Capítulo 7 [Líos amorosos]

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-Narrando Stephanie-

Ví que alguien coló una nota debajo de la puerta de mi casa, la cogí y la leí.

"Te espero en el lago a las 9".

Sonreí pensando en Austin, realmente estaba teniendo paciencia por mí. Miré la hora y quedaba poco para las 9 así que subí feliz a cambiarme y en menos de media hora ya estaba lista.

Llegué puntual a la cita y cuando escuché unos pasos me giré ilusionada pero se me cambió la cara cuando vi quien era.

-No sabía que tenías tantas ganas de verme -ví como Brandon sonreía-.

Hay que admitir que me desilusioné un poco porque pensaba que sería una sorpresa de Austin, tonta de mí pensar que me iba a tener paciencia.

-¿Por qué estamos aquí? -le miré extrañada-.

-Quiero que hagamos una cosa.

Agarró mi rostro con mucha ternura y delicadeza, note sus manos frias y rígidas. Sí, ese hombre dentro era todo acero aunque la piel era igual que la mía. Ví que se estaba acercando a mí, lo acabaré matando si se acerca más. Me besó. Me dió mi primer beso, se lo correspondí porque estaba realmente impresionada. Cuando me separé de él me pareció ver a lo lejos a Austin pero no le dí importancia porque todavía estaba en shock por el beso que me dio Brandon y porque no le había matado.

-¿Por qué me has besado?.

-Para que comprobaras que no me mataste -noté que esquivaba el tema pero me dio igual-.

Lo abracé de la emoción y lo volví a besar, pero sin querer. Cuando me dí cuenta me alejé de el mirandole confundida.

Al día siguiente me sentía feliz, ví que Austin no regresó anoche a dormir y la verdad es que eso me extrañó. ¿Qué le había pasado?.

Entré en clase tarde y ví que estaba donde siempre, por lo menos a clase si aparece.

-¿Dónde estuviste anoche? No dormiste en casa.

-¿Quién eres? ¿Mi madre? -noté enfado en sus palabras-.

-No pero yo.. -me interrumpió y vi como se levantó del asiento cabreado, notaba que la clase nos miraba-.

-Me dijiste a mi que no estabas preparada y ayer te ví con este -ví que señaló a Brandon-. Eres una mentirosa, no sabes lo que quieres -noté su mirada de odio y salió de la clase-.

Escuché risas y las miradas de todos los alumnos. Quería que la tierra me tragase. No fue una ilusión, si que estaba Austin allí cuando Brandon me besó. En ese momento apareció mi rescatador, Brandon me cogió la mano y salimos fuera de la universidad.

-¿Por qué me hace esto? -tenía lagrimas en mis ojos-.

-Tranquila... -noté que me acariciaba el pelo-. No sabe lo que dice...

-El nos vió -me separé de Brandon- Necesito hablar con él...

-¿Lo quieres Stephanie?

¿A qué venía esa pregunta? Había sonado a la pregunta de un ex celoso. No le dije nada. No estaba segura de si lo quería, pero me estaba empezando a enamorar de Austin y no iba a dejar que un error lo arruinase todo.

Llegué a casa justo a tiempo, estaba Austin recogiendo sus cosas. Estaba dispuesto a irse.

-¿Podemos hablar?.

-No creo que quiera escucharte -sin dejar de guardar sus cosas-.

-No tienes que irte, puedes quedarte aquí el tiempo que necesites -intenté acercarme a él-.

-¿Para qué? -ví que me miraba a los ojos- ¿Para ver como traes todos los días a Brandon a tu casa? -se acercaba más a mí- ¿Para ver cómo la chica que amo besa a otro?.

-¿Tú me quieres?.

-Mucho, me enamoré de tí como jamás lo he hecho de nadie pero tu ya tienes otros planes con él.

Caramba, eso si era una declaración de amor en toda regla. No sabía que estaba enamorado de mí y la verdad... Yo también lo estaba pero somos diferentes. ¿Qué clase de pareja seríamos si no puede tocarme? Esto no tenía ningún futuro.

-Yo no elegí ser así, yo quiero ser normal.

-No digas estupideces Stephanie, eres normal -ví que cerraba su maleta-.

-Lo siento... -susurré-. Me encantaría poder besarte, abrazarte, dormir contigo... pero no puedo.

-Hazlo -intentó agarrar mis manos pero las aparté-.

-No me toques Austin.

-Narrando Anne-

Llevaba una semana sin Derek y la verdad era agradable. Estaba tomandome un café cuando escuché la puerta y lo que ví me sorprendió. Era Derek, totalmente destrozado. Estaba llorando sujetando el móvil con la mano, me hice a un lado para que pasara.

-Dios mio, ¿Qué te ha pasado?.

-Mis padres han muerto... Me lo acaban de decir. -cayó al suelo sin dejar de llorar-.

Me pusé enfrente de él abrazandolo, no podía creerme lo que le acababa de pasar. A él no.

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