Tom un Beta que se gana la vida siendo espía a medio sueldo es despedido por un accidente que cometió y ahora busca trabajo. Lo único que pudo encontrar fue un puesto como guardaespaldas de un chico que al parecer solo quiere ser protegido por Betas...
Me desperté lentamente, sintiendo que el peso de mi cuerpo era más ligero pero aún con una sensación de agobio en la cabeza. Una migraña, quizás, o algo similar. Me pasé la mano por la cara, tratando de hacer que mi memoria conectara los puntos de lo que había pasado. Todo era borroso, como si las últimas horas estuvieran envueltas en una niebla espesa.
Pero... aún puedo sentir el calor de los toques de Jake.
-¡Jake! -exclamé para mí mismo, sintiendo cómo la culpa me atravesaba el pecho como una puñalada. Maldita sea. ¿Cómo pude actuar así frente a él? Me debe ver como un bicho raro. No, peor... como una escoria que casi lo muerde.
Morderlo. Esa fue una idea estúpida y absurda. El simple hecho de pensar que podría... ¿marcarlo? Yo no soy un alfa, pero en ese momento, se sintió tan real. Esa necesidad era abrumadora, como si fuera algo natural, algo que debía hacer. Pero ahora, en frío, me doy cuenta de lo horrible e incómodo que fue.
- No soy capaz de hacer algo así... -murmuré, cubriéndome la cara con las manos.
Debo encontrar a Jake. Necesito decirle que todo fue un error. Que no sé qué me pasó, pero que yo no soy así, no puedo ser tan mala persona.... pero tal vez no estaría tan equivocado.
Me levanté, tambaleándome un poco mientras mis pensamientos giraban en círculos. ¿Dónde puede estar? De pronto, noté algo en la mesa de la sala: una pequeña nota doblada con esa letra que reconocería en cualquier parte.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al verla, sentí un nudo en la garganta. Es de Jake. Siempre su letra tan... linda. No, espera, formal y elegante. Combina perfectamente con él. Todo en él tiene un toque que parece encajar en su lugar de una manera que yo nunca podría.
Sostuve la nota un momento más, sintiendo la presión en mi pecho. ¿Debería llamarlo? Después de lo que hice, ¿acaso está bien que lo siga viendo? Después de haber tenido todos esos pensamientos asquerosos...
Miro mi mano dañada, la quemadura ya empezando a sanar, pero el dolor sigue presente. Merezco esto, me digo a mí mismo, recordando cada segundo de lo que casi hice. Casi lo ato a mí, queriéndolo marcar, queriendo hacer algo que no tenía derecho a hacer. Jake me dio su confianza, me cuidó... y yo casi lo traiciono con ese impulso salvaje, con una necesidad que no puedo controlar ni entender.
No puedo ni mirarlo a la cara. No después de lo que casi hice.
De repente, el sonido agudo de una llamada interrumpe mis pensamientos. Me tenso de inmediato. ¿Quién será ahora...?
Miro la pantalla. Jake. El nombre brilla en letras claras, pero mi corazón se hunde. Mi cuerpo se paraliza por un momento, la tensión en mis músculos creciendo solo con la idea de que tal vez está llamando para reclamarme. Seguro se dio cuenta de todo, que soy un desastre, que lo que pasó fue raro e inexcusable.