Capítulo 2 [No te metas en mi vida]

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-Narrando Brandon-

Veía desde fuera lo inquieta que estaba Stephanie, no paraba de mirar a todos lados e incluso me miraba a mi desconcertada. La vi salir de la sala y decidí alcanzarla para que me diera una explicación sobre lo que había visto. No era normal la sangre de esa chica e iba a averiguar porque. Cuando logré seguir su paso quise agarrar su brazo pero ella lo esquivo bruscamente.

-¡No me toques! -gritó mientras que la gente nos miraba, se veía incómoda y se marchó enfadada-.

La seguí con la mirada hasta que ví que delante mía apareció Derek, mi mejor amigo, ese chico era una persona increible. Tengo mucha confianza en él pero no sabe de mi secreto... Tenia miedo, igual miedo a que quisiera aprovecharse de mí aunque la verdad estaba feo que pensara eso de mi mejor amigo sabiendo como és.

-¿Ya te dio calabazas la nueva? -rió entre risas-.

-Eres un chistoso Derek -comenzamos a andar para clase-.

-Narrando Brittany (la chica que tanto impactó a Justin)-

Tuvimos suerte, cuando llegamos a clase el profesor no estaba y la verdad mejor. No me apetecía nada dar clase de matemáticas y no porque se me dieran mal, a decir verdad era bastante buena en ello y me gustaba. Justin y yo pasamos parte de la mañana juntos, me agradaba la compañía de ese chico y me reía un montón con él. Estabamos en el jardín cuando lo ví aparecer, sí el insoportable de Cameron, ese que se creía mejor que todos solo por tener dinero, chicas y ser el capitán del equipo de fútbol de la universidad. No nos llevamos bien y cuando vi que se acercaba a nosotros sabía que venía dispuesto a molestarnos.

-Si piensas venir a molestar otra vez, me marcho -me levanté dispuesta a irme pero Cameron me cortó el paso-.

-No vas a irte, simplemente me parece increible el hecho de que tú tengas amigos.

¿Qué si esto era así todos los días? La verdad es que sí, todas las personas nuevas que llegaban a la universidad se alejaban de mi por culpa de Cameron, todas excepto Anne mi fiel y mejor amiga. Estaba preparada para la respuesta de Justin, para escuchar que se iba a ir con Cameron y que ambos se encargarían de arruinarme este nuevo año pero lo que escuché me sorprendió bastante.

-Mira, no se quién eres y la verdad es que tampoco me interesa pero si viniste a molestar ya puedes largarte -se puso delante de mí-.

-¿Me estás vacilando? -ví como Cameron se acercó desafiante apuntó de darle un puñetazo en la cara-.

-No vale la pena Justin, mejor vamonos -agarré su brazo y lo alejé de allí-.

Lo último que quería ahora mismo es que por culpa de ese idiota perdiese a mi nuevo amigo, ese amigo tan guapo que acababa de defenderme como si me conociera de toda la vida.

-Narrando Stephanie-

Cabreada, esa era la única palabra que me rondaba por mi cabeza. Estaba muy enfadada pero no se si conmigo misma o con ese chico, Brandon. ¿Con qué intención me siguió? A lo mejor ya sabía que era un bicho raro y quería decírselo a todo el mundo. No paré de dar vueltas y miles de opciones se venían a mi cabeza, todas sonaban a locura pero a mi en este momento no me lo parecían. Miré la hora y ya iba tarde, tenía que tranquilizarme y concentrarme en mi siguiente clase.

Salí del baño y entré en mi siguiente clase, solo quedaba un sitio. Al lado de un chico con pelo rizado, me senté sin preguntar (algo muy mal educado por mi parte).

-Hola chica nueva, me llamo Austin -tendió su mano-.

-Me llamo Stephanie.

Sí, le dejé la mano en el aire igual que a Brandon pero no quería matarlos. Se que parecía de ser una chica borde y mal educada pero no podía tocarlos, bueno, más bien no podía tocar a nadie a menos que llevara mis guantes puestos.

La clase terminó, me despedí de Austin y comencé el camino hacia mi casa pero me encontré a Brandon justo cuando bajé las escaleras de la puerta principal de la universidad que daban a la calle.

-Escuchame Brandon, podemos llevarnos bien ¿vale?. Solo hazme un favor, deja de seguirme y no te metas en mi vida -me giré para irme un poco molesta-.

-Solo quiero hablar contigo, necesito que me escuches.

Esta bien, esta bien. A fin de cuentas ¿qué perdía por escucharlo? ¿5 minutos?. Tenía tiempo y así por lo menos mañana me dejaría en paz y podría tener una jornada tranquila. Me paré delante de el dispuesta a escuchar lo que tenía que decirme.

-¿Por qué tu sangre salió así?.

Lo mire y me di la vuelta, esto tenía que ser un chiste. Durante toda mi vida nadie se dió cuenta nunca de mi maldición y este chico el primer día lo descubre todo, no podía salir nada bien. Escuchaba que me gritaba pero no quise hacerle caso, no podía mirarlo y mentirle. No me gusta mentir a pesar de que lo hacía constantemente pero era por protegerme.

Llegué a casa y vi a Justin, me acerqué a él muy enfadada por lo que había pasado por la mañana.

-Agradecería que fueras más simpatico con la gente que intenta darnos la bienvenida.

-Traes mala cara, ¿qué te ha pasado?.

-Nada, simplemente se más simpatico la próxima vez.

No me di cuenta de que al lado había una chica, la cual muy guapa por cierto. Acababamos de llegar y mi hermanito ya estaba trayendo a sus amores a casa. Justin era muy protector y un buen hermano, nunca me faltó nada con él pero en cuanto se trataba de chicas... Ay... eso era otro mundo aparte.

-Lo siento, no te ví. Me llamo Stephanie -sonréi-.

-Yo soy Brittany -ví que me devolvió la sonrisa-.

-Bueno los dejo en sus cosas, por cierto Justin pasaré la noche en la biblioteca. Hoy cenas solo.

Me fuí para arriba y me tumbé en la cama pensando en el día de hoy. Me miré la mano y vi como mis dedos soltaban chispas y sobre ellos corría electricidad. Sí, mi maldición era esa. Si tocaba a alguien era capaz de electrocutarlo y matarlo, solo me sentía segura llevando mis guantes pero no quise ponermelos para no parecer un bicho raro. Me quedé dormida del agotamiento pero me levanté justo a la hora que quería para irme a estudiar.

Bajé las escaleras corriendo y sonreí mirando a Justin.

-¿Nuevo amor? -cogí una manzana-.

-¿Qué? No, no... -lo noté nervioso-.

-Era broma, pero si te empieza a gustar no la trates como a las demás. Se ve buena chica -le dí un beso en la mejilla y salí-.

No podía ser, otra vez ese chico y esta vez en la puerta de mi casa. Esto parecía acoso.

Special GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora