Capítulo 12: Un Hogar Temporal en la Ciudad Carmesí

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El sol apenas comenzaba a asomarse cuando Anna y Archyx, acompañados por sus nuevos compañeros Bulbasaur y Latios, llegaron a las puertas de la imponente Ciudad Carmesí. Esta ciudad, famosa por su arquitectura roja y su vibrante vida urbana, contrastaba enormemente con los tranquilos pueblos por los que habían pasado anteriormente. Las luces de neón parpadeaban, y el bullicio de los ciudadanos llenaba las calles, dándoles la bienvenida al corazón de la región.

Sin embargo, la mirada de Archyx no estaba centrada en las maravillas de la ciudad. Desde su adopción en el orfanato Pokémon, Latios había permanecido en una condición delicada, apenas mostrando signos de mejoría. A pesar de sus esfuerzos para cuidarlo, el Pokémon legendario seguía agotado, y su cuerpo, aunque algo más estable, aún reflejaba el peso de las batallas pasadas.

“Tenemos que encontrar un lugar donde podamos descansar y cuidar de Latios adecuadamente,” comentó Archyx, mientras observaba al Pokémon flotando débilmente a su lado.

Anna, con Bulbasaur a sus pies, asintió con determinación. “Sí, Latios necesita tiempo y un lugar tranquilo para recuperarse. Además, nosotros también podríamos usar un descanso después de todo lo que hemos pasado últimamente.”

Ambos caminaron por las abarrotadas calles hasta llegar a una plaza central donde se encontraban varios tablones de anuncios. Después de una breve búsqueda, encontraron un cartel que ofrecía departamentos temporales en alquiler.

“Parece que podríamos quedarnos aquí unos días,” dijo Archyx, señalando el anuncio. “Es económico y tiene buenas referencias.”

Anna sonrió, complacida por la idea. “Perfecto. Así tendremos un lugar donde descansar y podemos aprovechar para conocer la ciudad.”

No tardaron mucho en encontrar el edificio donde se encontraba el departamento. Era un edificio alto, con balcones que daban a la plaza central, y una fachada moderna que destacaba en el paisaje urbano. Tras hablar con el propietario, un hombre mayor de cabellos canosos, lograron rentar un departamento en el tercer piso, lo suficientemente espacioso para ellos y sus Pokémon.

“Este lugar es ideal,” comentó Anna, mientras observaba el interior del departamento. Era simple pero acogedor: una sala de estar con un sofá cómodo, una cocina pequeña, y dos habitaciones separadas por un pasillo. Lo más importante para ellos, sin embargo, era que el lugar ofrecía suficiente tranquilidad para que Latios pudiera recuperarse sin interrupciones.

“Vamos a acomodarnos rápido,” sugirió Archyx, mientras dejaba a Latios sobre una cama improvisada hecha de mantas suaves. El Pokémon legendario cerró los ojos lentamente, dejándose llevar por el cansancio. “Latios necesita descansar cuanto antes.”

Mientras tanto, Bulbasaur caminaba curioso por el departamento, inspeccionando cada rincón y jugando con las plantas que decoraban la ventana. Anna, al verlo tan animado, no pudo evitar sonreír. “Parece que Bulbasaur ya se siente como en casa.”

Los días siguientes transcurrieron tranquilos. Archyx se dedicaba a cuidar a Latios con devoción. Cada mañana, lo alimentaba y lo ayudaba a ejercitarse ligeramente, con la esperanza de que poco a poco recuperara su fuerza. Latios comenzaba a mostrar signos de mejoría, aunque su recuperación sería lenta. El brillo en sus ojos, apagado desde que lo encontraron, empezaba a resurgir tímidamente.

Anna, por su parte, aprovechaba las tardes para explorar la ciudad y comprar lo necesario para su estancia. Cada vez que regresaba al departamento, encontraba a Archyx sentado junto a Latios, hablándole con calma mientras lo cuidaba.

“Está mejorando,” dijo Archyx un día, mientras acariciaba la cabeza de Latios. “Puedo sentirlo. Solo necesitamos ser pacientes.”

Anna asintió. “Lo estás haciendo muy bien, Archyx. Latios tiene suerte de tenerte.”

Una tarde, mientras disfrutaban de una cena ligera en el departamento, una noticia en la televisión llamó su atención. En la pantalla, un presentador hablaba sobre los recientes disturbios en la región provocados por los ataques de Valoria, pero lo más inquietante era el rumor de una facción secreta del Team Eclipse que estaba volviendo a surgir.

“¿Otra vez el Team Eclipse?” preguntó Anna, preocupada.

Archyx apretó los puños. “No puedo creer que estén detrás de todo esto. Sabía que no habíamos visto lo último de ellos.”

Anna miró a Archyx seriamente. “Tenemos que estar preparados. No podemos permitir que sigan causando problemas. Pero por ahora, lo más importante es que Latios esté lo suficientemente fuerte como para que podamos enfrentar cualquier cosa.”

Esa noche, mientras la ciudad de Carmesí brillaba con sus luces nocturnas, Archyx y Anna se sentaron en el balcón del departamento, observando el paisaje urbano. Latios flotaba débilmente a su lado, y Bulbasaur descansaba a los pies de Anna, disfrutando de la calma que les rodeaba.

“¿Crees que estaremos listos para lo que venga?” preguntó Archyx, con la mirada perdida en la distancia.

Anna lo miró, con una sonrisa tranquila en su rostro. “Siempre lo estamos. Hemos superado tanto juntos que no hay nada que no podamos enfrentar. Además, con Latios y Bulbasaur a nuestro lado, somos más fuertes que nunca.”

Archyx sonrió, sintiendo una renovada confianza en sus palabras. “Tienes razón. Lo que sea que nos depare el futuro, lo enfrentaremos juntos.”

Con esa determinación renovada, ambos sabían que su estancia en Ciudad Carmesí no solo era un momento de descanso, sino el comienzo de algo nuevo. Las batallas que habían dejado atrás eran solo el prólogo de las pruebas que vendrían, y estaban listos para enfrentarlas, hombro a hombro, con sus Pokémon evolucionando junto a ellos.

La recuperación de Latios estaba en marcha, y con cada día que pasaba, se acercaban más al próximo desafío que el destino les tenía preparado.

Pokémon: El legado del eclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora