El cuerpo de Erick era más cálido de lo que hubiese esperado. Moría por apartarlo de mí, derribarlo de un único empujón. Me vi a mí mismo estrangulando a los raptores con los tentáculos, arrojando a las bestias al otro extremo de la habitación. Ricardo y Edar se incorporarían libres y, poco después, se abriría la puerta por la que entrarían Doménica y Al Sabar a avisarnos que Re Alin ya no existía y el aparato estaba en sus manos. No conseguí imaginar cómo sería después y, pronto, la verdad cayó sobre mí como un manto frío: incluso si todo salía bien, todavía teníamos una larga lista de problemas.
Erick me apretó más contra sí. Escuché el bombeo de su corazón, raudo y violento, propio de un guerrero a punto de entrar al campo de batalla. Los ojos habían dejado de dolerme y, poco a poco, me dejaba caer en los brazos de Erick. El golpe en mi cabeza sólo había sido la culminación de una larga serie de acontecimientos en los que mi integridad se puso en riesgo. Un cosquilleo me recorría las extremidades de arriba abajo, mis piernas se romperían en dos en cualquier momento y los brazos se me caerían. Con lo flojo que sentía el cuello, era muy probable que corriera un destino similar. Casi me reí al imaginar mi cabeza rodando hasta detenerse junto a los raptores, que no dudarían en reducirla a huesos a la menor oportunidad.
⸺No lo voy a soltar hasta que me lo expliquen todo ⸺dijo Erick.
Su voz me llegaba como un eco lejano. Tuve la mala suerte de que me asaltara un mal presentimiento. Si no hubiese sido así, Erick se habría topado con mi campo de fuerza. Aunque... ¿qué tanto habría sido de ayuda? No tardaba en desvanecerse y Erick habría tenido la oportunidad perfecta de atraparme.
¿Qué más daba reflexionar sobre lo que habría pasado? La realidad era que yo me debatía en un estado a medio camino entre la consciencia y el sueño y mis amigos no podían escapar.
⸺Quieres la verdad.
La voz era mía. ¿De dónde salieron las fuerzas necesarias? ¿Por qué era capaz de pronunciar una frase completa? Tal vez me estuviera volviendo más fuerte. Algo similar a la sonrisa se torció en mis labios.
Erick me zarandeó.
⸺¿Tú no estabas...?
⸺La conozco mejor que ellos. Y hasta te la puedo explicar mejor, si es lo que quieres.
De alguna forma, el no estar del todo consciente me ayudaba a esclarecer las ideas. No podía permitirle a mi mente el lujo de perderse. Apreté con fuerza los párpados hasta que me arranqué una punzada de dolor en la cabeza. Esperaba que eso sirviera para mantenerme despierto.
Abrí los ojos y no hubo diferencia alguna. Pensé, por un aterrador segundo, que estaba ciego; sin embargo, las siluetas de todo aquello que me rodeaba se distinguían bastante bien.
El científico volvió a zarandearme. Fue una sorpresa muy grata que mis huesos no se redujeran a polvo.
⸺Pues habla, pequeño imbécil.
Levanté la cabeza. Erick estaba muy cerca de convertirse en un espectro. Tenía la impresión de que había dejado de ser una persona para volverse una fuerza invisible, un ente abstracto más que un ser de carne y hueso.
⸺¿Qué es la verdad? Digo, si puedes definirla, podría dártela.
Escuché un gruñido detrás de mí. Apostaría a que fue Ricardo.
⸺¿De qué hablas?
⸺Somos personajes de ficción, Erick. No eres distinto de nosotros tampoco. Supongo que para otros sería muy difícil de aceptar, pero para mí resultaba bastante normal. Lo supe desde siempre.
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Metaficción II: Destructor de mundos
FantasyHan pasado seis meses desde la amarga derrota de Raised. Pese a haber vencido, los recuerdos de tantas vidas perdidas atormentan a un Ricardo que no cree haber ganado en realidad. Lejos de Daniela y sin noticias de Vleick, un inesperado reencuentro...