Rachel sentía el peso de las miradas de Sunny y sus amigas mientras la rodeaban, empujándola y lanzando comentarios venenosos. Cada empujón y cada burla eran heridas más, recordatorios de lo vulnerable que se sentía en Dream Academy. Las bromas crueles habían desgastado su resistencia, y cada día parecía que sus compañeros querían llevarla un poco más lejos.
Cuando estaba a punto de caer, las chicas se detuvieron de golpe, sus risas y palabras cesando de inmediato. Rachel, con la respiración entrecortada y los ojos todavía humedecidos, siguió la dirección de sus miradas y vio, al otro lado del jardín, a un grupo de estudiantes que las observaban. Al frente de ellos estaba Hades Winter. Medía casi 1.95 metros, y su físico musculoso y postura firme lo hacían parecer más una figura esculpida que una persona. Su cabello negro, oscuro y ligeramente desordenado, enmarcaba unos ojos grises que parecían hechos de piedra, fríos y calculadores. Hades la miraba con una sonrisa apenas visible, aunque no era amable. Era un gesto lleno de arrogancia y desprecio, como si Rachel fuera poco más que un juego para su entretenimiento.
A su lado estaba su hermano menor, Kris Winter, que, a sus 17 años, poseía una gran espalda y hombros anchos, aunque su complexión era algo menos imponente que la de su hermano. Su cabello negro caía lacio sobre su frente, y sus ojos negros, oscuros como la noche, miraban a Rachel sin un rastro de emoción. Kris era frío, y esa frialdad se reflejaba en cada línea de su rostro; observaba la escena con una expresión calculadora, como si ya estuviera ideando cómo usar la situación a su favor.
Detrás de ellos, los gemelos Jake y Apolo observaban con una mezcla de curiosidad y burla. Jake, el menor, de cabello castaño un poco más largo y ojos azules opacos, tenía una sonrisa altanera, disfrutando del espectáculo. Su personalidad egoísta y retorcida se percibía en cada gesto, y la forma en que cruzaba los brazos mostraba una confianza desmedida. A su lado, Apolo, el hermano mayor, era casi idéntico a Jake, aunque su cabello era más corto y su expresión mucho más calmada. Una ligera sonrisa orgullosa jugaba en sus labios, observando a Rachel como si fuera una pieza más en un tablero que él ya había ganado.
Sunny, al notar la presencia de Hades y los demás, se enderezó de inmediato, intentando recuperar su postura segura. Sin embargo, Rachel se dio cuenta de que incluso ella, tan arrogante y prepotente, trataba a los recién llegados con una mezcla de respeto y sumisión.
—Hades, Kris... chicos, ¿qué hacen aquí? —preguntó Sunny con una sonrisa nerviosa, tratando de sonar casual.
Hades ignoró la pregunta y se acercó a Rachel, sus pasos lentos y calculados. Su altura y físico imponentes hacían que Rachel se sintiera aún más pequeña y vulnerable, y la intensidad en su mirada era un recordatorio constante de que él estaba en control.
—Así que tú eres la famosa becada, —dijo Hades, su tono serio, pero con una pizca de burla—. La chica que cree que puede venir aquí y destacar sin conocer las reglas.
Rachel sintió un nudo en el estómago. La presencia de Hades era abrumadora, y aunque quería mantenerse firme, algo en sus ojos oscuros y en su sonrisa retorcida la hacía sentir indefensa.
Kris, con sus ojos negros y su expresión de hielo, dio un paso al frente, observándola con el mismo interés distante con el que uno miraría un objeto extraño. No sonreía, pero había algo en su mirada que la incomodaba profundamente.
—Vaya, parece que tienes agallas, —dijo Kris, su voz tan fría como su mirada—. Pero te falta entender en dónde estás.
Jake soltó una risita, su tono altanero y su expresión llena de desprecio.
—¿Sabes cómo son las cosas aquí, Rachel? —dijo Jake, disfrutando del poder que su altura y físico le otorgaban mientras la miraba de arriba abajo—. Porque no parece que tengas idea de lo que significa seguir las reglas.
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Escalva de los sueños perdidos
DiversosRachel no recordaba el último día en que se sintió libre. Los pasillos de Dream Academy habían sido su prisión desde el primer momento, pero solo ahora comprendía el verdadero alcance de esa oscuridad. La escuela que había sido su gran oportunidad l...