Capítulo 11: Un Nuevo Comienzo en el Orfanato Pokémon

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Tras la inquietante batalla contra el misterioso entrenador del Team Eclipse, Anna y Archyx continuaron su camino por la región, buscando nuevas experiencias y respuestas sobre los extraños eventos que parecían cernirse sobre ellos. Sin embargo, las recientes batallas habían sido intensas, y ambos sentían que era momento de hacer una pausa. Decidieron viajar a una tranquila aldea que quedaba cerca de Ciudad Verde, un lugar conocido por su naturaleza pacífica y sus hermosos paisajes.

Durante su estancia en la aldea, Anna escuchó a unos lugareños hablar sobre un orfanato Pokémon en las afueras del pueblo. “Dicen que muchos Pokémon sin entrenadores viven allí,” explicó uno de ellos. “Es un lugar seguro para Pokémon que han perdido a sus dueños o que fueron abandonados.”

Intrigada, Anna compartió la información con Archyx mientras caminaban juntos hacia la plaza del pueblo. “Creo que deberíamos visitar ese orfanato,” sugirió ella. “Podríamos ayudar a esos Pokémon y, quizás, adoptar uno. No solo sería bueno para nosotros como entrenadores, sino que también estaríamos dando una segunda oportunidad a un Pokémon que lo necesite.”

Archyx levantó una ceja, un poco sorprendido por la idea. “Adoptar un Pokémon, ¿eh? No lo había considerado, pero suena bien. Además, después de todo lo que hemos vivido últimamente, podríamos usar un nuevo compañero para nuestras aventuras.”

Anna sonrió, complacida de que Archyx estuviera de acuerdo. “¡Exactamente! Además, siempre es genial conocer a más Pokémon, y sé que les daríamos el hogar que se merecen.”

Con esa idea en mente, se dirigieron al orfanato Pokémon, un edificio modesto rodeado por una amplia pradera donde jugaban varios Pokémon. Al llegar, fueron recibidos por una mujer de mediana edad, la directora del lugar, que llevaba un delantal con imágenes de Pikachu y Togepi. “¡Bienvenidos! Soy la directora, Amelia. ¿Puedo ayudarlos en algo?”

“Escuchamos sobre este lugar y quisimos venir a conocerlo,” explicó Anna. “Nos preguntábamos si podríamos adoptar algunos Pokémon.”

Amelia sonrió con calidez. “¡Por supuesto! Aquí cuidamos de muchos Pokémon que necesitan un hogar. Algunos fueron abandonados, otros simplemente nacieron sin tener entrenadores. Si están interesados, pueden venir conmigo y conocer a algunos de ellos.”

Anna y Archyx la siguieron, mientras ella los guiaba a una sala llena de pequeñas camas para Pokémon. Diversos Pokémon de todas las regiones los observaban con curiosidad. Algunos de los más pequeños corrían y jugaban, mientras otros descansaban, esperando una oportunidad de ser adoptados.

“Pueden tomarse su tiempo y conocer a los que les llamen la atención,” dijo Amelia, observando con cariño a los Pokémon.

Anna se acercó a un pequeño Bulbasaur que estaba jugando con una hoja. El Pokémon levantó la cabeza y la miró con sus grandes ojos curiosos. “¡Mira, Archyx! ¡Es tan adorable!” exclamó ella, acariciando la cabeza del Bulbasaur, que ronroneó suavemente.

Archyx sonrió, aunque su atención fue capturada por un leve sonido proveniente de una de las esquinas más oscuras de la sala. Mientras Anna jugaba con Bulbasaur, Archyx notó una jaula pequeña en la que un Pokémon parecía estar descansando, oculto en las sombras.

Intrigado, se acercó a la jaula. Dentro, un Pokémon legendario que apenas podía moverse lo miraba con ojos apagados, su cuerpo visiblemente debilitado. Era Latios, pero su aspecto era muy diferente al imponente Pokémon que Archyx había visto en libros y relatos. Estaba exhausto, su piel azul oscura casi grisácea por la falta de energía.

“Amelia… ¿qué le pasó a este Pokémon?” preguntó Archyx, claramente preocupado.

Amelia suspiró, acercándose a él. “Ese Latios llegó aquí hace un tiempo, muy herido y débil. Nadie sabe qué le sucedió exactamente, pero sospechamos que fue atrapado en algún conflicto terrible. No ha recuperado su fuerza, y aunque tratamos de cuidarlo lo mejor que podemos, nunca ha encontrado un entrenador que lo adopte. Muchos temen que no pueda recuperarse.”

Archyx miró fijamente a Latios, sintiendo una conexión inesperada. Había algo en los ojos del Pokémon que lo conmovió profundamente. “No debería estar aquí, solo y olvidado,” murmuró. “Quiero adoptarlo.”

“¿Estás seguro, Archyx?” preguntó Anna, acercándose después de escuchar lo que decía. “Es un gran compromiso. Y parece que necesita mucho cuidado.”

“Lo sé,” respondió él, sin dudar. “Pero todos merecen una segunda oportunidad, y creo que puedo ayudar a este Latios a recuperarse. Quiero intentarlo.”

Amelia sonrió, aunque su expresión estaba teñida de preocupación. “Si realmente estás decidido, entonces te lo confiaremos. Latios necesita a alguien que crea en él. Espero que puedas devolverle la fuerza que perdió.”

Con mucho cuidado, Archyx abrió la jaula y extendió su mano hacia Latios. El Pokémon lo miró, y aunque estaba visiblemente agotado, un leve brillo de esperanza pareció cruzar por sus ojos. Lentamente, Latios movió su cabeza hacia la mano de Archyx, aceptando su toque.

“Será un largo camino,” dijo Archyx suavemente. “Pero estoy aquí para ayudarte, Latios.”

Mientras tanto, Anna se había decidido por el Bulbasaur, que ahora saltaba alegremente a su lado, jugando con sus pies. “Yo también lo tengo claro,” dijo con una sonrisa. “Este Bulbasaur es perfecto para mí. Juntos creceremos fuertes.”

Amelia les entregó las Poké Balls de sus nuevos compañeros. “Cuiden bien de ellos. Estoy segura de que con el tiempo, estos Pokémon les mostrarán su verdadero potencial.”

Con Latios y Bulbasaur a su lado, Archyx y Anna salieron del orfanato con una sensación de esperanza renovada. Sus nuevos compañeros representarían no solo un refuerzo en sus batallas, sino también la oportunidad de cuidar y guiar a Pokémon que habían pasado por dificultades.

“¿Crees que Latios se recuperará?” preguntó Anna mientras caminaban por la pradera.

“Lo sé,” respondió Archyx con convicción. “Será difícil, pero vamos a lograrlo juntos. Latios volverá a volar con la majestuosidad que merece.”

Anna sonrió. “Y Bulbasaur y yo haremos todo lo posible por apoyarte. Somos un equipo, después de todo.”

Pokémon: El legado del eclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora