E P Í L O G O 🌂

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«Lo mejor que me había pasado en la vida, fue conocerla»

Tiger Davenport

4 semanas después;

El agua caliente resbalaba por su piel, dibujando caminos sobre la cicatriz reciente en su hombro, nada comparado con las cicatrices más antiguas que tenía en varias zonas de su cuerpo, como en su espalda. Ava cerró los ojos, dejando que el vapor de la ducha de Tiger la envolviera como un abrazo cálido en una noche fría en aquel hermoso y cómodo hogar.

Cuatro semanas habían pasado desde aquella noche que cambió todo.

Recordó la llamada de Vivian Hartley, la directora de teatro más importante de Londres la cual Tiger se la presentó hacía semanas en una gala. La directora la había visto en la obra y la llamó hacia 4 días para que se presentase a una audición dentro de 2 meses, cuando ya estuviese más recuperada para volver a bailar. Le había dicho que tenía un futuro prometedor y aquello la dejó llena de ilusiones. Aunque ahora mismo no podría practicar baile con el hombro como lo tenía. Le tiraba la cicatriz y todavía era muy reciente, por lo esperaba poder estar a la altura el día que tuviese que hacer aquella audición.

Su mano rozó la cicatriz. La marca de su pasado, ahora transformada en un recordatorio de supervivencia. Cada centímetro de su piel contaba una historia. De dolor. De resistencia...

Tiger había insistido en que se quedara en su casa del bosque. Un refugio lejos del mundo, rodeado de árboles centenarios que susurraban secretos antiguos. Un lugar de paz. De sanación.

Y estaba de lo más feliz a su lado.

Recordó el día que lo conoció, como empezaron a quedar y aquel contrato que al principio tenía sus dudas pero que para ella, terminó siendo lo mejor que le había pasado en la vida.

Ya se había acostumbrado a dormir cada noche con él, abrazada a Tiger, después del miedo que él tenía a que ella se quedase sola después de lo que había sucedido. Y al final todo empeoró en el auditorio.

Salió de la ducha, envuelta en una toalla negra, nada que sorprenderle a ella sabiendo que Tiger amaba el color oscuro. La habitación era un santuario de colores oscuros y madera, con alguna luz tenue en la mesita de noche, con la ventana que dejaba ver el bosque nocturno, un lienzo negro salpicado de luna.

Tiger estaba de espaldas. Su espalda musculosa, su perfil contra la ventana. Pantalones de pijama cayendo perfectamente sobre sus caderas. Ava se quedó quieta, admirándolo.

Pero no pudo admirarlo demasiado porque él se giró. Una sonrisa iluminó su rostro, como si ella fuese el único color que le encantaba ver en su vida.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Bien —respondió ella.

Se acercó.

Sus manos sostenían unas llaves con un lazo, cosa que sorprendió a Ava.

—Llevó tiempo queriendo darte esto, pero no he visto el momento... —murmuró Tiger.

Por algún momento el torso musculado de él la despistó, pero enseguida observó el objeto que tenía el magnate entre sus dedos.

Sin entender nada, Ava lo miró a los ojos.

—Lo mejor que me ha pasado... —dijo. —Fue ofrecerte aquel contrato. Aunque fuese para fingir nuestra relación, acabamos siendo pareja realmente. Sin él, nunca te habría conocido.

Las llaves cayeron en las manos de Ava. Confundida.

—¿Qué...? ¿Tiger? —Ava lo miró para preguntarle. —¿Esto es...?

La Musa Del Magnate [+18] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora