sus Pokémon para lo que se avecinaba.
“¿Qué haremos si los militares entran aquí?” preguntó un entrenador, visiblemente nervioso.
“No podemos dejar que eso pase,” respondió Anna, su determinación brillando en sus ojos. “Si logramos detenerlos aquí, podremos proteger a nuestros Pokémon.”
Justo en ese momento, la puerta de la biblioteca se estremeció con un fuerte golpe. Los soldados estaban intentando abrirla, y el sonido resonaba como un ominoso presagio.
“¡No dejaremos que nos atrapen!” gritó Archyx. “¡Froakie, prepárate!”
Los Pokémon de los entrenadores se alinearon, listos para enfrentar cualquier cosa que pudiera surgir. Chikorita miraba a Anna, mostrando su lealtad, mientras Surskit se movía nerviosamente al lado de Lyra.
“¡Rápido! Carguemos nuestras Poké Balls!” ordenó Anna. “Cualquiera que tenga un ataque potente, prepárese para usarlo.”
Los soldados comenzaron a abrir la puerta con más fuerza, y finalmente, lograron entrar a la biblioteca. Un grupo de soldados uniformados entró rápidamente, armados con Poké Balls en mano, y comenzaron a liberar a sus Pokémon.
“¡Prepárense para atacar!” gritó el líder militar, un hombre robusto con una mirada feroz. “¡Vamos, Machoke! ¡Golpea todo lo que veas!”
Machoke, el Pokémon muscular, salió de su Poké Ball, golpeando el suelo con fuerza. Las vibraciones hicieron temblar las estanterías, y los entrenadores se sintieron momentáneamente desestabilizados.
“¡Rápido, Chikorita! ¡Usa Energibola!” ordenó Anna, su voz resonando con fuerza.
Chikorita reunió energía en su hoja, formando una esfera brillante y la lanzó hacia Machoke. El ataque impactó, pero Machoke se recuperó rápidamente, avanzando con agresividad.
“Machoke, usa Puño Fuego y destruye todo lo que encuentres,” ordenó el líder, su voz autoritaria llenando la sala.
Machoke lanzó un potente ataque, generando llamas que se propagaron por el aire, impactando a los entrenadores y obligándolos a moverse. Anna sintió el calor en su piel mientras el ataque destruía estanterías y libros.
“¡Chicos, cúbranse!” gritó Archyx. “Froakie, usa Burbuja para dispersar las llamas.”
Froakie lanzó un torrente de burbujas que se estrellaron contra el fuego, creando una cortina de vapor que ayudó a los entrenadores a protegerse.
“¡Surskit, usa Hidrobomba!” ordenó Lyra, y su Pokémon de agua lanzó un poderoso chorro que impactó contra Machoke, haciendo que retrocediera.
“¡No dejen que se recuperen!” gritó el líder militar. “¡Todos, avancen! ¡Quiero capturar a esos Pokémon!”
Mientras más soldados entraban a la biblioteca, la situación se volvía cada vez más crítica. Anna, sintiendo la presión, decidió tomar el mando.
“¡Chicos, necesitamos un plan!” exclamó. “Si dividimos nuestras fuerzas, podremos enfrentarlos mejor. Archyx, tú y Lyra distraigan a Machoke mientras yo y los demás nos encargamos de los otros soldados.”
“¡De acuerdo!” respondió Archyx, sintiendo la adrenalina correr por sus venas. “Froakie y yo haremos todo lo posible para detenerlo.”
“¡Vamos, Surskit! ¡Ayudemos a nuestros amigos!” dijo Lyra, mirando a su Pokémon con determinación.
Anna reunió a los otros entrenadores. “Escuchen, necesitamos mantener la calma. Vamos a usar ataques combinados. ¡La unidad es nuestra mayor fortaleza!”
Los soldados comenzaron a avanzar, lanzando Poké Balls para atrapar a los Pokémon de los entrenadores. En ese momento, Anna vio cómo uno de los soldados liberaba un Gyarados de gran tamaño, que rugía con ferocidad al salir.
“¡Gyarados, usa Maremoto!” ordenó el soldado, y una poderosa ola de agua inundó la sala, arrastrando a varios entrenadores y Pokémon.
