Capítulo 2: La Primera Herida

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El segundo día de Rachel en Dream Academy comenzó como un déjà vu amargo. Caminaba por los pasillos sintiendo las miradas furtivas y los susurros a su alrededor. Intentó ignorarlos, recordando las palabras de su madre y el peso de la responsabilidad que traía consigo. Estaba allí por algo más que ella misma; su familia había puesto toda su esperanza en ella, y no podía fallarles.

Mientras buscaba su próxima clase, un grupo de chicas la observaba desde la esquina del pasillo. Reconoció a Sunny L'Black, la misma que el día anterior le había dejado claro que no encajaba allí. Al cruzarse con ellas, Rachel intentó pasar de largo, pero una de las chicas se interpuso, bloqueando su camino.

—Vaya, miren quién está aquí, nuestra querida becada, —dijo Sunny, con una sonrisa burlona.

Rachel intentó mantener la calma, recordándose que no debía reaccionar. Cualquier respuesta solo empeoraría las cosas, y Sunny probablemente solo buscaba provocarla.

—¿Qué pasa, no piensas saludarnos? —continuó Sunny, su tono rebosante de condescendencia. —¿O es que ya te crees mejor que nosotras porque obtuviste una beca?

Rachel respiró hondo y mantuvo la vista al frente, tratando de ignorarlas, pero el sonido de sus risas llenó el pasillo, acompañándola como un eco molesto y constante. Los minutos parecían alargarse mientras intentaba ignorar las palabras, los comentarios, las risas. Al final del pasillo, notó que alguien más observaba la escena desde lejos.

Era Theo.

Su expresión era difícil de leer, una mezcla de preocupación y... algo más que ella no pudo identificar. Pero en lugar de acercarse, Theo se quedó dónde estaba, sin intervenir, y Rachel sintió cómo una punzada de soledad se apoderaba de ella.

Con una sonrisa forzada, miró a las chicas una última vez y se apartó en silencio, caminando rápidamente hacia su clase. A medida que se alejaba, las risas se desvanecieron, pero la sensación de desamparo se quedó con ella, como una sombra que la seguía a cada paso.

Al entrar al salón, intentó concentrarse en la lección, ignorando los susurros y las miradas que sentía sobre ella. Pero mientras el profesor hablaba, Rachel no podía evitar sentir que cada palabra resonaba de forma extraña, como si todo a su alrededor fuera parte de un juego cruel que ella apenas empezaba a comprender.

Afuera, una tormenta se formaba en el horizonte, y Rachel no podía sacudirse la sensación de que también se avecinaba una dentro de la escuela.

Después de la clase, Rachel sintió el peso de la tensión en su cuerpo mientras recogía sus libros. La hostilidad de Sunny y sus amigas aún la incomodaba, y el hecho de que Theo había evitado intervenir solo aumentaba su sensación de aislamiento. Justo cuando estaba a punto de salir del aula, alguien tocó su hombro.

—Oye, Rachel, ¿verdad? —le dijo una voz suave pero segura.

Al girarse, vio a una chica de cabello corto y oscuro, con ojos astutos y una sonrisa sincera. Detrás de ella había un chico alto y delgado, con una expresión amable, y una segunda chica de aspecto reservado, pero con una mirada curiosa.

—Sí, soy Rachel, —respondió ella, sin saber bien qué esperar.

—Soy Clara, —dijo la primera chica. Señaló a los otros dos—. Y ellos son Luis y Ana. Hemos visto lo que pasó con Sunny y las demás. Ven, —le hizo una seña para que la siguiera—. Vamos a un lugar más tranquilo.

Rachel dudó un segundo, pero luego asintió. La idea de hacer amigos la alivió un poco, y quizás ellos podrían ayudarla a entender mejor cómo moverse en Dream Academy. Caminaron juntos hacia el jardín trasero, un rincón más apartado de la escuela, donde las voces y risas del edificio apenas llegaban. Clara se sentó en el borde de una fuente y los demás la imitaron.

—Sé que no es fácil al principio, —dijo Luis, con una voz comprensiva—. Pero aquí las cosas tienen... sus propias reglas.

Ana, la chica de mirada reservada, asintió lentamente.
—Sí. No puedes simplemente actuar como si esto fuera cualquier otra escuela. Aquí, todo tiene su propio orden, y la gente como Sunny está solo al principio de la jerarquía.

Rachel los miró, interesada y confundida a la vez.

—¿Jerarquía?

Clara suspiró y miró a sus amigos antes de volver a Rachel.
—Sí, aquí tienes que seguir ciertas reglas si quieres sobrevivir. No están escritas en ninguna parte, pero todos las conocen. Si las rompes... las consecuencias pueden ser muy serias.

Rachel sintió una mezcla de curiosidad y temor, pero asintió, invitándolos a continuar.

—Primero, nunca sobresalgas más que las personas que tienen mayor poder, —dijo Clara—. Por eso Sunny te hizo esa escena hoy. Ella quiere dejar claro que alguien como tú no puede aspirar a destacar por encima de ella, ni mucho menos de los que están más arriba.

Ana la interrumpió suavemente.
—Tampoco mires fijamente a aquellos con más autoridad. Incluso si no lo haces intencionalmente, lo interpretarán como un desafío. Evítalos siempre que puedas.

Rachel tragó saliva, sintiendo el peso de cada palabra. Todo esto sonaba más opresivo de lo que había imaginado.

Luis continuó.
—Nunca debes aspirar a subir en la jerarquía de poder. No tienes dinero, ni apellido, ni conexiones, así que es mejor que te mantengas en tu lugar. Si alguien cree que intentas trepar... bueno, la reacción puede ser violenta.

Rachel sintió un escalofrío al oírlo. ¿Cómo podía una escuela tener reglas tan rígidas y opresivas? Clara la miró con una expresión seria.

—Y nunca, bajo ninguna circunstancia, denuncies o delates a alguien de la jerarquía. No importa lo que veas o escuches. Si delatas a alguien, será tu fin.

Ana añadió, mirando a Rachel con un leve temor en sus ojos.
—Tampoco hables de lo que pasa aquí fuera de la academia. Lo que pasa en Dream Academy, se queda aquí. No hay excepciones.

Luis asintió y bajó la voz como si temiera que alguien los escuchara.
—Hay reuniones de ciertos grupos que no son para todos. No intentes colarte o asistir a reuniones de las jerarquías superiores. Solo terminarás metiéndote en problemas serios.

Clara miró a Rachel con ojos compasivos, pero serios.
—Y, por último, una regla crucial: nunca, nunca contradigas a los que están en la jerarquía. Si ellos dicen que algo es blanco, entonces es blanco, aunque sea negro. Cuestionar o desafiar puede llevarte a una situación que no podrás controlar.

Rachel se quedó en silencio, asimilando todo lo que acababa de escuchar. Sentía que cada regla le quitaba un poco más de aire, como si el mundo en el que acababa de entrar estuviera cubierto de sombras cada vez más densas. No solo estaba sola, sino que estaba atrapada en un juego que apenas entendía.

—¿Así que así es como funcionan las cosas aquí? —preguntó Rachel en voz baja.

Clara asintió, con un toque de lástima en sus ojos.

—Sí. Y si quieres sobrevivir en Dream Academy, tendrás que seguir estas reglas. Aquí no importa quién eres realmente, sino cómo manejas el poder... o tu falta de él.

Rachel asintió lentamente, mirando el cielo nublado por encima de ellos. No sabía cómo, pero algo le decía que el precio de permanecer allí sería mucho más alto de lo que había imaginado.

Escalva de los sueños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora