Capítulo 20: Encuentros Secretos

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Las semanas pasaron, y Rachel sentía cómo su mundo comenzaba a cambiar. La relación que había formado con Michael se volvía cada vez más profunda, cada encuentro con él un oasis en medio del caos. Juntos reían, compartían historias y hablaban de sus sueños en lugares escondidos de la escuela, fuera del alcance de las miradas de Hades, Kris y los gemelos. Por primera vez en mucho tiempo, Rachel experimentaba la dulzura de la libertad y del cariño sincero.

Sin embargo, el miedo la perseguía. Sabía que, si alguno de los Winter descubría su relación con Michael, todo podría complicarse. A pesar de eso, el vínculo con él crecía día a día, y la atracción que sentían se transformaba en un sentimiento mutuo que ambos trataban de esconder.

Cada vez que podía, Rachel escapaba del grupo de los Winter y se encontraba con Michael en el rincón más alejado de la biblioteca o en uno de los jardines más escondidos del campus. Uno de sus lugares favoritos era un pequeño invernadero detrás del edificio principal, donde las plantas colgaban del techo y el aire tenía un aroma suave y fresco que le recordaba la libertad. Allí, Michael siempre la esperaba con una sonrisa, y ella se encontraba a sí misma deseando que esos momentos duraran para siempre.

—Nunca pensé que alguien como tú podría llegar aquí, —le confesó Rachel en uno de sus encuentros, mientras miraba a Michael con un destello de admiración en los ojos.

—¿Alguien como yo? —preguntó él con una sonrisa curiosa.

—Sí. Alguien que... bueno, que ve más allá de las apariencias y las reglas tontas de este lugar, —respondió ella, suspirando y bajando la mirada con timidez.

Michael tomó suavemente su mano, entrelazando sus dedos con los de ella.

—No me importan las reglas ni lo que piense esta gente, Rachel, —dijo en voz baja—. Lo único que me importa es que estés bien.

El corazón de Rachel latía rápidamente, cada palabra de Michael derritiendo sus temores, aunque fuera solo por unos momentos. Pero, tras esos instantes de calma, siempre regresaba a la realidad, y el miedo al castigo de los Winter la hacía escapar del abrazo de Michael antes de que cualquiera los encontrara.

No pasó mucho tiempo antes de que Hades, Kris y los gemelos comenzaran a notar el comportamiento de Rachel. Con cada encuentro secreto, Rachel se volvía más cuidadosa, pero sus ausencias empezaron a levantar sospechas. Los Winter, acostumbrados a tenerla siempre cerca, comenzaron a darse cuenta de que algo extraño ocurría. Notaron cómo Rachel se escabullía y desaparecía por largos periodos de tiempo, regresando a veces con una sonrisa que no podían comprender.

Una tarde, Apolo la interceptó en uno de los pasillos mientras ella se dirigía a uno de sus lugares secretos.

—¿Por qué te escabulles tanto últimamente, Rachel? —preguntó, sus ojos afilados, escudriñándola—. Pensé que sabías que preferimos tenerte cerca.

Rachel intentó calmar su respiración, tratando de disimular el nerviosismo que la invadía.

—Solo necesitaba algo de espacio, Apolo, —respondió, intentando mantener la calma en su tono de voz—. No siempre puedo estar con ustedes.

Apolo la observó en silencio, sus ojos reflejando una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—Deberías recordar que nosotros... tenemos ciertas expectativas sobre ti, —dijo finalmente, su voz cargada de una advertencia implícita—. No creo que te convenga tanto espacio.

Rachel asintió con una sonrisa forzada, y luego, en cuanto Apolo se fue, se apresuró a salir hacia el lugar donde Michael la esperaba. Sin embargo, a partir de ese momento, notó que él la observaba más de cerca.

Escalva de los sueños perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora