C U A R E N T A Y D O S | T E A M O 🌂

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«Por favor

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«Por favor... Por favor, no me dejes...»

Tiger Davenport

Las luces fluorescentes del hospital parpadeaban sobre sus cabezas mientras Tiger corría junto a la camilla donde Ava yacía inconsciente. Todo pasaba deprisa delante de él, aunque para Tiger todo iba mucho más lento que nunca. No lograba ver el momento en el que pudiesen ayudarla, en el que pudiese sobrevivir. Cada minuto contaba.

Su mundo entero se había reducido a ese momento, a esos pasos apresurados por el pasillo blanco e infinito. Su camisa, antes inmaculada, ahora estaba teñida de un rojo oscuro que le recordaba que esto no era una pesadilla.

—Ava, todo irá bien... —murmuraba Tiger mientras varias personas del hospital movían la camilla por los pasillos.

La desesperación de sus compañeros, el miedo de perderla, su mejor amiga desesperada tratando de llegar en coche lo más rápido que podía.

El terror se había instaurado en aquel teatro y nadie podría creerse lo que acababa de pasar. Sobre todo Tiger, que creía haberla protegido y ahora todo se había ido en cuestión de segundos. Solo deseaba que estuviese a salvo, volver a esos días que se despertaba en su casa al lado de ella, con una Ava totalmente dormida mientras que él sonreía feliz de tenerla a su lado.

—Por favor —suplicaba mientras corría junto al equipo médico—. Por favor, sálvenla. Es mi novia, tienen que salvarla.

Sus palabras se mezclaban con el ruido de las ruedas de la camilla y las voces técnicas del personal médico que intercambiaba información sobre presión arterial y pérdida de sangre. Tiger no entendía la mitad de lo que decían, pero cada palabra sonaba como una sentencia.

—Mujer de veintidós años con herida de bala en el hombro, pérdida moderada de sangre —escuchaba decir a uno de los médicos.

Las puertas dobles de la sala se acercaban. Tiger sentía que su corazón iba a estallar. No podía perderla. No así. No ahora.

Ava merecía más, mucho más. Acababa de empezar a vivir y haría lo que estaba en su mano para que siguiese siendo así, que disfrutase más que nunca toda su vida. Pero Ava estaba inconsciente, con una herida que quizás le había dado en una zona peligrosa.

—Señor. —Una enfermera de mediana edad se interpuso en su camino—. No puede pasar más allá de este punto.

Tiger, que vio que la camilla continuaba su camino, alejándose Ava de él, desesperado dijo;

—No, no entiende —Tiger intentó esquivarla—. Necesito estar con ella. No puedo dejarla sola.

La enfermera lo detuvo con firmeza profesional.

—Entiendo su preocupación, pero debe dejarnos hacer nuestro trabajo. Los médicos harán todo lo posible por ella.

Tiger observó impotente cómo la camilla desaparecía tras las puertas. Sus piernas temblaban. Se dejó caer en una de las sillas de la sala de espera con su cabeza entre las manos. Las lágrimas comenzaron a caer, silenciosas al principio, luego en sollozos incontrolables.

La Musa Del Magnate [+18] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora