Capítulo 9: La Resistencia Silenciosa

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Los días de Rachel en Dream Academy se convirtieron en una cadena interminable de tormento y aislamiento. Hades, Jake, y Apolo habían hecho de ella su blanco, y los estudiantes la miraban de lejos, incapaces o sin deseos de ayudar. Lo que más parecía fascinar a Hades era su capacidad para resistir en silencio. Aunque intentaba mantener la compostura, Rachel sabía que su resistencia no los desanimaba, sino que los motivaba a ir más lejos.

Hades ejercía control absoluto sobre cada aspecto de su vida en la escuela. Siempre se aseguraba de recordarle que no podía desafiarlo sin pagar un precio. En cada encuentro, sus palabras eran afiladas y calculadas, buscaban quebrarla emocionalmente. Se refería a ella como su "juguete" o como "insignificante", y la miraba con una mezcla de desprecio y diversión. La humillación se volvía insoportable, pero Rachel apretaba los dientes y resistía, cada insulto reforzando su determinación de no dejar que él la viera débil.

Apolo y Jake, en cambio, tenían una forma más directa de hacerla sufrir. Rachel solía ser su centro de entretenimiento; disfrutaban empujarla en los pasillos, golpearla de forma aparentemente casual o incluso usar cualquier excusa para lastimarla de otras maneras. Jake encontraba una especie de placer en intimidarla, y en más de una ocasión, en esos meses, no se detuvo en lanzarle una patada o un golpe mientras ella intentaba soportar el dolor en silencio.

En una ocasión particularmente cruel, los gemelos, bajo la supervisión de Hades, llegaron al extremo de colgarla desde el borde del tercer piso, manteniéndola allí solo lo suficiente como para verla al borde del pánico. Rachel podía sentir el vértigo y la amenaza en cada segundo, pero se obligó a mantener los ojos abiertos, mirándolos con firmeza y sin permitir que sus lágrimas cayeran. Aquella fortaleza inesperada parecía desconcertar a Hades, aunque solo por un instante, antes de que la dejaran finalmente en el suelo y se marcharan riendo.

Kris, en cambio, no intervenía de la misma forma. A diferencia de sus hermanos, él no usaba la violencia directa. Su acercamiento era silencioso, una vigilancia constante que la hacía sentir invadida. A menudo, la encontraba sola en algún pasillo, y, sin decir nada, extendía una mano para tocar su rostro o su cabello, como si estuviera examinándola. Su actitud indiferente y enigmática solo intensificaba la sensación de incomodidad y vulnerabilidad que ella ya soportaba, haciendo que cada día en Dream Academy fuera una mezcla de miedo e incertidumbre.

Escalva de los sueños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora