Capítulo 27: El Equipo de Búsqueda y Rescate

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Después de los tensos eventos en el centro Pokémon, Archyx y Anna no podían simplemente quedarse de brazos cruzados. El Electivire había sido llevado por las autoridades, pero la verdadera amenaza, el misterioso entrenador que lo había abandonado y manipulado, seguía libre. A medida que la pareja reflexionaba sobre los pasos a seguir, Archyx supo que había llegado el momento de usar los recursos que había ganado en el torneo para algo más grande.

“Tenemos que hacer algo más que buscarlo por nuestra cuenta,” dijo Archyx mientras revisaba las notas sobre los ataques en la región. “Este tipo es peligroso y probablemente esté causando más problemas en otros lugares. Con lo que gané en el torneo, podemos organizar un equipo para ayudar a la comunidad y cazarlo de una vez por todas.”

Anna asintió, su determinación igual de fuerte. “No solo encontraremos a ese entrenador, también ayudaremos a la gente que ha sufrido por su culpa. Hay muchos pueblos en esta región que necesitan apoyo, y con lo que tenemos, podemos hacer una verdadera diferencia.”

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Reclutando al Equipo

Con la decisión tomada, Archyx y Anna comenzaron a reclutar a personas con las habilidades necesarias para esta peligrosa misión. Utilizando parte del premio del torneo, contactaron a mercenarios experimentados, algunos especializados en combate Pokémon y otros en tareas de búsqueda y rescate. Querían un equipo bien equilibrado, capaz de lidiar con cualquier desafío que se les presentara.

El primero en unirse fue Cassius, un ex-entrenador de gimnasio de Kanto que había dejado su posición para convertirse en mercenario. Su experiencia con Pokémon tipo Fuego y su destreza táctica lo hacían perfecto para liderar las operaciones más peligrosas.

Después, reclutaron a Elara, una joven con habilidades de rastreo increíbles, capaz de seguir cualquier rastro, ya sea de humanos o Pokémon. Su equipo de Pokémon tipo Planta y Tierra le permitía moverse por cualquier terreno con facilidad.

Junto a ellos, también se unió un veterano llamado Gregor, quien había servido en las fuerzas de seguridad de Hoenn. Gregor no solo era un maestro en defensa personal y combate mano a mano, sino que también era un entrenador experimentado en combates cuerpo a cuerpo entre Pokémon, lo que lo hacía ideal para situaciones de emergencia.

Finalmente, contactaron a Dalia, una entrenadora de la región de Sinnoh especializada en curación y soporte, con un equipo de Pokémon centrados en mantener la seguridad de los demás. Era crucial tener a alguien que pudiera proteger al equipo y curar tanto a Pokémon como a entrenadores.

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Estableciendo la Base

Con su equipo listo, Archyx y Anna comenzaron a planear cómo actuarían. Alquilaron un edificio grande en las afueras de la ciudad, el cual transformaron en una base de operaciones. Era un lugar amplio, con salas de entrenamiento, un centro de comunicaciones, y un área segura donde los miembros del equipo podían descansar y planificar las misiones.

La base no solo serviría para la búsqueda del misterioso entrenador, sino también para ayudar a la comunidad. Se ofrecerían servicios de rescate a aquellos afectados por ataques de Pokémon descontrolados o entrenadores problemáticos. El equipo también se encargaría de evacuar aldeas en peligro y proporcionar suministros a las zonas más afectadas.

Anna, siempre pragmática, supervisó la logística del lugar. “Cada misión debe ser bien calculada,” le explicó a Archyx mientras planificaban su primera operación de rescate. “Necesitamos asegurarnos de que podemos ayudar a la mayor cantidad de gente posible, pero también mantenernos enfocados en nuestra meta principal: encontrar a ese entrenador.”

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La Primera Misión: Un Pueblo en Peligro

No tardaron mucho en recibir la primera alerta. Un pueblo a varios kilómetros de su base había sido atacado por un grupo de Pokémon salvajes que, según los informes, parecían estar fuera de control. Lo más preocupante era que estos Pokémon mostraban comportamientos similares a los de Electivire: ataques descontrolados y una violencia inusual.

“Esto podría ser una pista,” dijo Archyx, mirando los informes con seriedad. “Esos Pokémon podrían haber sido manipulados por el mismo entrenador.”

El equipo no perdió tiempo. Con Latios liderando el vuelo, Archyx y Anna, junto con Cassius, Elara, Gregor y Dalia, se dirigieron hacia el pueblo. Era una pequeña comunidad, rodeada de bosques, y al llegar, vieron el daño que los Pokémon salvajes habían causado. Varios edificios estaban destrozados, y los aldeanos se habían refugiado en un antiguo gimnasio abandonado.

“¡Vamos, rápido!” gritó Cassius, liberando a su Arcanine para despejar el área.

Elara, montada en su Torterra, comenzó a rastrear las huellas de los Pokémon salvajes, mientras Gregor y Dalia ayudaban a evacuar a los aldeanos. Anna y Archyx, por su parte, se encargaron de asegurar la zona, ayudando a controlar a los Pokémon que aún permanecían cerca.

“Estos Pokémon están actuando igual que Electivire,” observó Anna mientras su Bayleef usaba Hoja Afilada para desviar a un Mightyena fuera de control. “Definitivamente están siendo manipulados.”

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Una Sombra en el Horizonte

A medida que el equipo se movía por el pueblo, notaron algo más. Alguien los estaba observando desde la distancia, oculto entre los árboles del bosque cercano. Archyx fue el primero en darse cuenta.

“Anna, hay alguien ahí,” dijo con voz baja, señalando hacia la figura que apenas se distinguía entre las sombras.

Sin dudarlo, Archyx liberó a su Froakie, ahora evolucionado en Greninja, para investigar. Greninja se movió silenciosamente entre los árboles, pero para cuando llegó a la ubicación, la figura había desaparecido. Solo quedó una señal inequívoca: una marca en el suelo, un logotipo antiguo de un equipo desaparecido de entrenadores, el mismo que habían visto en el abrigo del entrenador misterioso en el gimnasio abandonado.

“Es él,” murmuró Archyx, apretando los dientes. “Está cerca. Y sabe que lo estamos buscando.”

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El Camino a Seguir

Con el pueblo seguro y los aldeanos a salvo, el equipo regresó a la base para analizar lo que habían encontrado. Ahora tenían pruebas claras de que el misterioso entrenador estaba siguiendo sus pasos y que los Pokémon descontrolados eran parte de su estrategia para sembrar el caos en la región.

“Este es solo el comienzo,” dijo Cassius mientras analizaba el logotipo. “Estamos en el camino correcto, pero no será fácil.”

Anna, siempre firme, miró a Archyx y al equipo. “Lo encontraremos. No importa cuánto tiempo lleve o cuántas misiones tengamos que hacer. Vamos a asegurarnos de que ningún Pokémon vuelva a sufrir bajo sus órdenes.”

Con su equipo ahora en marcha, Archyx y Anna sabían que el verdadero reto apenas comenzaba.

Pokémon: El legado del eclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora