Capítulo 25: El Pokémon Herido

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El gimnasio, aún lleno de chispas residuales de la batalla, estaba en silencio. Electivire yacía en el suelo, jadeando y temblando. Su cuerpo, agotado y dañado por el uso excesivo de su propia electricidad, presentaba quemaduras y heridas severas. Anna y Archyx sabían que no podían dejarlo ahí, aun cuando pertenecía a un entrenador violento que había huido.

“Está muy malherido,” murmuró Anna, arrodillándose junto al Pokémon herido. “No puede seguir así mucho más tiempo.”

Archiwx asintió, preocupado. A pesar de la furia con la que Electivire había luchado, algo dentro de él no podía dejarlo atrás. “Tenemos que llevarlo al centro Pokémon más cercano. No es su culpa estar así... probablemente su entrenador lo forzó a luchar hasta estos extremos.”

Anna acarició suavemente la cabeza de Electivire, que ya apenas respondía. “Tienes razón. No podemos abandonarlo. Vamos, hay que actuar rápido.”

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El Camino al Centro Pokémon

Con rapidez, Archyx y Anna buscaron la Poké Ball que el extraño entrenador había dejado atrás. Aunque era inusual, sabían que capturar al Pokémon de un entrenador sin su permiso era la única opción para poder transportarlo. Después de un momento de duda, Archyx lanzó la Poké Ball sobre el debilitado Electivire, y sin resistencia, el Pokémon fue absorbido.

“Vamos,” dijo Archyx, tomando la Poké Ball en su mano. “El centro Pokémon más cercano está en la ciudad donde nos quedamos. Tenemos que darnos prisa.”

Los dos no perdieron tiempo. Con Latios listo, volaron rápidamente de vuelta hacia la ciudad. El viaje fue rápido pero tenso, con Anna constantemente revisando la Poké Ball para asegurarse de que Electivire aún se mantenía estable.

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El Centro Pokémon

Al llegar a la ciudad, corrieron hacia el centro Pokémon, un edificio amplio y moderno con una enfermera esperándolos en la entrada. Archyx, con la Poké Ball en mano, no perdió un segundo en explicar la situación.

“¡Este Pokémon está herido! ¡Su entrenador lo forzó a luchar en condiciones extremas!” exclamó, entregándole la Poké Ball a la enfermera.

La enfermera Joy asintió, su rostro tenso pero lleno de determinación. “Lo llevaremos inmediatamente a la sala de emergencias. Hicieron bien en traerlo rápido.”

Con rapidez, el equipo médico del centro se llevó la Poké Ball, y en pocos minutos Electivire fue colocado en una máquina de recuperación avanzada. A través de los cristales del dispositivo, Archyx y Anna podían ver cómo el Pokémon recibía atención, con luces parpadeando y varias máquinas monitoreando sus signos vitales.

“¿Crees que estará bien?” preguntó Anna, claramente preocupada.

Archiwx colocó una mano sobre el hombro de su compañera. “Creo que sí. Está en buenas manos ahora.”

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Reflexión en la Sala de Espera

Mientras esperaban noticias del equipo médico, Anna y Archyx se sentaron en la sala de espera. Latios, Bayleef, y Bulbasaur estaban a su lado, claramente sintiendo la tensión de la situación. El silencio reinaba en el ambiente, interrumpido solo por los leves pitidos de las máquinas que trabajaban en la sala de emergencias.

“Me pregunto qué habrá pasado con ese entrenador,” dijo Archyx, rompiendo el silencio. “No es normal que alguien trate así a su Pokémon. Algo lo ha llevado a ese punto.”

Anna asintió, pensativa. “No es el primer comportamiento extraño que hemos visto en esta región. Primero fueron los militares invasores, y ahora esto. Parece que hay algo oscuro sucediendo, algo que está afectando tanto a los entrenadores como a los Pokémon.”

Ambos sabían que Electivire era solo una víctima de algo mucho más grande que aún no lograban comprender.

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La Recuperación de Electivire

Después de varias horas de espera, la enfermera Joy salió de la sala de emergencias. Su expresión era seria pero aliviada.

“Electivire está estable ahora,” anunció. “Sufrió heridas graves debido al uso excesivo de sus ataques eléctricos, y parece que ha estado bajo un estrés constante. Pero con algo de tiempo y descanso, podrá recuperarse completamente.”

Anna soltó un suspiro de alivio, y Archyx asintió con gratitud. “Gracias, enfermera Joy. No podíamos dejarlo así.”

“Sé que fue una situación difícil, pero hicieron lo correcto al traerlo. No sé quién es su entrenador, pero alguien debe responsabilizarse por lo que ha hecho,” dijo la enfermera, su mirada firme.

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Una Decisión Importante

Después de la recuperación inicial, la enfermera Joy les ofreció mantener a Electivire en el centro Pokémon hasta que su entrenador regresara por él, si es que alguna vez lo hacía. Pero Archyx y Anna, después de pensarlo detenidamente, decidieron que no podían simplemente dejar que el Pokémon volviera a manos tan peligrosas.

“Electivire no merece estar con alguien que lo trate así,” dijo Anna con convicción. “Tenemos que hacer algo.”

“Lo sé,” respondió Archyx, mirando la Poké Ball que ahora contenía al Pokémon. “Tal vez podamos encontrar una solución... tal vez podamos ayudar a este Electivire a encontrar su verdadero potencial, esta vez de manera correcta.”

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El destino de Electivire ahora estaba en sus manos, y aunque no sabían qué les esperaba, ambos estaban decididos a que nunca volvería a sufrir. La pregunta ahora era qué harían con el entrenador que lo había dejado en ese estado, y cómo se verían involucrados en los oscuros acontecimientos que envolvían la región.

Pokémon: El legado del eclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora