Ava Delacroix a sus 21 años es una talentosa bailarina deseosa de conocer mundo y acabar dedicándose a lo que más ama; el baile. En su último año en la prestigiosa Academia de Música y Danza de Londres, deberá hacer una obra teatral junto con sus co...
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«Esto ya no era solo un contrato para ambos, empezaba a ser algo más»
Ava Delacroix.
Las calles de Roma se deslizaban como una película antigua a través de la ventana del coche, pero Ava apenas registraba su belleza. Su mente vagaba por lugares más oscuros, territorios que intentaba evitar durante el día pero que las pesadillas se empeñaban en traer de vuelta cada noche. Sus ojos, últimamente brillantes y curiosos, reflejaban una sombra de preocupación mientras observaba distraídamente el paisaje italiano.
"Te encontraré".
Las palabras de su última pesadilla resonaban en su cabeza como un eco interminable. En el sueño, él siempre estaba cerca, acechando en las sombras, esperando el momento perfecto para destruir todo lo que ella había construido. Sus dedos se tensaron involuntariamente sobre la tela de su vestido, arrugándola ligeramente.
La idea de contarle a Tiger se había estado formando en su mente últimamente, creciendo como una semilla persistente. ¿Pero cómo explicarle? ¿Cómo poner en palabras algo que ella misma intentaba olvidar? No quería que la mirada de Tiger cambiara al conocer su pasado, que la compasión reemplazara ese brillo de admiración que tanto le gustaba ver en sus ojos.
Tiger, desde el asiento contiguo, no había dejado de observarla. Notaba la manera en que sus hombros se tensaban ligeramente, cómo su mirada parecía perdida en algún punto distante más allá de la ventana.
—¿Todo bien? —preguntó suavemente, su voz grave rompiendo el silencio del interior del vehículo.
Ava parpadeó, saliendo de su ensimismamiento.
—Sí, claro —respondió, intentando sonreír—. Solo... cansada del vuelo.
Tiger no insistió, pero su mirada dejaba claro que no estaba convencido. En lugar de presionar, señaló hacia la ventana.
—Mira, ese es el Trastevere, uno de los barrios más antiguos de Roma. Hay una pizzería increíble en una de esas calles estrechas. El dueño hace la masa como lo hacía su bisabuelo.
El rostro de Ava se iluminó genuinamente al observar las calles empedradas y los edificios antiguos con sus características persianas de madera y balcones llenos de flores.
—Es precioso —susurró, inclinándose hacia la ventana.
—Y espera a ver la heladería que hay cerca de la Fontana di Trevi. Tienen un helado de pistacho que... —Tiger hizo un gesto de satisfacción con las manos.
—¿Has estado aquí muchas veces? —preguntó Ava, agradecida por la distracción de sus pensamientos oscuros.
—Algunas. Los italianos son socios comerciales importantes, pero nunca había tenido tiempo de disfrutar realmente la ciudad. —Sus ojos se encontraron con los de ella—. Esta vez será diferente.