Capítulo 18: La Traición del Refugio

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La aparente paz que Rachel había comenzado a experimentar en Dream Academy la mantenía atrapada en una rutina agotadora. Aunque las burlas y el acoso habían cesado, ahora enfrentaba una presión constante por parte de aquellos que la rodeaban. Los gemelos, Jake y Apolo, parecían buscar su atención en cada momento, con sus comentarios y su proximidad casi obsesiva, mientras que la presencia de Hades, con su mirada oscura y actitud dominante, le recordaba constantemente que era una prisionera en su propio entorno. Kris, por otro lado, mantenía su distancia, sumido en una indiferencia que, aunque le daba cierta libertad, también la hacía sentir aún más sola.

Pero esa paz frágil no duraría mucho.

Theo, el único que alguna vez había sido un amigo y un apoyo para Rachel, había comenzado a notar su cercanía con los Winter. La noticia de su salida con Hades y la forma en que ahora pasaba sus días junto a ellos llegó a sus oídos, y la furia que sintió fue imposible de contener. Theo, consumido por los celos y el enojo, se sentía traicionado y, en su desesperación, no pudo evitar buscar a Rachel para enfrentarla.

La encontró sola en el pasillo cerca del gimnasio, y sin mediar palabra, se acercó rápidamente. Su rostro estaba marcado por la ira y la decepción, y sus palabras salieron con un tono que Rachel no le había escuchado nunca.

—¿Qué haces con ellos, Rachel? —gritó, su voz cargada de dolor y resentimiento—. ¿Acaso no entiendes lo que siento por ti? Yo soy el que te ama, no ellos. ¡No ellos!

Rachel se quedó helada al escuchar sus palabras, sin comprender la furia con la que Theo le hablaba. La tristeza y la rabia en su mirada eran tan intensas que apenas pudo procesarlas. Pero en cuanto escuchó sus palabras, sintió cómo el enojo comenzaba a crecer en su pecho, ahogándola.

—¿Estás loco, Theo? —replicó, con una voz que se quebró de indignación—. ¿Qué demonios estás diciendo? ¿Cómo puedes pensar que me uní a ellos por elección? ¿Eres un degenerado o qué?

Su respuesta pareció encender aún más la furia de Theo, quien, sin pensarlo dos veces, levantó la mano y la golpeó. El impacto la sorprendió tanto como el dolor que recorrió su mejilla, haciéndola caer al suelo. Rachel se quedó inmóvil, sosteniéndose la cara con incredulidad, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos por el dolor físico y emocional. Theo, quien parecía estar respirando con dificultad, no dijo una palabra más, y en ese instante Rachel sintió que algo dentro de ella se rompía.

Sin mirarlo, se levantó con dificultad y, sin decir una palabra, salió corriendo, huyendo de él y de todo lo que había representado alguna vez. Su corazón latía desbocado, y la humillación se mezclaba con el miedo y la confusión.

Rachel corrió hasta que sus piernas no pudieron más, buscando algún rincón de la escuela donde pudiera esconderse y llorar en paz. Se refugió en una de las aulas menos transitadas, donde se dejó caer al suelo, sintiendo cómo las lágrimas brotaban con fuerza, como si toda la presión acumulada finalmente hubiera encontrado una salida.

Mientras sollozaba en silencio, escuchó unos pasos acercándose. Alzó la mirada, nerviosa, y vio a un chico que la miraba con preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó, su tono amable y cálido, pero lleno de curiosidad.

Rachel no respondió de inmediato, intentando calmarse mientras aún sentía el ardor en su mejilla. La pregunta resonó en el aire, y ella solo asintió débilmente, preguntándose si había algún lugar seguro en aquel mundo que la rodeaba.

Escalva de los sueños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora