Capítulo 24: El Pueblo Abandonado

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Después del inesperado asalto en su hogar, Archyx y Anna decidieron seguir su viaje, esta vez hacia un pequeño pueblo que, según los mapas, tenía un gimnasio Pokémon bastante famoso. Era conocido por su especialidad en Pokémon tipo Eléctrico, pero lo que les intrigaba era la mención de que casi nadie había logrado superar sus desafíos.

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La Llegada al Pueblo

El trayecto fue largo, atravesando montañas y bosques. Pero algo se sintió extraño en cuanto entraron al pueblo. Todo estaba en silencio, un silencio que no era propio de un lugar habitado. Las casas estaban vacías, las calles desiertas, y lo más perturbador: no había ni un solo rastro de vida humana.

“¿Qué está pasando aquí?” murmuró Anna, mirando a su alrededor con una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

Archiwx observaba con detenimiento. Las ventanas de las casas estaban rotas, y parecía que el lugar había sido abandonado apresuradamente. "No lo sé, pero esto no tiene buena pinta. Algo pasó aquí, algo que hizo que todos se fueran."

Latios volaba a su alrededor, su mirada atenta. Greninja también parecía inquieto, moviéndose con cautela. Bayleef y Bulbasaur, aunque tranquilos, no dejaban de observar cada rincón.

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El Gimnasio en la Distancia

Al final de la calle principal del pueblo, una luz brillaba tenuemente. Era el gimnasio, el único edificio que parecía estar aún en funcionamiento. La luz parpadeante de los faroles eléctricos que lo rodeaban daba al lugar una sensación más siniestra de lo que esperaban.

"Creo que ahí es donde debemos ir," dijo Archyx, señalando el gimnasio.

Anna asintió, aunque algo dentro de ella le decía que debía tener cuidado. "Parece que estamos siendo guiados, pero no estoy segura de que esto sea una buena idea."

A medida que se acercaban al gimnasio, notaron que la puerta estaba entreabierta. Un frío viento se colaba desde el interior, y las luces del interior apenas iluminaban los pasillos.

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El Entrenador Siniestro

Cuando cruzaron el umbral del gimnasio, el aire pareció volverse más pesado. Un solo hombre estaba en el centro del campo de batalla. Su figura era alta y delgada, vestido con una chaqueta desgastada y pantalones que parecían haber visto mejores días. Su rostro estaba parcialmente cubierto por una capucha, pero lo que más llamaba la atención era el cuchillo que sostenía en una mano.

“¿Así que ustedes son los siguientes en venir a desafiar este lugar?” dijo el hombre con una voz rasposa y profunda. En su tono había una mezcla de burla y amenaza.

“¿Quién eres?” preguntó Archyx, su mano instintivamente yendo hacia sus Poké Balls. Anna estaba a su lado, ya lista para cualquier cosa.

“Soy el guardián de este pueblo ahora,” respondió el hombre. “Lo que ven aquí es el resultado de aquellos que no fueron lo suficientemente fuertes. Nadie ha salido de este lugar en mucho tiempo.”

El hombre sacó una Poké Ball de su cinturón y la lanzó al suelo con fuerza. De ella emergió un Electivire, pero este no era un Electivire normal. Sus ojos estaban llenos de furia, y su cuerpo emitía chispas de electricidad de una manera descontrolada, casi salvaje. Parecía más una bestia que un Pokémon entrenado.

"Este es mi compañero, y juntos nos hemos asegurado de que nadie pase por aquí sin pagar el precio."

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El Enfrentamiento

Archiwx y Anna sabían que no tenían otra opción. Este hombre no solo representaba una amenaza física con el cuchillo, sino que su Pokémon parecía haber sido llevado al límite, como si su propia naturaleza hubiera sido distorsionada.

"Anna, quédate atrás. Esto podría ponerse feo," dijo Archyx mientras liberaba a Greninja y Latios.

"Ni lo sueñes," replicó Anna, liberando a Bayleef y Bulbasaur.

El entrenador misterioso sonrió de una manera escalofriante. "Veremos si son tan fuertes como dicen ser."

Electivire rugió y se lanzó al ataque con un Puño Trueno, dirigido hacia Greninja. El Pokémon de Archyx se movió con agilidad, esquivando el golpe, pero la electricidad que irradiaba Electivire hacía que incluso estar cerca fuera peligroso.

"¡Latios, usa Psicocarga!" gritó Archyx.

Latios lanzó una poderosa onda psíquica que golpeó a Electivire, pero el Pokémon apenas se inmutó. Estaba tan lleno de energía que parecía ser casi imparable.

"¡Bayleef, usa Rayo Solar!" ordenó Anna, buscando aprovechar la ventaja de tipo.

Bayleef comenzó a acumular energía del sol, pero el entrenador misterioso sonrió de manera perturbadora.

"Es inútil. Mi Electivire es diferente... ha sido alimentado por una furia que no pueden comprender."

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El Poder Desatado

A medida que la batalla continuaba, Electivire se volvía más y más errático. Sus ataques eléctricos se dispersaban por todo el gimnasio, golpeando las paredes y el techo, haciendo que el lugar temblara.

“¡Esto no está bien!” exclamó Anna, preocupada por el comportamiento del Pokémon.

“Tenemos que detenerlo,” dijo Archyx con determinación. "¡Latios, usa Dracoaliento al máximo poder!"

Latios liberó su ataque más fuerte, una ráfaga de energía dracónica que impactó directamente a Electivire. Esta vez, el ataque logró derribarlo, pero no por completo. Electivire se tambaleó, sus ojos aún llenos de rabia.

El entrenador, viendo que estaba perdiendo el control de su Pokémon, comenzó a retroceder, con el cuchillo aún en mano. "Esto no ha terminado... volveré, y cuando lo haga, será peor para ustedes."

Antes de que Archyx o Anna pudieran detenerlo, el hombre huyó del gimnasio, dejando a su Electivire en el suelo, agotado y derrotado.

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La Revelación

Con el peligro fuera, Archyx y Anna se miraron, ambos respirando profundamente. "¿Qué rayos fue eso?" preguntó Anna, aún conmocionada por el enfrentamiento.

“No lo sé,” respondió Archyx, agachándose para observar al Electivire, que ahora parecía más tranquilo, aunque debilitado. “Pero algo extraño está pasando en esta región, y tenemos que averiguar qué es.”

Sabían que este no sería el último desafío que enfrentarían en su camino, pero algo más oscuro estaba detrás de todo lo que había ocurrido en ese pueblo.

Pokémon: El legado del eclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora