Capítulo 24: La Oscuridad Se Cierra

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Después de la traumática revelación de Hades, Rachel y Michael intentaron seguir con sus días en Dream Academy, aunque ahora la realidad se sentía distinta. La frialdad calculadora de los Winter los rodeaba como una amenaza constante. Michael había pasado las últimas noches sin poder dormir, reviviendo una y otra vez la reunión con Hades y su padre, y las palabras que le habían dejado claro que ahora él y su familia estaban atrapados, sin posibilidad de escapar de la red de control de los Winter. Rachel, por su parte, estaba cada día más desconcertada y asustada. Había llegado a un punto en el que ya no sabía en quién confiar ni qué era seguro.

Un día, mientras caminaba por los pasillos de la escuela, Rachel intentó disimular el temblor en sus manos. Notaba que, cada vez que cruzaba su mirada con cualquiera de los cuatro Winter, un escalofrío le recorría el cuerpo. Sin embargo, hasta ahora, ellos parecían ignorarla, como si apenas existiera. Esto le generaba una extraña mezcla de alivio y ansiedad, ya que sabía que esa aparente indiferencia nunca era gratuita.

Una tarde, mientras buscaba un lugar tranquilo para estudiar, Rachel decidió ir al jardín trasero de la escuela, un rincón menos frecuentado donde las plantas y los árboles formaban una especie de refugio natural. Apenas había abierto su cuaderno cuando escuchó voces familiares acercándose. Se quedó inmóvil al reconocer las risas bajas y las voces de Apolo y Jake. Quiso levantarse y huir, pero antes de que pudiera reaccionar, ambos la encontraron.

—Vaya, mira quién tenemos aquí, —dijo Jake, su tono lleno de burla mientras se cruzaba de brazos y la miraba de arriba abajo.

Rachel intentó mantener la compostura, pero su corazón latía acelerado.

—Solo estoy estudiando, —respondió, tratando de sonar calmada.

—¿Estudiando? —Apolo sonrió, con su habitual expresión tranquila y aquella sonrisa perpetua que hacía imposible descifrar sus intenciones—. Sabes que no tienes por qué ocultarte, Rachel. —Se acercó lentamente, con una calma que la inquietaba.

Jake se acercó también, quedando a su otro lado, y aunque la miraba con su actitud burlona, Rachel podía percibir una sombra de resentimiento en su expresión.

—¿Acaso te da miedo? —Jake murmuró, su tono provocador mientras se inclinaba un poco hacia ella.

Rachel tragó saliva, intentando no mostrar el temor que sentía.

—No tengo miedo, —contestó, aunque su voz sonó mucho más baja de lo que habría querido.

Apolo la miró fijamente, y aunque su sonrisa seguía en su rostro, Rachel percibió un destello de oscuridad en sus ojos.

—Eres inteligente, Rachel. Deberías saber que no puedes jugar a desafiar lo que no puedes controlar, —le dijo con tono suave—. No puedes escapar de nosotros, ¿lo entiendes? Solo es cuestión de tiempo antes de que todo vuelva a su sitio.

Rachel sintió cómo sus manos temblaban y apretó el cuaderno en un intento por calmarse. La presión que ejercían sobre ella era abrumadora, y aunque quería levantarse e irse, no pudo moverse.

—No sé de qué estás hablando, —logró decir, su voz apenas un susurro.

Jake se echó a reír, su risa llena de desprecio.

—No te preocupes, ya lo entenderás, —dijo, antes de alejarse un poco, dejándola sintiéndose aún más atrapada y sin salida.

Desde lejos, oculto entre las sombras de los árboles, Hades había observado todo el intercambio. Aquel juego de manipulación que sus primos mantenían con Rachel le resultaba casi entretenido. La expresión de Rachel, la mezcla de temor y resistencia que ella intentaba disimular, despertaba en él un interés que no lograba comprender del todo. Desde que Michael había intentado desafiarlo, Hades sentía la necesidad de recordarle a Rachel dónde estaba su lugar.

Kris, quien también se encontraba cerca, se acercó a Hades, observando junto a él.

—No puedes dejar de observarla, —comentó Kris en un tono neutro, sin atisbo de reproche ni interés, como si solo estuviera declarando un hecho.

Hades mantuvo la mirada fija en Rachel, quien, al ver que Apolo y Jake finalmente se alejaban, intentaba recomponerse.

—¿Te molesta? —preguntó Hades en tono de desafío.

Kris observó a su hermano por un momento antes de negar con la cabeza.

—No, solo me intriga lo que intentas descubrir en ella, —respondió con voz calmada.

Hades sonrió ligeramente.

—Quiero ver hasta dónde puede soportar antes de quebrarse, —dijo, con una mezcla de frialdad y curiosidad—. Todos tienen un límite.

Kris asintió, y aunque su rostro no reflejaba emoción alguna, sus ojos se fijaron en Rachel por un instante antes de volverse hacia su hermano.

—Solo recuerda, —añadió—, que, si te acercas demasiado, podrías terminar encontrando algo que no esperas.

Sin responder, Hades siguió observando a Rachel desde la distancia.


Escalva de los sueños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora