Capítulo 34 - San y Per

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Sara

Abro la puerta del coche dejándola como si fuera un escudo que evita las balas de los hombres de delante.

-Déjalos que disparen antes, que gasten sus balas - me dice Enfys - estamos al descubiertos y no podemos ir en su búsqueda sin más.

Miro a nuestro alrededor, estamos al final del valle, claro o como coño se diga, el coche tapando parte del bosque que nos rodea, arboles grandes, con maleza que puede ocultar un cuerpo. Delante el enemigo tapando la salida con coche, es un camino de tierra rodeado de arboles. Sigo analizando todo, los disparos no se cesan y yo sigo metida en el coche.

Vamos, es nuestra oportunidad... ¡DEJAME SALIR DE UNA VEZ! , dice San equipada hasta los dientes.

-Guárdame las espaldas - le digo en lo que rajo mi vestido por mis rodillas y las dejo descubiertas - no me mires así, no me deja moverme como quiero.

Me quito los tacones que llevo y los dejo debajo del asiento. Con el trozo de tela le hago una amarre para sujetar las armas de largo alcance que llevaba Enfys debajo de mi siento en lo que la monto. Todo lo hago bajo su mirada, como si leyera mis intenciones. Asiente y se preprará en su puerta para disparar a los enemigos. Descalza, con les vestido hecho trizas y una cola mal hecha con un trozo de tela, me preparo para salir corriendo dirección al bosque que tenemos detrás.

Mi plan es fácil, recorrer el borde del bosque sin que me vean, y aparecer desde atrás para atacarlos. Me crujo el cuello, y ya no soy sola la que tiene el control de mi cuerpo, ahora es San quien da saltos y gritos de euforia en mi cabeza, odio cuando grita pero eso me ayuda a estar alerta.

-¡AHORA!- grita Enfys empezando a disparar.

Es la señal perfecta para ver como los enemigos se resguardan en el coche y yo corro como en la selva Amazonia, donde me cargué, Nos cargamos pequeña, dice San, ese día fue cuando nací, lo recuerdo como si fuera ayer, suelta un suspiro, tenías apenas nueve años. Que glorioso día.

Ya dentro del bosque puedo divisar la linde que me separa de los enemigos y veo como Enfys dispara sin parar a ellos, cuando ve que ya no estoy a la vista para. No le ha hecho ningún rasguño al coche y menos a ellos.

-Podemos estar así todo el día Coronel - dice uno - porque no sale y nos entrega a la pequeña puta que lo acompaña, no se haga el que no sabe.

No dice nada, solo recarga y ajusta la siguiente arma para disparar y eliminar todo ruido que haga por el camino hasta que rodeo el valle.

Doy lo máximo de mí en cada paso que doy hasta ellos, me rasgo mis piernas, la sangre toma mi cuerpo y esta vez es la mía. No hay dolor cuando San esta al mando, ella no tiene dolor, lo único que reproduce mi mente es como los vamos a degollar y en eso tiemblo de ansias por hacerlo. Ya hemos pasado la mitad del camino, cuando vuelvo a oírlos hablar.

-¿Porque esconde a la pequeña puta coronel? - le dice el otro, con pelo corto cuerpo con equipo de ataque, es rubio sacado del prototipo ruso - la quiere para usted sola, déjenosla solo un rato, necesitamos hacerle algunas preguntas.

La respuesta son más balas, no los deja hablar más, cuando estoy llegando veo el movimiento que intentan hacer y ahora es mi momento de salir cuando me encuentro a 10 metros de ellos. Alzo la primera pistola y le disparo al rapado en el hombro haciendo que caiga adelante, en lo que el otro se gira con el arma en alto y le disparo en la mano para que suelte el arma y en la pierna derecha donde hace el apoyo máximo, haciendo que caiga con su amigo.

-Esta pequeña puta os dará una lección para cuando vaya al infierno a buscaros - les contesto acercándome en ruso.

Se intentan poner de pie con un cuchillo en mano pero se cae el segundo, el primero se vuelve con otra arma en la mano. Forcejeo con él para quitársela pero cae sobre mí, evitando que me mueva. Sujeta mis manos por encima de mí entre mis piernas.

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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