“¡Chikorita, mantén la guardia! ¡Usa Látigo Cepa para detener a Gyarados!” gritó Anna, tratando de mantenerse firme en medio del caos.
Chikorita extendió sus lianas, intentando atrapar las aletas de Gyarados, pero este se movía con gran rapidez, causando más destrozos a su alrededor.
“¡No podemos dejar que arrase con nosotros!” dijo Archyx, sintiéndose abrumado pero decidido. “¡Froakie, usa Hidrobomba!”
Froakie lanzó un poderoso chorro de agua, golpeando a Gyarados y deteniendo su avance por un instante.
“¡Eso es! ¡Sigue así!” exclamó Anna, sintiendo que su confianza crecía.
“¡Surskit, usa Danza Lluvia! ¡Necesitamos aumentar nuestra velocidad!” gritó Lyra.
El ambiente en la biblioteca comenzó a cambiar de nuevo. Con la lluvia invocada por Surskit, los ataques de los Pokémon de Lyra y Anna se volvieron más rápidos y efectivos.
“¡Machoke, ataca a esos Pokémon de inmediato!” gritó el líder militar, frustrado por los ataques combinados de los entrenadores.
Pero antes de que Machoke pudiera avanzar, Chikorita lanzó otra Energibola, impactando fuertemente y haciendo que el Pokémon cayera al suelo.
“¡Sí! ¡Lo hiciste, Chikorita!” gritó Anna, sintiéndose emocionada por la victoria temporal. “¡No te rindas!”
El líder militar, viendo que sus Pokémon estaban siendo superados, decidió cambiar de táctica. “¡Usen todas las Poké Balls! ¡Atrapen a esos Pokémon ahora!”
De repente, todos los soldados comenzaron a lanzar Poké Balls en un intento desesperado por capturar a Froakie, Chikorita y Surskit. Anna, sintiendo que el tiempo se acababa, gritó: “¡Chicos, ataquen juntos! ¡Necesitamos usar nuestros ataques finales!”
Con determinación, los entrenadores coordinaron sus movimientos.
“¡Chikorita, usa Hoja Afilada!” ordenó Anna.
“¡Froakie, usa Burbuja!” gritó Archyx.
“¡Surskit, Hidrobomba!” exclamó Lyra.
Los ataques se combinaron en un único destello de luz y color, mientras Froakie lanzaba burbujas que se estrellaban contra las hojas cortantes de Chikorita, creando una combinación devastadora que se dirigía hacia los soldados.
El efecto fue inmediato: los soldados fueron forzados a retroceder, y algunos incluso fueron derribados por la fuerza de los ataques. Pero el líder militar no se rindió.
“¡No se detengan! ¡Sigan atacando!” ordenó con furia.
La batalla continuó, con el sonido de las Poké Balls y los gritos de los entrenadores resonando en la biblioteca. Anna sabía que estaban luchando por su hogar y por la libertad de sus Pokémon.
A pesar de la adversidad, sentía que su vínculo con Chikorita y Froakie se fortalecía con cada ataque. Juntos, estaban decididos a resistir y defender lo que era suyo.
Mientras la pelea se intensificaba, una idea brilló en la mente de Anna. “Si podemos utilizar el entorno a nuestro favor, podemos conseguir una ventaja,” pensó. “Debemos hacer que la biblioteca trabaje para nosotros.”
Con renovada energía, Anna se volvió hacia sus amigos y les dijo: “¡Sigan atacando, pero aprovechemos las estanterías! ¡Podemos hacer que los soldados se desorienten!”
Archyx asintió. “¡Entendido! ¡Vamos a usar el terreno!”
Con ese nuevo enfoque, los entrenadores comenzaron a moverse entre las estanterías, utilizando la estructura de la biblioteca para dividir y confundir a los soldados.
La lucha continuó con fervor, pero la esperanza comenzaba a florecer en los corazones de los entrenadores. Sabían que, unidos, podrían resistir ante la amenaza del ejército y proteger a sus Pokémon a toda costa.
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Pokémon: El legado del eclipse
AdventurePokémon: El Legado del Eclipse sigue a Anna y Archyx, una pareja de entrenadores que, al seguir los pasos de un legendario maestro Pokémon, se ven envueltos en la lucha contra una antigua fuerza oscura conocida como el Eclipse. En su viaje, enfrenta...