Pokémon: El legado del eclipse

Capítulo 39: La Búsqueda en la Ciudad Perdida

El sol apenas asomaba en el horizonte cuando Anna, acompañada de un grupo de poderosos Líderes de Gimnasio, emprendió su travesía hacia la Ciudad Sumergida de Valdria, una antigua urbe olvidada bajo las arenas del desierto. El aire enrarecido y la atmósfera pesada llenaban el ambiente con un aura de peligro. Este lugar, según las leyendas, albergaba los seis sellos restantes del Eclipse, escondidos en lo profundo de un gimnasio abandonado.

Junto a ella iban Brock, el sólido líder de Kanto, Winona, la maestra de los cielos de Hoenn, y Volkner, el estratega eléctrico de Sinnoh. Cada uno de ellos había sido llamado para ayudar en la búsqueda de los sellos debido a su experiencia y habilidades, sabiendo que el destino de la región podría depender del éxito de esta misión.

"Según los antiguos textos, el gimnasio está debajo de esta ciudad", comentó Winona mientras sus ojos barrían el horizonte del desierto. "Pero no será fácil. La ciudad lleva siglos sumergida y corrompida por la oscuridad del Eclipse."

Anna asintió, sus ojos fijos en el horizonte. "Si logramos encontrar los sellos, evitaremos que el Eclipse se apodere de todo. Archyx está contando con nosotros."

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La Ciudad Sumergida

La entrada a la ciudad antigua no era más que una grieta en la tierra, apenas visible entre las dunas. Brock fue el primero en descender, usando su fuerza para despejar los escombros que bloqueaban el camino. "Aquí vamos", dijo mientras arrojaba una piedra a un lado, revelando un túnel que descendía hacia lo desconocido.

Una vez dentro, el grupo se encontró en un laberinto de ruinas, con murallas cubiertas de extrañas inscripciones y pilares derruidos que parecían vigilar sus pasos. La atmósfera era sofocante, y el eco de sus pisadas resonaba en la oscuridad.

Winona soltó a su Altaria, que iluminó el camino con un suave resplandor, mientras Anna llamó a Bayleef para despejar la maleza y las enredaderas que cubrían el suelo.

"Debemos estar cerca", murmuró Volkner, sus ojos escaneando las paredes. "Puedo sentir la energía oscura. Los sellos deben estar aquí, en algún lugar."

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El Gimnasio Abandonado

Tras horas de búsqueda, finalmente llegaron al antiguo gimnasio. A diferencia de los gimnasios modernos, este lugar estaba hecho de piedra oscura y su interior estaba envuelto en penumbras. El emblema de un antiguo equipo de entrenadores cubría las paredes, y las estatuas de antiguos Pokémon legendarios custodiaban cada esquina.

"Este lugar me da escalofríos", admitió Brock mientras liberaba a su Onix para proteger el grupo. "Algo no está bien aquí."

Anna sintió lo mismo. La oscuridad del Eclipse parecía más densa en este lugar, como si algo maligno esperara en las sombras.

En el centro de la sala principal del gimnasio, un altar de piedra se erguía imponente, y sobre él reposaban los seis sellos restantes. La energía que emanaba de ellos era abrumadora. Anna se acercó cautelosamente, pero antes de que pudiera tocar uno de los sellos, las puertas del gimnasio se cerraron de golpe.

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Los Guardianes Oscuros

De las sombras surgieron varios Pokémon, pero no eran criaturas ordinarias. Estos Pokémon habían sido corrompidos por el poder del Eclipse. Un Dusclops, un Aggron y un Toxicroak se interpusieron entre ellos y los sellos, sus ojos brillando con una energía oscura y violenta.

"¡Cuidado!", gritó Winona, mientras ordenaba a su Altaria atacar. "¡Altaria, usa Brillo Mágico!"

El destello de luz impactó en Dusclops, obligándolo a retroceder, pero el Pokémon oscuro no se debilitó fácilmente. Anna liberó a su Bayleef, que rápidamente lanzó un Latigazo Cepa para apartar a Toxicroak, mientras Brock ordenaba a su Onix atacar a Aggron con un poderoso Terremoto.

Volkner, sin perder tiempo, envió a su Luxray para enfrentarse a Dusclops. "¡Luxray, usa Chispazo!" El ataque eléctrico iluminó la sala, golpeando con fuerza al Pokémon fantasma, pero la oscuridad parecía absorber parte del daño.

La batalla fue feroz. Cada Pokémon oscuro luchaba con una fuerza descomunal, como si estuvieran alimentados directamente por el Eclipse. A pesar de eso, el grupo mantuvo su coordinación y poder. Anna dirigió a Bayleef con precisión, usando ataques combinados con Altaria para debilitar a los guardianes uno por uno.

Finalmente, después de una intensa pelea, los guardianes cayeron. El gimnasio quedó en silencio, y los sellos comenzaron a emitir una suave luz.

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La Recuperación de los Sellos

"Lo logramos", dijo Anna con un suspiro de alivio. "Los sellos son nuestros."

Sin embargo, mientras se acercaba al altar, un destello oscuro surgió del centro de los sellos. La energía del Eclipse intentó corromper el aire alrededor, pero Altaria y Bayleef se colocaron frente a Anna, protegiéndola con un escudo de luz.

Volkner sacó una caja especial, diseñada para contener la energía de los sellos. "Rápido, antes de que algo más ocurra."

Con cuidado, Anna y los líderes de gimnasio colocaron los sellos en la caja, sellando su poder oscuro dentro. La energía de la cueva pareció calmarse de inmediato, y el peligro que había estado presente en todo momento comenzó a disiparse.

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El Camino de Regreso

Con los seis sellos en su poder, el grupo abandonó la ciudad sumergida. Aunque la misión había sido un éxito, Anna no podía evitar sentirse inquieta. Habían recuperado los sellos, pero sabía que el verdadero desafío aún estaba por venir.

"Tenemos los sellos", dijo Brock mientras observaban el horizonte del desierto. "Pero, ¿a qué costo? El Eclipse no se detendrá aquí."

Anna asintió, con la caja de sellos bien sujeta entre sus manos. "No importa cuán difícil sea. Detendremos el Eclipse, sin importar lo que venga."

Mientras el sol comenzaba a descender, dejando el cielo teñido de colores anaranjados y púrpuras, Anna y sus compañeros de equipo se preparaban para la próxima etapa de su viaje. Sabían que la lucha estaba lejos de terminar, pero ahora tenían una poderosa ventaja.

Los sellos del Eclipse estaban en sus manos.