Mi guardaespaldas Es Un Beta (Jake x Tom omegaverse)

Capitulo 20: "Sentido de protección"

Tom sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al escuchar el nombre del jefe. Casi se le cortó la respiración como si lo hubieran atrapado in fraganti haciendo algo indebido.

- ¿.... Q-que Dijiste? N-ni te atrevas a bromear con algo como eso.

Tom sentía como el aire casi se le iba el aire de solo escuchar eso, se sentía casi como si te encuentren saliendo a hurtadillas de la escuela y tus papás te encuentren.

- Te lo digo enserio... El señor Smith dice que tiene algo importante que hablar contigo. —no ayudaba el hecho que la voz del ojiazul fuera más grave que de costumbre. Haciendo tensar aún más a Tom.

No pudo decir nada más pues que sentido tenía, Hunter no sabía nada más de parte de los altos mandos. En su mente rezaba porque no fuera por sus "investigaciones" que había pedido al alfa sobre datos que creía serían importantes.

Suspiro cansado a la vez que cortaba la llamada, no tenía ni las más remota idea que algo así pudiera pasar. Más aún cuando estaba en sus problemas de relación con Jake... ¿Debería decírselo? Después de todo era su pareja y quería tener toda la confianza del mundo con él....

- No... No puedo contarle esto. —Tom murmuró para sí mismo, apretando los puños con fuerza. La sensación de ocultar algo tan grande a Jake lo hacía sentir mal, pero estaba convencido de que era por el bien del peliazul.— Puedo resolver esto solo... Jake no necesita saberlo. No quiero que se preocupe.

Decidido, se tiró en la cama, pero la sensación fría de la soledad lo invadió. Recordó la calidez de Jake la única noche que durmieron juntos, lo reconfortante que fue tenerlo a su lado. Cerró los ojos, intentando calmarse, pero los pensamientos no lo dejaban en paz. Sin darse cuenta, comenzó a caer en un sueño inquieto.

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El pelinegro se encontraba en un oscuro almacén, apenas iluminado por unas pocas luces parpadeantes. El lugar estaba desolado y había un olor a humedad que le hacía picar la nariz. Tom caminaba, casi corriendo, con una expresión de angustia. Buscando algo importante para él.

- ¡Ethan! —gritó, desesperado, mientras su voz resonaba entre los estantes vacíos—. ¡Ethan, ¿dónde estás?!

Su respiración era pesada, y el sonido de sus pasos resonaba como un eco interminable. Tom giró en una esquina y se detuvo en seco al escuchar una voz grave detrás de él.

- No debiste entrar aquí... —susurró una voz profunda y áspera, tan cerca que sintió el aliento en su cuello.

Tom se giró con los ojos muy abiertos, pero antes de poder ver quién estaba allí, sintió un golpe seco en la nuca. El dolor puntiagudo lo atravesó, y todo se volvió negro.

Ya no sentía nada.

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La escena cambió abruptamente. Ahora estaba en otro lugar, una sala iluminada solo por una tenue luz roja. Tom sin polera con las manos y piernas atadas a una silla. La sangre goteaba de su frente. Levantó la mirada, pero su vista estaba borrosa a causa del dolor. Todo lo que podía ver eran sombras moviéndose a su alrededor.

- Reed... —escuchó otra voz, esta vez más suave, más familiar, aunque llena de dolor—. Nunca debiste involucrarte en esto.

Tom intentó enfocar su visión, reconocer a esa persona, pero todo era un caos. La figura se acercó, sus pasos resonando como un martilleo en su mente. Cada paso hacía que su corazón latiera con más fuerza, como si estuviera al borde de un precipicio.

- No... No es verdad —jadeó Tom, intentando levantarse, pero sus piernas no respondían—. Tu no puedes...

- Thomas nunca entiendes ¿No? Nuestros problemas son diferentes... Y tú no perteneces a este mundo. —La figura se inclinó, colocando una mano en el hombro de Tom, apretándolo con fuerza y cortando parte de la soga que lo aprisionaba—. Ahora... Huye mientras puedas... Para nunca más volver, por favor.