Encuéntrame en el 2001 [En proceso]

|Capítulo 11: Todo por un beso|

Alina

Sentí que el tiempo se detenía mientras Kyle sostenía mi muñeca con firmeza. Su mirada se fijó en mis labios, y un nudo comenzó a formarse en mi estómago. ¿Qué estaba haciendo? Yo estaba demasiado sorprendida para moverme. Sus palabras resonaban en mi cabeza como un eco. ¿Hablaba en serio? ¿Iba a besarme?

Kyle dejó escapar un leve suspiro y empezó a cerrar los ojos, inclinándose hacia mí. Su proximidad hizo que mi corazón latiera tan fuerte que sentí que iba a explotar. Yo, en cambio, me quedé petrificada, luchando con una maraña de emociones.

"Esto no está bien", pensé, mientras mis dedos temblaban en un intento de soltarme de su agarre. Por un instante consideré que un beso por una buena causa, como animar al equipo en un partido de fútbol, tal vez no sería tan terrible. Pero entonces, la imagen de Gen cruzó por mi mente como un relámpago.

Gen.

Podía ver su rostro, su sonrisa, y luego la devastación que sentiría si se enterara de esto. Sería como apuñalarla por la espalda. Mi pecho se apretó con culpa.

—¡No! —exclamé, empujándolo con ambas manos y girando la cara bruscamente.

El rostro de Kyle se llenó de confusión, sus cejas se fruncieron y sus labios, que antes estaban a punto de rozar los míos, se quedaron entreabiertos en una mezcla de sorpresa y desconcierto.

—No seas imbécil —dije, molesta, mientras evitaba mirarlo directamente a los ojos. El calor en mi rostro delataba mi frustración—. Vuelve a tus sentidos y juega bien.

Me giré bruscamente, decidida a marcharme, pero Kyle reaccionó rápido y se plantó frente a mí, bloqueando mi camino. Sus movimientos eran ágiles, como si anticipara mi huida, y su mirada estaba cargada de una mezcla de insistencia y algo que no supe identificar del todo.

—Es solo un beso, rayito de sol —dijo, con un tono que bordeaba entre la desesperación y la burla.

Fruncí el ceño al escuchar esas palabras. Su voz tenía un deje suplicante, pero su expresión, con esa sonrisa ladina, me hizo apretar los puños.

—Para mí no es solo eso —respondí, con firmeza en mi tono, aunque mi corazón latía con fuerza en mi pecho.

Kyle ladeó la cabeza, observándome como si intentara leer mis pensamientos. Una sonrisa arrogante apareció en su rostro, y sus ojos brillaron con un desafío que me hizo arder por dentro.

—Yo creo que también quieres —dijo, dejando que esa sonrisa descarada se ensanchara aún más.

Estaba a punto de perder la paciencia, con mis manos ya tensándose en puños, cuando noté una figura detrás de Kyle. Era Silas. Mi respiración se detuvo por un segundo, y retrocedí un par de pasos, tratando de aparentar que nada estaba ocurriendo.

Kyle pareció notarlo e intentó acercarse de nuevo, pero Silas ya estaba a unos metros de nosotros.

—¡Silas! —exclamé, dejando escapar un suspiro de alivio. Mi voz sonó más alta de lo que esperaba, pero no me importó.