La Musa Del Magnate [+18] ✔️

C U A R E N T A | B E L L A 🌂

«Quería que fuese su noche más feliz, que la disfrutase a pesar de los nervios. Pero el miedo me lo llevé yo al final»

Tiger Davenport

Una hermosa joven se encontraba en mitad del escenario, observando el lugar con una mezcla de admiración, asombro y miedo.

En mitad de aquel escenario, frente a tantas butacas en aquel teatro de London Coliseum, se encontraba una Ava a unas horas antes del gran espectáculo de aquella noche, donde daría lugar aquella obra musical de Bella y Bestia. Después de tantos meses de ensayos, luchas internas, miedos y preocupaciones, ahora la bailarina se encontraba observando el lugar tan hermoso y enorme.

La joven no sabía que hacer.

Llevaba meses preparándose, se notaba preparada, llena de ganas de poder demostrar al mundo lo que sabía hacer. Pero sus nervios, su baja autoestima seguían ahí. ¿Y si lo hacía mal? ¿Y si terminaba cayéndose en mitad del escenario?

Había vivido tantas cosas desde que recibió la noticia en aquel enero de que sería Bella en la obra, que noticia podía ni creérselo. No se lo habría esperado ni en sus mejores sueños. Ni siquiera se esperaba salir de Inglaterra y visitar lugares hermosos de Europa, acompañada de un hombre como Tiger.

Observó cada rincón, cada sitio tan amplio y las dudas empezaron en ella. Después de tantos meses de trabajo, ¿merecía la pena? ¿Iba por buen camino? ¿Y que pasaría después de eso? ¿Conseguiría trabajo de bailarina?

Suspiró, totalmente nublada por los pensamientos que estaba teniendo aquel día, horas antes de la obra.

Fue en ese momento que el sonido de unos tacones resonando por el lugar la atrajo a la realidad y al girarse, se encontró con la profesora Bonnet acercándose a la joven.

—Hermoso, ¿verdad? —dijo, mirando el lugar con amor, como si fuese lo mejor de ser bailarina.

Ava la miró y asintió, totalmente nerviosa.

Y aquello, Bonnet lo entendió muy bien.

—Hoy es la noche en el que brillarás por primera vez como protagonista.

La sonrisa de su profesora le daba a demostrar que la veía más que una alumna y una bailarina. Era como si fuese una madre para ella en el mundo del espectáculo y, quizás, no iba mal encaminada. Porque Bonnet estuvo ahí en sus dudas, en sus temores y la ayudó en parte a su miedo escénico. Pero ese miedo nunca se iría del todo, siempre estaría ahí. Aunque por cada espectáculo que daría, ese miedo se iría marchando lentamente.

Y entonces, Ava le preguntó;

—¿Por qué decidiste que yo era la idónea para Bella? No soy como las otras bailarinas.

Dio varios pasos hacia ella, resonando aquellos tacones bajo aquel elegante vestido largo que solía ponerse. Y quedándose frente a frente, susurró;

—Ava, eres una gran bailarina —aclaró. —Tienes un don, una chispa que hace enamorar al público. Eras la idónea, créeme. Y esta noche es solo el prólogo de tu vida de bailarina.